De nuevo Juntos


Capitulo 1




Orgullo herido

Se avecinaba una gran tormenta que amenazaba con caer.

El cielo azul negrecido, le quitaba todo abismo de tranquilidad a la pacifica noche.

El viento sacudía los árboles, la oscuridad de la noche la estaba poniendo más intranquila de lo que ya estaba.

No podía evitar sentir como un sentimiento que se negaba a creer, se negaba a aceptar lo que sentía aún, lo que tanto lloró, lo que tanto sufrió y las lagrimas que mancharon cada noche su almohada gritando desconsolada su propio dolor que no podía reprimir en forma de gotas cristalinas que escapaban involuntarias de sus hermosos ojos...esos tranquilos y tristes ojos.

-Han pasado 6 meses y no consigo olvidarle, que haré Trunks?- le preguntaba a su niño mientras le vestía.

No había tenido ninguna noticia por parte de Vegeta, ni de su estado , si estaba bien o si estaba mal, nada, no sabia absolutamente nada del que fue su amante tiempo atrás.

¿Seguiría vivo? ¿Habría muerto en una de sus tantas peleas o entrenamientos?

Miles de preguntas rondaban por su cabeza a cada hora.

Se prometió a si misma olvidarle, y someterse a su pequeño niño, pero no podía, como negar que le amaba, que cada noche echaba en falta sus caricias, sus besos, su respiración junto a su cuerpo, sus embestidas, sus ironías, sus sarcasmos, lo echaba en falta a él.

Su guerrero...cuanto le echaba de menos.

En mitad del oscuro espacio, una nave hacia acto de presencia, en su interior un malhumorado príncipe estaba soltando gritos de enfado, lamentándose y reprochándose así mismo.

-¿Cómo yo, el príncipe de la estirpe más poderosa de guerreros, puede sentir esta debilidad?- lanzando puñetazos a un enemigo invisible, seguía su discurso.

Algo no le entraba en su cabeza, un sentimiento que se negaba a aceptar.

Él no podía, no debía, no tenia que sentir eso.

-Esto es imposible, solo siento necesidad por su cuerpo, es eso, deseo, necesito jugar con ella un poco mas.-se intentaba engañar a si mismo mientras una sonrisa diabólica se dibujaba en sus labios.

Poco tiempo después una nave aterrizaba en el patio trasero de la Corporación Capsula.

Del interior de la nave, salía un estropeado guerrero, presentando heridas y toda la ropa completamente rota.

Se quedó unos minutos pensativo mirando con determinación, la que tiempo atrás fue su hogar, por mucho que se negara a pensar lo contrario.

Un tanto dubitativo, comenzó avanzar hacia delante dispuesto a entrar.

Pero algo se interpuso en su camino, específicamente una figura femenina marcada por unas curvas que hicieron desviar su atención; Bulma.

Varios minutos de silencio que se hicieron eternos se oponían entre ambos.

Con miedo casi con temor, pero con decisión, Bulma, le reclamó a Vegeta por haber vuelto, cuando ella claramente lo echó de su propia casa.

-¿Qué haces aquí, Vegeta?-Con una expresión de enfado en su rostro, la joven científica le preguntó.

-No creo que deba de darte explicaciones, mujer.- Le respondió él con su mismo tono de voz de siempre, y mirando para otro lado.

-Es mi casa, tengo todo el derecho del mundo a que me expliques que estás haciendo tú aquí.

Vegeta se quedó callado un buen rato, mirando para otro lado como si la cosa no fuera con él.

Se volvió hacía la mujer y sus ojos no pudieron evitar mirar aquella zona que llamaba ligeramente la atención.

Ante sus ojos, una aparentemente enfada Bulma, lucía su hermoso cuerpo, tapado solo con un pequeño vestido que marcaba visiblemente su figura y que dejaba entrever sus pechos, en un profundo escote.

Bulma se dio cuenta de que la vista del príncipe estaba mas abajo de donde debería de estar.

-VEGETA!-gritaba mientras sus mejillas se adornaban de un ligero color rojizo.- ¿Qué diablos estás mirando?

-No grites, mujer.-Decía Vegeta retirando la mirada y tapándose los oídos.- ¿Acaso tengo que repetirte qué mis oídos son muy sensibles?

Sentía una sensación de tranquilidad verlo bien, aparentemente magullado, pero bien. Se sentía tan feliz de tenerlo con ella, aunque lo hubiera echado tiempo atrás.

Se encontraba protegida, como si con el ahí, nada ni nadie pudiera hacerle daño ni a ella ni a su hijo. Tenía tantas ganas de abrazarlo, de besarlo, de acariciarlo de sentirlo con ella, haciéndole sentir viva...

