Alma Weslym: Mordiscos de Realidad (Capítulo 4 - sombra oscura)

Alma Weslym: Mordiscos de Realidad


Capítulo 4
Sombra Oscura


Abrí los ojos y me encontré en el suelo, completamente sola y empapada en agua. La luz se había ido, me hayaba en la mas absoluta oscuridad y sin West a mi lado. ¿Cómo? Me pregunté al mirar a un lado y otro de la habitación. Ese como encerraba varias preguntas de las que me encantaría encontrar respuestas.
¿Cómo había acabado ahí sola? ¿Y West? ¿Por qué estoy mojada? ¿Cómo ha pasado todo esto?

Caí en la cuenta de mis pesadillas, estaría viviendo una y me tocaría escapar de ella.
Me puse en pie y bajé las escaleras gritando el nombre de West. Abajo estaba todo tal cual lo dejé, la caja con mis libros y la manta en el sofá.
La puerta estaba abierta. Bajo mis pies descalzos pude notar el suelo húmedo, con ligeras huellas de pies que parecían mios. El aire frío soplaba, colándose entre mis huesos y haciendo que me estremeciera.

Salí al porche y no vi ni rastro de mi amigo. Observé detenidamente hacía donde llevaban mis huellas y me sorprendí al descubrirlo.
Caminé sobre ellas despacio y alerta por si algo me atacaba me acerqué al filo del pozo. El agua estaba cerca del borde y el viento la hacía moverse provocando pequeñas salpicaduras a su alrededor.

Por instinto, miré al suelo donde encontré una página en blanco con algo escrito en ella. Sin saber como había llegado hasta allí, en el folio estaba escrito a máquina "Mordiscos de Realidad: Chapter 1".
Fue la novela que empecé a escribir cuando mi hija murió, las ideas las tenía mas nunca escribí nada de la novela, salvo un par de párrafos y el título para ella.

Estaba convencida de que esta pesadilla era fruto de mi miedo, mi subconsciente, mis ganas de que mi pequeña volviera. Pues nadie sabía de su existencia, ni siquiera West sabía de mi intención de escribir. Nunca pude continuarlo, jamás pude volver a escribir después de lo que me pasó.

En mis pesadillas sombras negras me acechaban, me perseguían y me martirizaban hasta que por fin encontraba una luz en la que poder refugiarme y despertar. Siempre eran en el bosque, lejos de mi mundo real. Esta pesadilla era diferente, era tan real que me asustaba aún más.

Me metí en la casa nuevamente, subí a la habitación donde había estado con West y donde me desperté. La máquina de escribir seguía en su sitio, en ella otro folio en blanco con la misma frase "Mordiscos de Realidad: Chapter 1", aunque esta vez tenía algo escrito en ella.

"Llegué al pueblo donde ella existía y pude encontrar la conexión para traerla de vuelta. Mas no había forma sin el sacrificio necesario. Hay que hallar el equilibrio de alguna manera..."

El párrafo estaba sin terminar y por alguna extraña razón me sonaba aquella frase. No tenía sentido tal cual estaba escrito, pero si sabía que lo había hecho yo y recordaba varias ideas para mi novela en las cuales las palabras de aquel párrafo estaban.

Sentí un escalofrío azotando mi espalda, cuando me di la vuelta vi a alguien envuelto en oscuridad frente ami, mirándome con desdén desde sus ojos marchitos. No pude echar a correr, estaba paralizada, cualquier intento por huir era en vano. Mi pesadilla estaba siendo mas fuerte y me estaba echando pulso en el cual yo llevaba las de perder. Esa sombra goteaba, estaba empapada igual que yo cuando me había despertado en esa habitación. ¿Por dónde ha entrado? ¿Apareció así sin mas?

"Debes terminar lo que empezaste, Alma. Debes traérla, debes cumplir tu misión o cargarás con algo más en tu conciencia".

Sus palabras sonaban aisladas, huecas y sin vida. Debo reconocer que estaba muy aterrada por la forma en la que tenía de hablarme. Nunca antes habían sido así, las pesadillas jamás estaban tan vivas.
Me cogió del brazo y noté como mi cuerpo se encogía y sentí el frío y el dolor agudo de lo que estaba viendo a través de ese ser extraño que me acompañaba. Con los ojos cerrados y mi cuerpo encogido pude ver imágenes de West saliendo por la ventana mientras esa sombra que estaba conmigo se lo llevaba. Ambos se perdían en el pozo.

