El Renacimiento
Personajes: Cora, Bianca, Jess, Alex.
Temática: Vampiro, Suspense, terror.
Era mi tercer año en esta nueva ciudad. La nueva vida que juré comenzar después de mi depresión. Me había prometido a mi misma que iba a cambiar, que una ciudad nueva sería una nueva era que comenzar. Había encontrado amigas con las que salir de vez en cuando y, aunque me resistía, siempre me arrastraban con ellas.
Quedaban dos días para Halloween y tenían preparada la fiesta del siglo, según comentó Bianca. No iba a dejar que me la perdiese, eso seguro. Por mucho que me negara me llevarían. La temática estaba asegurada. Vampiros sería el tema que habrían elegido Bianca y Cora. Iba a ponerme mis mejores galas y a disfrutar de aquella noche, dejaría todos mis problemas atrás.
Esa mañana estabamos preparando los últimos detalles. Yo había ido a recoger mi disfraz de la tienda donde lo compré. Había adelgazado en las últimas semanas por una gripe que cogí y me estaban arreglando el traje para que no me bailara. Camino a "Froskuand" la tienda de disfraces mas famosa de la ciudad tuve un pequeño problema con el coche. No arrancaba y un chico bastante agradable se acercó para auxiliarme. Tenía unos ojos grises que captaban toda mi atención, eran muy curiosos y su pelo destellaba un brillo que predicaba el cuidado que le prestaba. Lo que me llamó la atención fue su piel, tremendamente pálida e increíblemente fría. Cuando por accidente le rocé sentí una descarga eléctrica por todo mi cuerpo y su comportamiento se volvió brusco. Me extrañó que con el clima que teniamos siempre por aquí no estuviese mas moreno.
No dejaba de mirarme y notaba como se ponía nervioso. No lo entendía, yo no solía poner en ese estado a nadie. Me arregló el vehículo y se fue despidiéndose con un simple "que tengas suerte". No pude quitarmelo de la cabeza pero tenía que seguir con los planes acordados con Bianca y Cora. Caí en la cuenta de que no le dije ni mi nombre ni él el suyo. Eramos unos completos desconocidos. Fue una situación violenta. No comprendía como pudo cambiar de comportamiento en unos segundos. Tan pronto fue agradable como borde. El móvil me sacó de mi pequeña burbuja y lo cogí desganada. Era Cora que me recordaba la hora de quedada en casa de Bianca. Yo iría a recogerla y juntas iríamos al punto de encuentro.
Cuando entré en casa de Cora con mi juego de llaves había mucho silencio. Algo raro en ella que siempre estaba haciendo ruidos y gritando como una loca. Subí a su habitación y encontré un charco rojo y un rastro de huellas del mismo color que llevaban a su baño particular. El corazón se me encogió. Su pulsera y cadena favorita estaba en el suelo impregnada de líquido sanguinolento. No podía moverme, sólo gritar. Cuando logré reaccionar salí corriendo directa al baño gritando su nombre con unas lágrimas en los ojos deseosas de salir. Cuando abrí la puerta completamente aterrada me encontré con una Cora muerta.... pero de la risa. La muy petarda me estaba gastando una broma y yo caí de lleno en ella. Estaba histerica pero, a la vez, aliviada. Mi amiga seguía con vida para poder matarla yo por el susto que me había dado.
-¿Te parece bonito esto, Cora?
-Jajajajaja, lo siento no pude resistirme a ver la cara que ponías.
-Casi me da un infarto.
-Venga Jess, no ha sido para tanto.
-¿Qué no? Si hubiese estado embarazada habría abortado.
-Si lo hubieses estado no lo habría hecho.
Me acerqué a ella y la abracé.
-No me hagas esto nunca más.
-Lo siento, sólo estaba bromeando, ya sabes como soy.
-Lo sé. Anda vamos, Bianca nos estará esperando.
Salimos de la casa y nos metimos en el coche de Cora. El mío lo dejé en el taller, a la espera de ser revisado para evitar posibles percances como el de esta mañana. Ibamos disfrazadas, y yo muy incomoda. Bianca se había empeñado en una minifalda muy atrevida que apenas me dejaba respirar. Tenía en la cabeza que en cualquier momento se me vería algo. Cora parecía encantada. Montadas ya en el coche yo iba de copiloto, con la cabeza en otra parte, dando vueltas a mi encuentro de esta mañana, con ese misterioso desconocido que había cambiado rápidamente de humor. Era guapo, la verdad es que si, pero extremadamente oscuro, no podía ver nada de él en su cara. Era inexpresivo, y su trato conmigo, que en un principio fue agradable, se cortó en un segundo. ¿Por qué le molestaría que lo tocase? Fue sin querer evidentemente. Un golpe de Cora en mi muslo me sacó de mis pensamientos.
