De nuevo juntos +18 Cap2 (DBZ Vegeta y Bulma)




Capitulo 2

La indiferencia




La noche se había hecho tan larga y extraña… no podía creerse que lo tuviera ahí de nuevo, bajo el mismo techo, compartiendo espacios, durmiendo en la misma planta, puerta con puerta.

Se le hacía tan lejano todo eso, no había pasado de un sueño semanas atrás y ahora lo tenía ahí, a unos cuantos pasos de su cama, la cama que meses antes había sido testigo de tantas noches de lujuria.

Esa sensación de confortabilidad al tenerlo cerca, la hacían sentirse tan protegida, que podría caer un meteorito en su puerta que ella seguiría ahí, durmiendo como si nada porque su príncipe la salvaría.

Sabía que ahora tocaría lidiar con el orgullo herido de Vegeta, porque lo había echado de su casa, le había humillado, y si se sentía tan mal no era justamente por eso, era por haber sido ella, sabía de sobra que eso había sido un golpe bajo para Vegeta.

Por su cabeza pasaban muchos sentimientos mientras se revolcaba en la cama intranquila, asustada, insegura y bastante nerviosa, por que no sabía cómo calmar ese sentimiento de culpa que la estaba quemando por dentro.

Tenía que pedirle perdón porque era su obligación, reconocía que había hecho mal, pero él tenía que entenderla, ponerse en su situación, la había tratado como un objeto de deseo y desahogo, no había mostrado interés en ella y pasaba tanto tiempo en sus entrenamientos y fuera de su casa que sentía que ella no le importaba y que, realmente, estaba sola.

Pero le quería tanto, y necesitaba mucho quitarse ese sentimiento de culpabilidad, y necesitaba su perdón que, como bien sabía, no iba a tenerlo tan fácilmente.

Se trataba del ser más orgulloso que podía caber en el universo, nunca había visto a nadie que tuviera tanta prepotencia, arrogancia, y orgullo como él, y eso era algo que hacia que lo deseara más.

Pero sabía que cuando se trataba de pedir perdón era algo complicado, Vegeta y absolución no iban en la misma frase.

Ahora todo estaba muy reciente y no quería que el tema que hasta ahora había estado tan silencioso saliera como anuncio de prensa y alterar de nuevo las cosas.

Abrió los ojos sobresaltada y se sentó en la cama, empapada en sudor.

La noche se estaba haciendo bastante pesada, no conseguía conciliar el sueño y estaba impacientándose, tenía tantas ganas de besarlo, y comérselo a besos que sentía que en cualquier momento iba a gritar que le amaba sin importarle la gente que habitaba esa casa y las altas horas de la madrugada que ya eran.

Pero no podía, no quería enturbiar más las cosas ahora que parecía que iban a tener un camino por el que seguir.

¿Qué iba hacer ahora?, ¿iba a fingir indiferencia como si nada hubiese pasado?

¿Y él?, ¿Seguiría pasando de ella siendo el mismo arrogante, prepotente y orgulloso que había sido y que siempre sería?

No quería que le pidiera perdón exactamente, quería que no lo hiciera más, que la atendiera y que no fuera para él un objeto al que coger cuando sintiera sus hormonas apoderarse de él.

Levantándose de la cama se dirigió a la ventana y empezó a ver la luna, recordando cómo se fue la última vez, miró fijamente la nave en la que lo vio despegar y en la misma que volvió, preguntándose que cómo había podido permitir que se fuera.

"Cómo pude permitir eso, yo te amo, te quiero a mi lado, te necesito conmigo y te he fallado, sé que de la única persona que no esperabas algo así era de mí, y te traicioné, te eché de mi casa, de tu hogar, porque es tu hogar, eres parte de esta familia, y sobre todo eres parte de mí."

Empezaba a notar como su visión se enturbiaba por culpa de las gotas cristalinas que caían de sus ojos, sus preciosos ojos azules se sentían tan tristes…

"Perdóname, perdóname…perdóname mi vida, siento tanto esto, sólo quería ser feliz contigo, hacerte olvidar todo lo malo que has sufrido, toda la maldad que había en ti quería derrotarla con mi cariño, y en vez de eso me dejé dominar por el orgullo, no supe ver que no estabas acostumbrado a tener alguien que te quisiera desinteresadamente."

En su mente resonaba una única palabra, "Perdóname"

Su incontrolable llanto silencioso le hacía soltar pequeños suspiros de resignación.

En la habitación de en frente, Vegeta estaba tumbado con las manos en su cabeza en modo de soporte y sólo pensaba en su regreso, en cómo había afectado a sus pensamientos el hecho de volver a verla.

La veía tan demacrada, y a la vez tan feliz de su vuelta…era difícil de explicar después de cómo la trató, que ella aún sintiera algo por él, cuando la había visto gemir en los brazos de Yamsha, y la había oído llorar suplicando que siguiera para olvidarle a él.