Cuando abrí los ojos vi a la sombra desaparecer ante mí, llevándose consigo el papel que había en la máquina de escribir. La perseguí hasta el pozo y antes de llegar perdí la consciencia.



Escucho voces, ruido, un jaleo que no conozco y personas que no se quienes son. Cuando abro los ojos veo una luz que parpadea de color rojo y azul. Veo la policía cerca, escucho médicos y estoy en algo que no puedo identificar.
Veo alguien que se acerca ami, me mira y me sonríe. Se me hace familiar su cara y no logro saber por qué. Estoy en una camilla, ahora lo veo claro, me están subiendo a una ambulancia y siento frío.
Entre sollozos pregunto por West pero no le veo. No se que ha pasado y todo es muy confuso. No logro recordar nada y siento como mis ojos empiezan a cerrarse solos sin poder impedirlo.

Alguien me zarandea y me despierta diciendo mi nombre. Es ese hombre que había estado conmigo antes, en la ambulancia. Pero no puedo identificar quien es. Siento mi cuerpo pesado, incapaz de ejecutar un movimiento por si solo.

- Buenos días Alma - Me alegó mientras me daba un pequeño vaso de plástico con agua. - ¿Qué ideas tienes hoy en mente para escribir?
- ¿Quién es usted? - Pregunté aturdida.
- Soy el doctor Harrison. - Me echó una ojeada en los ojos. - ¿No te acuerdas de mi nombre?
- ¿Qué ...qué ha pasado? - La confusión no me había abandonado, no sabía donde estaba ni quien era él ni por qué estaba con un doctor. - ¿Dónde estoy?
- Pasa que hoy te has dormido. Pensé que te habías memorizado los horarios de la clínica. - Estaba extrañado por mis preguntas, mas la confundida era yo.
- ¿Dormido? ¿ Qué hago aquí?
- ¿Cómo que qué haces aquí? Hace dos días que te trajimos y has estado internada escribiendo. - Sonrió apuntando a un escritorio. - Te dije que podrías conseguirlo si confiabas en ti misma.
- ¿Escribir? ¿No recuerdo nada de eso? - ¿Qué hago aquí? Yo estaba con West en una cabaña y no recuerdo haber venido.

El doctor se acercó al escritorio que había en la habitación y cogió unos folios de al lado de una máquina de escribir.

- ¿Qué es lo que recuerdas Alma?
- Vinimos al pueblo, estuvimos en la cafetería de Rensy y ella nos envió con Stanly para alquilar una cabaña. Y después West y yo discutimos y se quedó inconsciente. Yo me desperté ... - Por algún motivo recordé la pesadilla de aquella sombra oscura hablándome, pero no lo mencioné. - Y estaba aquí. - Evité mencionar el tema de mis pesadillas.
- Es extraño señorita Weslym, pero parte de lo que usted recuerda... - Me dio el taco de folios que había cogido. - Lo escribió aquí. Está confusa, puede que el accidente le hiciera mas daño de lo que pensamos.
- ¿Accidente? ¿Qué accidente? ¿Dónde estoy? -Pregunté confusa.
- Debíamos hacerle unas pruebas para comprobar su estado.
- Por favor, ¿puede responderme?
Es un poco largo de contar, te diré sólo lo necesario para no confundirte mas. - Sacó de su carpeta un papel y me lo extendió - Verás Alma, estás en mi clínica, como te he dicho soy el doctor Harrison, especializado en psicología. Cree esta clínica hace unos 20 años con la finalidad de ayudar a gente que tuviera problemas.
Miré su cara mientras intentaba procesar sus palabras. Me interesaba saber como había llegado allí y donde estaba West lo demás no me importaba.