-¿Te pasa algo por la cabeza, Jess?- Me preguntó mi amiga sin despegar los ojos de la carretera.
-No, es sólo que hoy he conocido a alguien muy extraño.
-¿Te gusta un chico? - Me gritó entusiasmada.
-No. He dicho extraño y conocido, ¿dónde ves tú la palabra gustar?
-¿Cómo era?
-Muy guapo, con los ojos grises y muy pálido.
-Estamos en Halloween, igual es un vampiro. -Dijo estallando en una carcajada.
-Que graciosa.
Nunca había creído en esas cosas. Me hacía gracia cuando en televisión trataban ese tema con tanto entusiasmo. Vampiros... bah. Caí en la cuenta de que hoy iba disfrazada de una vampiresa. "Qué irónico" pensé para mis adentros.
Llegamos a casa de mi amiga. Al bajarnos del coche podíamos escuchar la música que salía de la cochera, lugar donde se iba a celebrar la fiesta. La llamamos a gritos pero no nos escuchaba. Nos metimos dentro con las bolsas que llevábamos para los últimos preparativos de la fiesta: algunas calabazas, caramelos para los niños que pasarían aquella noche y algunas botellas de jarabe de maíz con un poco de colorante. Sería la sangre ideal aquella noche para tres guapas vampiresas como nosotras. Al entrar vimos a Bianca de espaldas a la puerta, hablando con alguien enmascarado. Se la veía contenta y muy animada. Pero no conocíamos al chico que estaba con ella. Nos acercamos y llamamos su atención. Se dio la vuelta y vino sonriendo.
-Que bien que estéis aquí. Quiero presentaros a un nuevo vecino que ha venido al barrio.
-Ya estás ligando otra vez – Respondió Cora con los ojos en blanco.
-Nooo. Es sólo que quiero ser agradable, acaba de mudarse y necesita unos amigos, lo invité a la fiesta para que conociese a gente del barrio.
-Sí, ya... claro.
Nos cogio del brazo a ambas, estando aún con las bolsas y nos arrastró hasta el chico enmascarado. Dejamos los encargos encima de la mesa que estaba al lado y con una sonrisa de oreja a oreja nos pusimos como sumisas al lado de Bianca.
-Alex, te presento a mis amigas Jess y Cora. -Nos presentó como si fuese una gran anfitriona.
-Encantado chicas, es un placer conoceros. - Su voz se me hacía familiar pero no lograba centrarla.
-Igualmente Alex. ¿Cuánto hace que te has mudado? Nos ha dicho Bianca que eres nuevo en el barrio. -Cora siempre era agradable con todo el mundo y lograba sacar el tema de conversación adecuado, eso sí, siempre con una sonrisa en los labios.
-Hará una semana. Vivía al otro lado de la ciudad aunque realmente nunca vivo en ningún sitio, siempre estoy mudandome.
-¿Por qué la máscara? - Pregunté sin darme cuenta.
-Bueno... -Lo pillé desprevenido. - Es una fiesta de disfraces es mi forma de ocultarme.
-Tienes razón.
-Vosotras os habéis disfrazado de algo muy interesante, como son los vampiros.
Yo me salí de la conversación. Me fui a la cocina a preparar el ponche como prometí que haría. Bianca me miró por el rabillo del ojo y me siguió.
-¿Estás bien? - Preguntó preocupada.
-Sí. Estoy bien.
-¿Estás segura?
-No puedo dejar de pensar en los viejos fantasmas del pasado, sólo eso.
-Vamos Jess. Eres joven, tienes derecho a vivir una vida plena y disfrutarla, nada mas. No tienes que martirizarte con lo que sucedió en el pasado, importa el presente.
-Tienes razón, Bianca. Cambiando de tema, ¿qué edad tiene tu vecino?
-Um, pues ahora que lo dices no le he preguntado, pero supongo que nuestra edad.
-Su voz me resulta familiar.
-¿Estás segura?
-Sí.
Bianca no hizo mucho caso de mi comentario. Con un mohín en la boca probó mi ponche de frutas y, haciendo una mueca, me dijo:
-Venga Jess, es Halloween, echa un poco de alcohol, no me seas remilgada.