¿Qué era esta sensación que sentía de verla de nuevo?...

Ese cuerpo que tiempo atrás lo hipnotizó, la única que lo hizo sentirse vivo con cada caricia y beso que le daba, su aroma, ese sedoso cabello...la que verdaderamente le hizo sentir algún tipo de sentimiento que no fuera el sexo en sí.

Un momento de silencio se interpuso entre los dos, la situación era algo violenta, ninguno sabía que hacer o que decir.

Se acercó mas a ella y en ese momento Bulma, pensaba que se dirigía a ella, cuando vio que pasó de largo metiéndose directamente en la casa.

A Bulma, no le quedó mas remedio que resignarse a aceptar que no le podría impedir que se quedara allí, después de todo, era el padre de su hijo, y la persona que ella amaba.

-Vegeta...- Dijo en un intento de entablar una conversación con él.

El príncipe solamente la miró sin pronunciar palabra alguna.

Ella tampoco esperaba ninguna respuesta, lo conocía bastante bien como para saber que no le respondería.

-Me alegro de que hayas vuelto.- Le confesó intentando ocultar su emoción al verlo.

-No te ilusiones, mujer, no vine por ti o por el mocoso.-Dijo volviéndose a ella sonriendo cínicamente.-Solo he vuelto por los androides, acabaré con ellos, con Kakarotto y con este estúpido planeta.

-Veo que sigues igual, Vegeta.

-Hump...

Bulma, a pesar de las palabras de Vegeta, podía sentir en su corazón, que no terminaría con el planeta, ni mataría a Goku, y que en parte si le interesaba su hijo y ella.

-Puedes quedarte en tu antigua habitación si quieres, te la prepararé ahora mismo.

-No te he pedido nada.

-Lo sé, pero ya una vez lo hice, y lo volveré hacer.-Le miró a los ojos y prosiguió.-Quédate en mi casa mientras tanto.

-Esta bien mujer, me quedaré, y cuando consiga mi propósito me largaré después de terminar con todo.

Bulma se metió en la casa y se dispuso a preparar la habitación de Vegeta.

Se sentía en un remolino de sentimientos, por una parte estaba inmensamente feliz de que Vegeta hubiera vuelto, y ver que seguía bien que estaba igual que cuando se marcho, aunque por otra parte... no podía evitar recordar que siendo el mismo que hace meses, podría volver a tratarla como aquellas veces.

Había sufrido tanto... estando con él sufría por su indeferencia, y estando sin él, se preocupaba sin saber que estaría haciendo, como estaría y... ¿con quien?

Miles de preguntas se pasaban por su cabeza todas las malditas noches, se preguntaba miles de veces si Vegeta habría buscado en alguien un desahogo, y si ahora sus caricias y sus besos serian de alguien más.

Esa idea la enfermaba de celos, le amaba, le deseaba, le quería, y era el padre de su pequeño hijo, ¿cómo poder hacerse la indiferente ante esa idea?

Era joven, guapo, atractivo y tenia un cuerpo deseable y su carácter fue lo que mas le atrajo a ella, ¿por qué a otra no?

No podía evitar hacerse la desinteresada respecto a ese tema.

Quería demasiado a Vegeta, y sentía tanto miedo a perderle que no sabría que hacer si volvía a irse.

-No puedo permitirme dejar que me humille de nuevo, y menos una débil humana.

El príncipe no podía dejar de recordar todo lo que pasó hace unos meses atrás, como Bulma lo echó de su casa diciéndole que no volviera nunca más, que no quería verle.

Sin embargo, la veía ahora y no podía ver en su cara rastro de rencor. Más bien podría decirse que estaba feliz de verle, podía notar los brillantes ojos de la que fue y siempre será su mujer.

Era capaz de reconocer que Bulma tenía razón para ponerse así, y quizás si fue su culpa por haberle dado ese trato, pero nunca iba a reconocer algo así, no iba con él.

Nunca olvidará la punzada que sintió en el pecho al verla revolcándose con ese insecto de Yamcha.

Y las fuerzas sobre humanas que tuvo que hacer por no matar a ese mal nacido allí mismo, si no lo hizo fue por Bulma, sabía que ese desprecio era su amigo, y que le haría daño si lo eliminaba.

Solo por eso, dejo que ese imbécil conservara su patética existencia.

Ahora las cosas han cambiado, puede notar que Bulma tiene sentimientos por el, es capaz de percibirlos cada vez que la mira a los ojos, y el sabe que por mucho que quiera negarlo no puede estar sin esa mujer escandalosa.

Continuará en el capitulo2

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