- Es un pueblo pequeño, con pocos habitantes y la temporada de caza no es muy a menudo, por lo tanto los escritores tienden a irse a pequeños pueblos para aislarse y escribir. Es por eso que monté esta clínica, con la intención de ayudar a escritores con problemas. Desahogarse siempre es bueno y ayuda a despejar la mente, y mas aún a un escritor que tiene que tener una imaginación sin ataduras.
- ¿Y West? - Intentaba evitar responder a las absurdeces que me estaba diciendo. - ¿Dónde está?
- ¿West? - Se mostró indiferente. - ¿Quién es West, Alma? Sólo te encontramos a ti.
- Él venía... venía conmigo, ¿dónde está? - Miré a todos lados intentando encontrarle. - ¿Cómo he llegado aquí? ¿Quién me encontró?
Recibí una llamada de la policía hace dos días. Te encontraron tirada en la carretera inconsciente, miraron tu documentación y vieron que te llamabas Alma Weslym. Vieron tus libros y supusieron que eras escritora y me llamaron a mi. Te reconocí y supe quien eras sólo con tu nombre.
- No. - Negué con la cabeza . - Yo llegué a este pueblo anoche, estaba en la cabaña del señor Stanly, discutí con West y se desmayó.
- Alma... - Suspiró y me miró con cara como si yo estuviera loca. - La policía quería mantenerte encerrada por la desaparición de un hombre y les convencí de que te dejasen aquí conmigo.
- ¿Desaparición? - No entendía nada. - No, yo...yo estaba con él. En la cabaña.
- No llegaste a ninguna cabaña Alma. Te encontraron en mitad de la carretera en tu coche al lado de otro, empapada de agua. Ambos coches abiertos. En uno estabas tu y en el otro había rastros de sangre y estaba vacío. Se que están buscando al dueño del vehículo, sólo cuentan con la documentación que había dentro pero no se quien es. Esos datos no los da así como así la policía.
- ¿Esto es una broma? ¿Es alguna idea de West para que usted me trate y volver a escribir?
- Señorita Weslym, usted se internó aquí por su propio pie.
- Me ha dicho que le llamó la policía y que usted me trajo aquí.
- No. - Se subió las gafas que resbalaban por su nariz. - La encontraron y usted tenía dos opciones, irse con ellos a los calabozos o venirse aquí conmigo bajo mi vigilancia. Cuando se despertó y le conté lo que había pasado usted decidió internarse. - Abrió su carpeta y sacó un papel. - Aquí tiene la prueba. Alma, has firmado un contrato para internarte tu misma, es tu firma.
Estaba muy muy confundida, asustada, sin saber que estaba pasando y por que todo esto estaba tan extraño. Había perdido la noción del tiempo, parte de mi memoria y lo mas importante, había perdido a West y no sabía si estaba bien o no.
- Lo siento tengo que irme, tengo que encontrar a West. - Me levanté de la cama e intenté irme pero el doctor quería impedirlo. - Si usted dice que firmé para quedarme también elijo que quiero irme.

Me quitó las manos de encima y se apartó. Antes de salir de la clínica entró por la puerta una pareja de policías. Sin que me dijeran nada supuse lo peor e imaginé que vendrían por mi.

- Alma Weslym, queda detenida por la desaparición de Franklyn West. - Dijo uno mientras sacaba las esposas y se posicionaba detrás de mi. - Tiene derecho a guardar silencio. - Prosiguió. - Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra ante un tribunal. Tiene derecho a un abogado, si no tiene se le asignará uno de oficio.
Me sacaron esposada del edificio sin poder siquiera defenderme ni explicar nada. Oí como el doctor Harrison me decía que lo sentía y que lo había intentado.

Me metieron en el coche y me llevaron a la comisaria del pueblo donde me metieron en una jaula para criminales.
Lo que daría ahora por una botella de Jack Daniels para pasar esta maldita pesadilla que se había vuelto realidad.
No estaba sola en el calabozo, tenía un compañero de celda que estaba en una esquina donde el sol de la pequeña ventana no pasaba. Sentado en el suelo con las piernas encogidas y la mirada perdida no paraba de repetir una y otra vez: Ella vendrá y entonces será tarde.

Cansada y sin resignarme aún a todo lo que estaba pasando me senté en el camastro que había en la parte derecha de la celda. Metí la mano bajo el cojín sucio y mal oliente para acomodarme un poco y encontré algo.

Una hoja de papel en la que ponía: Mordiscos de Realidad: Chapter 2.

El sol se puso y la celda estaba quedándose a oscuras, fue entonces cuando las luces de la comisaria se encendieron, dejándome ver a mi compañero tirado en el suelo con los ojos abiertos de par en par.

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