-Está bien.
Eché un poco de alcohol, a sabiendas de que no puedo probarlo apenas. No quería estropearle la fiesta y la noche a mi amiga. Eran las 20:15 cuando comenzaron a venir todos los invitados. Si no había mas de 50 personas no había ninguno. Cómo se notaba que era rica,. En mi casa actual no cabrían ni díez personas.
No se por qué pero me di cuenta que entre la multitud estaba buscando al chico enmascarado. Cerré los ojos y moví la cabeza de lado a lado quitandome esa idea de la cabeza. Volví con las chicas que estaban muy animadas con los invitados, riendo como colegialas y hablando. Sonó el timbre y salí a ver quien era. Era un grupo de niños de unos díez u doce años que venían disfrazados de varios mitos del terror. Ghostface, Jason, Freddy, Chucky... Sus palabras eran "truco o trato" y estaban muy ilusionados por ser monstruitos por esa noche. Entré a la casa a por la cesta de golosinas y cuando salí estaban esperándome sonrientes al ver su premio entre mis manos.
-Tomad. Pero recordad que es para todos.
-Gracias, señorita. Feliz Halloween. - Gritaron todos contentos y se fueron mirando sus trofeos y repartiendo sus bienes.
Cuando volví al centro de la fiesta me puse a buscar a Cora pero no daba con ella. Le mandé un mensaje al móvil donde ponía "dónde estás, que no te veo". A los segundos recibí respuesta. "Mira en la azotea".
Esa respuesta me dejó descolocada unos segundos. Cuando reaccioné subí por las escaleras a la planta alta de la casa y abrí la puerta de la azotea. Sonreí al ver manchas de un líquido rojo que parecía el jarabe de maíz que habíamos traído a la fiesta.
-Muy graciosa Cora, esta vez no me engañas. Además, el jarabe era para más tarde, no deberías haberlo gastado en esta chorrada.
Escuché un ruido y avancé, no había ninguna señal de mi amiga, sólo un ruido ronco que consiguió ponerme los pelos de punta. La puerta se cerró tras de mi y un escalofrío estalló en mi cuerpo presa del temor. Sabía que una broma, pero mi subsconciente me empujaba al abismo del miedo. Vi una sombra en la lejanía, que se intensificaba con la luz de la luna. Parecía un hombre.
Seguía oyendo el extraño rugido animal mientras me acercaba con cautela. Llamé a mi amiga varias veces y el sonido cesó. La sombra desapareció y mi cuerpo temblaba por el miedo que se apoderaba de mí. Estaba muy tensa. Quien quiera que estuviese gastando esta broma no tenía gracia. En la noche de Halloween todos se pasan mucho con las bromitas.
Sentí como alguien se ponía detrás de mi. Era mi amiga.
-¿Qué estás haciendo, Cora? Te estaba buscando por todas partes.
-Detrás de ti.
-¿Qué? ¿Qué haces con el jarabe en el cuello?
-Detrás.
Apuntaba con el dedo señalando un objetivo detrás mía. De su boca sólo salía "detrás" . Cuando miré no vi nada. Salvo gotas en el suelo del aparente jarabe de maíz. Volví la vista hasta mi amiga y ya no estaba..
-Cora esto no tiene gracia.
Salío de detrás de una de las columnas una figura alta, era un hombre. Le reconocí, se trataba de Alex.
-¿Alex?
-Hola Jessica. ¿O debería llamarte Casey?
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar ese nombre. Temblaba y sin darme cuenta retrocedáa hacía la puerta para volver abajo.
-¿Qué? ¿Por qué dices eso? - Conseguí decir entre titubeos.
Se quitó el antifaz que cubría parte de su rostro y pude ver sus ojos y su cara por completo. Era el chico de esta mañana, el que me ayudó con el coche.
-Vamos Casey, no tengas miedo de mi. Nunca has huído de nadie y menos de mí.
-¿Quién eres?
El nombre de Casey retumbaba en mi cabeza una y otra vez. Como podía este chico entrerarse de eso. No, era imposible. Seguro que era alguna extraña casualidad.
Se acercaba cada vez mas a mí. Cuando lo tuve frente a mis ojos capté las gotas de... ¿jarabe?... que le caían por las comisuras de los labios.
¿Quieres mucho a tus amigas, no? Mira tras de tí.