Esa imagen siempre estaría en su mente, nunca podría olvidar esa escena en la que su mujer había casi implorado que le ayudara a olvidarlo.

Fue cuando pudo darse cuenta de cuánto daño le había hecho y, lo más triste de todo, fue sin merecérselo.

Pero él era un príncipe, un guerrero sanguinario, mataba a miles de personas desde que tenía uso de razón, a lo largo de su vida había vivido numerosas muertes y muchas con sus propias manos, había sabido saborear el placer de matar y probar la sangre de sus víctimas, ¿por qué iba a importarle dañarla?

Porque fue la única que se acercó a él con bondad, la única que le proporcionó algo que nunca había tenido, un hogar, y era el único ser humano que le había dado afecto y cariño y que confiaba en él.

Quizás por eso en el fondo de su oscuro corazón sabía que sentía algún tipo de sentimiento hacia esa mujer loca y desquiciada.

¿Desde cuándo él podía tener sentimientos positivos? ¿Tenía derecho acaso a que alguien se preocupara de él como había hecho ella?

No tenía respuestas para eso, pero sólo podía asegurar que se sentía tan bien cuando estaba con ella, que era algo que le asustaba, no quería reconocerlo, pero le daba tanto miedo sentirse así… No quería depender de un cariño, de una persona, depender de ella emocionalmente, no quería aferrarse a algo que no tenía consistencia en sí.

"No puedo permitirme debilidades, y mucho menos ahora. Tengo que concentrarme en mi prioridad, mi objetivo aquí es matar a esos androides, eliminar a Kakarotto y destruir este patético planeta. La mujer me es indiferente, no me dejaré cegar por mis instintos, las hormonas no pueden controlarme, seré yo el que mande en ellas.

Hay miles de mujerzuelas en este planeta insignificante, cualquiera estaría orgullosa de satisfacerme, y cuanto menos contacto tenga con esa escandalosa mejor para los dos."


Con miles de preguntas y de desconciertos ambos se durmieron al final, después de prometerse a sí mismos que no le darían más vueltas al asunto, y que serían indiferentes el uno con el otro.

A la mañana siguiente Bulma despertó la primera al notar el suave sol que le estaba iluminando el rostro, miró el despertador y marcaban las 8 en punto.

-Hace una hora debe haberse puesto a entrenar.- Dijo para sí misma.- Seguro que hasta la hora de almorzar no le veré.

Con estos pensamientos se fue para la ducha y se tiró un largo rato bajo el agua caliente intentando apaciguar sus pensamientos, que volvían a estar tan revolucionados como la noche anterior.

Media hora más tarde, Bulma bajaba las escaleras de la planta superior en dirección a la cocina para preparar el desayuno, encontrándose ante la sorpresa de que Vegeta estaba allí.

Tras varios minutos de incómodo silencio, se atrevió a hablarle.

-Buenos días, Vegeta.-Saludó amablemente no esperando encontrar respuesta.- Pensaba que estarías entrenando.

-Hasta que te levantas para hacer algo útil.- Dijo con su típico humor.-Llevo un rato esperándote, mujer.

-¿Ah sí?- Preguntó sorprendida.- ¿Qué necesitas?

-Que remodeles mi cámara de gravedad. – Comenzó a explicar.- Quiero que aumentes la gravedad 20 veces más de lo que está ahora, que intentes fortalecer la nave, ya que con mis ataques cada día le cuesta menos resistir, y que pongas unos de esos aparatos de los terrícolas para el frío.

-¿Te refieres a un aire acondicionado? -Suspiró con resignación.

-Tú sabrás mujer, se supone que tú eres el genio, ¿no?

-Está bien Vegeta, en menos de un mes lo tendrás todo acomodado como me has pedido.

-¿Un mes?, ¿te crees que estoy de vacaciones, mujer?

-Lo siento Vegeta, pero tengo demasiados asuntos por resolver y…

-Supongo que esos asuntos no son tan importantes como para dejarme sin entrenamientos y que los androides destruyan todo, ¿No Bulma? – Fue interrumpida por Vegeta, dejando a una sorprendida muchacha por la forma en la que la llamó.

-Has dicho mi nombre. – Dijo sorprendida.

-Una semana, ése es tu plazo.

-Pero Vegeta…

-¿Quieres morir joven a manos de los androides, mujer?

-De acuerdo, una semana, dos como mucho.

Ante la última respuesta de la científica, Vegeta no puso muy buena cara, aunque se le pasó pronto al ver la grandiosa mesa de comida que estaba preparando Bulma.

Este gesto no pasó desapercibido para ella, que mirándolo de reojo no pudo evitar dejar escapar una sonrisa tierna.