Miré despacio intentando no quitar la vista de su cara. Cuando vi el cuerpo tendido en el suelo de Cora se me encogió el pecho y sólo pude gritar a sabiendas que nadie me oiría por el alto sonido de la música. Me tiré al suelo a tocarla. Le miré el pulso pero era inutil, Cora estaba muerta. En su cuello tenía una gran herida. Vi con repulsión que estaba desgarrada, completamente desangrada.
-Veamos Casey, huíste de Jersey y te viniste aquí. También te cambiaste el nombre y ahora eres... Jess. ¿De verdad crees que todo se olvidaría y se arreglaría de una manera tan fácil y sencilla?
-¿Quién eres? ¿Qué sabes de mi?
Cuando abrió la boca y vi los colmillo no podía dar credito, era un vampiro.
-Es posible que bajo esta apariencia no me reconozcas.
-¿Quién eres?
Estaba aterrorizada. Esto ya había dejado de ser una broma de halloween y ahora era algo serio. Estaba con un vampiro en la azotea, al lado del cuerpo sin vida de mi mejor amiga. No podía permitirme perder todo de nuevo, no podría soportar que algo malo pasara otra vez. Cora estaba muerta pero aún quedaba Bianca. Saqué el móvil de la parte trasera de mi falda y a tientas con marcación rápida llamé a mi amiga a su teléfono. No parecía escucharlo. Antes de que me diese cuenta Alex se puso detrás de mi y me arrebató el móvil, haciendolo añicos de un apretón en sus manos. Pegado a mi cuerpo me susurró algo en el oído que hizo que me estremeciera. "you're my baby and I your slave" .
No podía saber aquello. Era una clave romántica que teníamos mi antiguo novio y yo, siempre me la decía mientras haciamos el amor.
-¿Qué te pasa Casey, no recuerdas a Brad? Oh, que pronto lo has olvidado.
-Brad murió, yo vi como caía por aquel acantilado sin poder hacer nada.
-Oh, sí que podías. Lo dejaste. Después de todo lo que hizo por tí.
-¿Qué sabes de mi? ¿Quién eres?
Ya estaba al borde de la histeria, no podía permitir que hablase así. Me conocía y no sabía quien era. Tenía miedo, mucho miedo. No podía moverme, estaba temblando. Aterrorizada, mis palabras salían de mi boca de forma ahogada.
El corazón me dio un vuelvo en el pecho que casi me tira al suelo, el dolor me alentó. Lo miré de nuevo a la cara y mi cuerpo se congeló. Vi a Brad. Mi novio muerto. Ahora no sentía miedo, sentía pánico. Me ahogaba, no podía respirar.
-No, no... no puede ser.
-Sí, Casey. ¿Recuerdas mi tesis sobre los vampiros y mis investigaciones sobre ellos? Pues existen. La noche de mi accidente un vampiro de Jersey me dio su sangre a cambio de la mía. Él quería comer y yo curiosear. Casualmente y por cosas del destino cuando me encontré contigo e iba a pedirte compromiso para que te casaras conmigo te encontré con David en nuestra cama. No contenta con aquello me dejaste de la manera más humillante posible. Cogí el coche y me fuí de allí sabiendo que al morir renacería como vampiro y podría vengarme de ti. ¿No era extraño que todos tus seres queridos desaparecieran? Tu madre, tu hermana, tus amigas... pudiste enterrar a algunos pero a otros no.
-¿Por qué tenías otra apariencia?
-Bueno, verás. El universo vampírico es enorme, todos los vampiros poseen habilidades especiales. La mí,a en lugar de ser, por ejemplo, volar, es poder cambiar de forma a voluntad.
-Te quería Brad pero no podía... no podíamos estar juntos.
-Te iba a pedir matrimonio.
-Lo siento.
-Oh, no lo sientas.
Antes de asimilar esa palabra noté sus colmillos clavandose en mi cuello. Intenté resistirme pero fue inutil, poco a poco iba perdiendo mi vida en su boca. Noté como me daba un beso en los labios pasándome sangre.
Creí que estaba muerta pero, al abrir los ojos y despertar, sentí una sed que no podía saciar con agua y un hambre imposible de saciar con comida. Vi mi amiga Bianca en el suelo mirándome a la cara. Estaba llorando. El impulso que sentí me hizo avalanzarme sobre ella, mordiendo su cuello y alimentándome con su sangre. No había muerto. Estaba renaciendo.
-Ahora podremos estar juntos para siempre, mi querida Casey.
Fin
Temática: Vampiro, Suspense, terror.
El renacimiento
Era mi tercer año en esta nueva ciudad. La nueva vida que juré comenzar después de mi depresión. Me había prometido a mi misma que iba a cambiar, que una ciudad nueva sería una nueva era que comenzar. Había encontrado amigas con las que salir de vez en cuando y, aunque me resistía, siempre me arrastraban con ellas.
Quedaban dos días para Halloween y tenían preparada la fiesta del siglo, según comentó Bianca. No iba a dejar que me la perdiese, eso seguro. Por mucho que me negara me llevarían. La temática estaba asegurada. Vampiros sería el tema que habrían elegido Bianca y Cora. Iba a ponerme mis mejores galas y a disfrutar de aquella noche, dejaría todos mis problemas atrás.
Esa mañana estabamos preparando los últimos detalles. Yo había ido a recoger mi disfraz de la tienda donde lo compré. Había adelgazado en las últimas semanas por una gripe que cogí y me estaban arreglando el traje para que no me bailara. Camino a "Froskuand" la tienda de disfraces mas famosa de la ciudad tuve un pequeño problema con el coche. No arrancaba y un chico bastante agradable se acercó para auxiliarme. Tenía unos ojos grises que captaban toda mi atención, eran muy curiosos y su pelo destellaba un brillo que predicaba el cuidado que le prestaba. Lo que me llamó la atención fue su piel, tremendamente pálida e increíblemente fría. Cuando por accidente le rocé sentí una descarga eléctrica por todo mi cuerpo y su comportamiento se volvió brusco. Me extrañó que con el clima que teniamos siempre por aquí no estuviese mas moreno.
No dejaba de mirarme y notaba como se ponía nervioso. No lo entendía, yo no solía poner en ese estado a nadie. Me arregló el vehículo y se fue despidiéndose con un simple "que tengas suerte". No pude quitarmelo de la cabeza pero tenía que seguir con los planes acordados con Bianca y Cora. Caí en la cuenta de que no le dije ni mi nombre ni él el suyo. Eramos unos completos desconocidos. Fue una situación violenta. No comprendía como pudo cambiar de comportamiento en unos segundos. Tan pronto fue agradable como borde. El móvil me sacó de mi pequeña burbuja y lo cogí desganada. Era Cora que me recordaba la hora de quedada en casa de Bianca. Yo iría a recogerla y juntas iríamos al punto de encuentro.
Cuando entré en casa de Cora con mi juego de llaves había mucho silencio. Algo raro en ella que siempre estaba haciendo ruidos y gritando como una loca. Subí a su habitación y encontré un charco rojo y un rastro de huellas del mismo color que llevaban a su baño particular. El corazón se me encogió. Su pulsera y cadena favorita estaba en el suelo impregnada de líquido sanguinolento. No podía moverme, sólo gritar. Cuando logré reaccionar salí corriendo directa al baño gritando su nombre con unas lágrimas en los ojos deseosas de salir. Cuando abrí la puerta completamente aterrada me encontré con una Cora muerta.... pero de la risa. La muy petarda me estaba gastando una broma y yo caí de lleno en ella. Estaba histerica pero, a la vez, aliviada. Mi amiga seguía con vida para poder matarla yo por el susto que me había dado.
-¿Te parece bonito esto, Cora?
-Jajajajaja, lo siento no pude resistirme a ver la cara que ponías.
-Casi me da un infarto.
-Venga Jess, no ha sido para tanto.
-¿Qué no? Si hubiese estado embarazada habría abortado.
-Si lo hubieses estado no lo habría hecho.
Me acerqué a ella y la abracé.
-No me hagas esto nunca más.
-Lo siento, sólo estaba bromeando, ya sabes como soy.
-Lo sé. Anda vamos, Bianca nos estará esperando.
Salimos de la casa y nos metimos en el coche de Cora. El mío lo dejé en el taller, a la espera de ser revisado para evitar posibles percances como el de esta mañana. Ibamos disfrazadas, y yo muy incomoda. Bianca se había empeñado en una minifalda muy atrevida que apenas me dejaba respirar. Tenía en la cabeza que en cualquier momento se me vería algo. Cora parecía encantada. Montadas ya en el coche yo iba de copiloto, con la cabeza en otra parte, dando vueltas a mi encuentro de esta mañana, con ese misterioso desconocido que había cambiado rápidamente de humor. Era guapo, la verdad es que si, pero extremadamente oscuro, no podía ver nada de él en su cara. Era inexpresivo, y su trato conmigo, que en un principio fue agradable, se cortó en un segundo. ¿Por qué le molestaría que lo tocase? Fue sin querer evidentemente. Un golpe de Cora en mi muslo me sacó de mis pensamientos.