Cuando sus miradas se cruzaban se podía notar la tensión en el ambiente, poniéndolos tensos, y sobre todo a Bulma, que no podía evitar el hecho de que se sonrojara cada vez que los ojos penetrantes del príncipe se posaban sobre ella.

Bulma no terminó de desayunar, cogió un bollo y, saliendo por la puerta sin mirar atrás, le dijo.

-Nos vemos, Vegeta…- Dejando a un confundido guerrero salió de la cocina y se fue a su laboratorio.

El momento en que Vegeta entró en trance fue bastante corto porque a los pocos minutos prosiguió con su habitual desayuno.

Hacía tanto tiempo que no comía en condiciones…le daba tanta serenidad volver a "casa".

Le parecía tan extraño que ella no le echara en cara nada de lo sucedido tiempo atrás, que incluso pensara que Bulma estaba tramando algo en su contra.

Aunque, ¿sería posible que se vengara más de lo que lo hizo?

Se acostó con ese humano, en la cama que tantas veces habían compartido, le había suplicado que la hiciera suya y aun así, ¿iba a querer vengarse de nuevo? ¿Es que no le bastó con eso y con echarlo de su casa?

En la parte oeste de la casa, Bulma trabajaba en los planos para la modificación de la cápsula de gravedad de Vegeta.

"No sé porqué me ciego en pensar que podría haber cambiado, sigue siendo el mismo arrogante, me sigue tratando como una esclava a la que puede dominar con amenazas, sólo soy un técnico a su servicio."
Vegeta acabó el desayuno y salió afuera, al jardín, donde estuvo bastante tiempo levitando, haciendo sus ejercicios de concentración.

No podía permitirse estar quieto mientras la mujer le reparaba su cámara de gravedad, tendría que hacer algo para ejercitarse, aunque sólo fuera mentalmente.

Así transcurrió durante toda la mañana, si se veían o coincidían en alguna parte de la corporación, ellos se hacían los indiferentes, fingían que no había pasado absolutamente nada.

Por las noches se torturaban pensando en lo que deberían hacer, en qué tenían que pensar para dejar ese maldito tema que los estaba desquiciando a ambos.

Al día siguiente Bulma, se dispuso a fabricar todo lo relacionado a lo que le había pedido Vegeta.

Estaba hasta arriba de trabajo pero dada las circunstancias no tuvo más remedio que aplazar todo.

El guerrero se fue a unas de sus montañas que visitaba anteriormente y se dispuso a entrenar como había hecho meses atrás cuando sus enfados y estados de ira le hacían abandonar la Corporación.

Miles de sentimientos afloraban en Vegeta, se empeñaba en superar a Kakarotto, y en evitar encontrarse nuevamente en alguna situación intensa con esa mujer que lo hacía sentir cosas nuevas que, aunque no quisiera reconocerlo, le daban miedo.

¿Cómo podía aceptar alguien como él que estaba sintiendo algún tipo de cariño hacía alguien?

Sólo había sentido rencor, odio y maldad hacía los demás, había matado, había sido un asesino despiadado y sanguinario y no le había importado a nadie, ¿cómo podía alguien pensar siquiera en la posibilidad de que sintiera un cálido sentimiento hacía esa terrícola?

Pero lo sentía, ella le había dado todo, y no sólo materialmente.

Había estado con él, aguantándolo en sus ironías, en sus sarcasmos, en sus malas contestaciones, en su mala forma de tratarla, y sin embargo nunca lo dejó solo, siempre estaba con él.

Pero no podía olvidar el hecho de que se acostó con ese ser miserable de Yamsha, ¿cómo se le ocurrió a ese malnacido tocarla y darle un placer que ella parecía disfrutar en mitad de la melancolía?

Había podido observar en mitad de toda escena de los dos amantes, que Bulma no estaba feliz haciendo eso, y resonaban en su cabeza aquellas malditas palabras que le tocaron en el fondo de su corazón,

"Necesito olvidarle, quiero conocer el placer en tus brazos, tengo que olvidarme de él para siempre, ayúdame..."

-Maldita sea, Bulma. –La maldijo una y otra vez en su cabeza. -¿Por qué no puedo sacar esas miserables palabras de mi cabeza?

"-Borra de mí cualquier rastro de vegeta, sé que me quieres, demuéstramelo-"

Con estos pensamientos tan turbios para Vegeta, el príncipe se dispuso a entrenar, quería sacar toda la rabia y frustración que sentía al recordar aquella dichosa escena.

¿Y ahora? ¿Seguirá nuestra pareja fingiendo indiferencia ante lo que pasa?, Vemos que vegeta no puede negar que le afectó esa escena, ¿y Bulma? ¿Qué pensará ella de aquella maldita noche?

Continuará en el capitulo 3.

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