-¿Te pasa algo por la cabeza, Jess?- Me preguntó mi amiga sin despegar los ojos de la carretera.
-No, es sólo que hoy he conocido a alguien muy extraño.
-¿Te gusta un chico? - Me gritó entusiasmada.
-No. He dicho extraño y conocido, ¿dónde ves tú la palabra gustar?
-¿Cómo era?
-Muy guapo, con los ojos grises y muy pálido.
-Estamos en Halloween, igual es un vampiro. -Dijo estallando en una carcajada.
-Que graciosa.
Nunca había creído en esas cosas. Me hacía gracia cuando en televisión trataban ese tema con tanto entusiasmo. Vampiros... bah. Caí en la cuenta de que hoy iba disfrazada de una vampiresa. "Qué irónico" pensé para mis adentros.
Llegamos a casa de mi amiga. Al bajarnos del coche podíamos escuchar la música que salía de la cochera, lugar donde se iba a celebrar la fiesta. La llamamos a gritos pero no nos escuchaba. Nos metimos dentro con las bolsas que llevábamos para los últimos preparativos de la fiesta: algunas calabazas, caramelos para los niños que pasarían aquella noche y algunas botellas de jarabe de maíz con un poco de colorante. Sería la sangre ideal aquella noche para tres guapas vampiresas como nosotras. Al entrar vimos a Bianca de espaldas a la puerta, hablando con alguien enmascarado. Se la veía contenta y muy animada. Pero no conocíamos al chico que estaba con ella. Nos acercamos y llamamos su atención. Se dio la vuelta y vino sonriendo.
-Que bien que estéis aquí. Quiero presentaros a un nuevo vecino que ha venido al barrio.
-Ya estás ligando otra vez – Respondió Cora con los ojos en blanco.
-Nooo. Es sólo que quiero ser agradable, acaba de mudarse y necesita unos amigos, lo invité a la fiesta para que conociese a gente del barrio.
-Sí, ya... claro.
Nos cogio del brazo a ambas, estando aún con las bolsas y nos arrastró hasta el chico enmascarado. Dejamos los encargos encima de la mesa que estaba al lado y con una sonrisa de oreja a oreja nos pusimos como sumisas al lado de Bianca.
-Alex, te presento a mis amigas Jess y Cora. -Nos presentó como si fuese una gran anfitriona.
-Encantado chicas, es un placer conoceros. - Su voz se me hacía familiar pero no lograba centrarla.
-Igualmente Alex. ¿Cuánto hace que te has mudado? Nos ha dicho Bianca que eres nuevo en el barrio. -Cora siempre era agradable con todo el mundo y lograba sacar el tema de conversación adecuado, eso sí, siempre con una sonrisa en los labios.
-Hará una semana. Vivía al otro lado de la ciudad aunque realmente nunca vivo en ningún sitio, siempre estoy mudandome.
-¿Por qué la máscara? - Pregunté sin darme cuenta.
-Bueno... -Lo pillé desprevenido. - Es una fiesta de disfraces es mi forma de ocultarme.
-Tienes razón.
-Vosotras os habéis disfrazado de algo muy interesante, como son los vampiros.
Yo me salí de la conversación. Me fui a la cocina a preparar el ponche como prometí que haría. Bianca me miró por el rabillo del ojo y me siguió.
-¿Estás bien? - Preguntó preocupada.
-Sí. Estoy bien.
-¿Estás segura?
-No puedo dejar de pensar en los viejos fantasmas del pasado, sólo eso.
-Vamos Jess. Eres joven, tienes derecho a vivir una vida plena y disfrutarla, nada mas. No tienes que martirizarte con lo que sucedió en el pasado, importa el presente.
-Tienes razón, Bianca. Cambiando de tema, ¿qué edad tiene tu vecino?
-Um, pues ahora que lo dices no le he preguntado, pero supongo que nuestra edad.
-Su voz me resulta familiar.
-¿Estás segura?
-Sí.
Bianca no hizo mucho caso de mi comentario. Con un mohín en la boca probó mi ponche de frutas y, haciendo una mueca, me dijo:
-Venga Jess, es Halloween, echa un poco de alcohol, no me seas remilgada.
-Está bien.
Eché un poco de alcohol, a sabiendas de que no puedo probarlo apenas. No quería estropearle la fiesta y la noche a mi amiga. Eran las 20:15 cuando comenzaron a venir todos los invitados. Si no había mas de 50 personas no había ninguno. Cómo se notaba que era rica,. En mi casa actual no cabrían ni díez personas.
No se por qué pero me di cuenta que entre la multitud estaba buscando al chico enmascarado. Cerré los ojos y moví la cabeza de lado a lado quitandome esa idea de la cabeza. Volví con las chicas que estaban muy animadas con los invitados, riendo como colegialas y hablando. Sonó el timbre y salí a ver quien era. Era un grupo de niños de unos díez u doce años que venían disfrazados de varios mitos del terror. Ghostface, Jason, Freddy, Chucky... Sus palabras eran "truco o trato" y estaban muy ilusionados por ser monstruitos por esa noche. Entré a la casa a por la cesta de golosinas y cuando salí estaban esperándome sonrientes al ver su premio entre mis manos.
-Tomad. Pero recordad que es para todos.
-Gracias, señorita. Feliz Halloween. - Gritaron todos contentos y se fueron mirando sus trofeos y repartiendo sus bienes.
Cuando volví al centro de la fiesta me puse a buscar a Cora pero no daba con ella. Le mandé un mensaje al móvil donde ponía "dónde estás, que no te veo". A los segundos recibí respuesta. "Mira en la azotea".
Esa respuesta me dejó descolocada unos segundos. Cuando reaccioné subí por las escaleras a la planta alta de la casa y abrí la puerta de la azotea. Sonreí al ver manchas de un líquido rojo que parecía el jarabe de maíz que habíamos traído a la fiesta.
-Muy graciosa Cora, esta vez no me engañas. Además, el jarabe era para más tarde, no deberías haberlo gastado en esta chorrada.
Escuché un ruido y avancé, no había ninguna señal de mi amiga, sólo un ruido ronco que consiguió ponerme los pelos de punta. La puerta se cerró tras de mi y un escalofrío estalló en mi cuerpo presa del temor. Sabía que una broma, pero mi subsconciente me empujaba al abismo del miedo. Vi una sombra en la lejanía, que se intensificaba con la luz de la luna. Parecía un hombre.
Seguía oyendo el extraño rugido animal mientras me acercaba con cautela. Llamé a mi amiga varias veces y el sonido cesó. La sombra desapareció y mi cuerpo temblaba por el miedo que se apoderaba de mí. Estaba muy tensa. Quien quiera que estuviese gastando esta broma no tenía gracia. En la noche de Halloween todos se pasan mucho con las bromitas.
Sentí como alguien se ponía detrás de mi. Era mi amiga.
-¿Qué estás haciendo, Cora? Te estaba buscando por todas partes.
-Detrás de ti.
-¿Qué? ¿Qué haces con el jarabe en el cuello?
-Detrás.
Apuntaba con el dedo señalando un objetivo detrás mía. De su boca sólo salía "detrás" . Cuando miré no vi nada. Salvo gotas en el suelo del aparente jarabe de maíz. Volví la vista hasta mi amiga y ya no estaba..
-Cora esto no tiene gracia.
Salío de detrás de una de las columnas una figura alta, era un hombre. Le reconocí, se trataba de Alex.
-¿Alex?
-Hola Jessica. ¿O debería llamarte Casey?
Un escalofrío recorrió mi cuerpo al escuchar ese nombre. Temblaba y sin darme cuenta retrocedáa hacía la puerta para volver abajo.
-¿Qué? ¿Por qué dices eso? - Conseguí decir entre titubeos.
Se quitó el antifaz que cubría parte de su rostro y pude ver sus ojos y su cara por completo. Era el chico de esta mañana, el que me ayudó con el coche.
-Vamos Casey, no tengas miedo de mi. Nunca has huído de nadie y menos de mí.
-¿Quién eres?
El nombre de Casey retumbaba en mi cabeza una y otra vez. Como podía este chico entrerarse de eso. No, era imposible. Seguro que era alguna extraña casualidad.
Se acercaba cada vez mas a mí. Cuando lo tuve frente a mis ojos capté las gotas de... ¿jarabe?... que le caían por las comisuras de los labios.
¿Quieres mucho a tus amigas, no? Mira tras de tí.
Miré despacio intentando no quitar la vista de su cara. Cuando vi el cuerpo tendido en el suelo de Cora se me encogió el pecho y sólo pude gritar a sabiendas que nadie me oiría por el alto sonido de la música. Me tiré al suelo a tocarla. Le miré el pulso pero era inutil, Cora estaba muerta. En su cuello tenía una gran herida. Vi con repulsión que estaba desgarrada, completamente desangrada.
-Veamos Casey, huíste de Jersey y te viniste aquí. También te cambiaste el nombre y ahora eres... Jess. ¿De verdad crees que todo se olvidaría y se arreglaría de una manera tan fácil y sencilla?
-¿Quién eres? ¿Qué sabes de mi?
Cuando abrió la boca y vi los colmillo no podía dar credito, era un vampiro.
-Es posible que bajo esta apariencia no me reconozcas.
-¿Quién eres?
Estaba aterrorizada. Esto ya había dejado de ser una broma de halloween y ahora era algo serio. Estaba con un vampiro en la azotea, al lado del cuerpo sin vida de mi mejor amiga. No podía permitirme perder todo de nuevo, no podría soportar que algo malo pasara otra vez. Cora estaba muerta pero aún quedaba Bianca. Saqué el móvil de la parte trasera de mi falda y a tientas con marcación rápida llamé a mi amiga a su teléfono. No parecía escucharlo. Antes de que me diese cuenta Alex se puso detrás de mi y me arrebató el móvil, haciendolo añicos de un apretón en sus manos. Pegado a mi cuerpo me susurró algo en el oído que hizo que me estremeciera. "you're my baby and I your slave" .
No podía saber aquello. Era una clave romántica que teníamos mi antiguo novio y yo, siempre me la decía mientras haciamos el amor.
-¿Qué te pasa Casey, no recuerdas a Brad? Oh, que pronto lo has olvidado.
-Brad murió, yo vi como caía por aquel acantilado sin poder hacer nada.
-Oh, sí que podías. Lo dejaste. Después de todo lo que hizo por tí.
-¿Qué sabes de mi? ¿Quién eres?
Ya estaba al borde de la histeria, no podía permitir que hablase así. Me conocía y no sabía quien era. Tenía miedo, mucho miedo. No podía moverme, estaba temblando. Aterrorizada, mis palabras salían de mi boca de forma ahogada.
El corazón me dio un vuelvo en el pecho que casi me tira al suelo, el dolor me alentó. Lo miré de nuevo a la cara y mi cuerpo se congeló. Vi a Brad. Mi novio muerto. Ahora no sentía miedo, sentía pánico. Me ahogaba, no podía respirar.
-No, no... no puede ser.
-Sí, Casey. ¿Recuerdas mi tesis sobre los vampiros y mis investigaciones sobre ellos? Pues existen. La noche de mi accidente un vampiro de Jersey me dio su sangre a cambio de la mía. Él quería comer y yo curiosear. Casualmente y por cosas del destino cuando me encontré contigo e iba a pedirte compromiso para que te casaras conmigo te encontré con David en nuestra cama. No contenta con aquello me dejaste de la manera más humillante posible. Cogí el coche y me fuí de allí sabiendo que al morir renacería como vampiro y podría vengarme de ti. ¿No era extraño que todos tus seres queridos desaparecieran? Tu madre, tu hermana, tus amigas... pudiste enterrar a algunos pero a otros no.
-¿Por qué tenías otra apariencia?
-Bueno, verás. El universo vampírico es enorme, todos los vampiros poseen habilidades especiales. La mí,a en lugar de ser, por ejemplo, volar, es poder cambiar de forma a voluntad.
-Te quería Brad pero no podía... no podíamos estar juntos.
-Te iba a pedir matrimonio.
-Lo siento.
-Oh, no lo sientas.
Antes de asimilar esa palabra noté sus colmillos clavandose en mi cuello. Intenté resistirme pero fue inutil, poco a poco iba perdiendo mi vida en su boca. Noté como me daba un beso en los labios pasándome sangre.
Creí que estaba muerta pero, al abrir los ojos y despertar, sentí una sed que no podía saciar con agua y un hambre imposible de saciar con comida. Vi mi amiga Bianca en el suelo mirándome a la cara. Estaba llorando. El impulso que sentí me hizo avalanzarme sobre ella, mordiendo su cuello y alimentándome con su sangre. No había muerto. Estaba renaciendo.
-Ahora podremos estar juntos para siempre, mi querida Casey.
Fin
Comentarios
Publicar un comentario
Bienvenido al blog Gotas de lluvia. Gracias por leer y comentar, así ayudas a mejorar la página!