Mi nueva vida + 18 Capitulo 3 (Dragon Ball Z Vegeta & Bulma)



Capítulo 3


Cuando no puedo decir No

Durante varios días había evitado el contacto con él, no habíamos cruzado ni una sola palabra hasta ayer, cuando sin darme cuenta se me pasó la hora de la comida.

Durante estos días había estado preparando su comida antes que él apareciera y se la había dejado en la mesa de la cocina, él entraba y directamente empezaba a devorar todo sin preguntar por nadie, de hecho se podría decir que no echaba en falta mi presencia. Algo que en el fondo de mi corazón me dolió.

No he vuelto a soñar con él, claro que, tampoco duermo mucho mas de cuatro horas y tampoco seguidas. Mis problemas últimamente se empezaban a amontonar. Vegeta, Yamcha, el trabajo... todo se estaba agrupando en el mismo apartado de "cosas que me quitan el sueño".

Mi relación con Yamcha se estaba agrietando y por primera vez en mi vida no sentía la necesidad de luchar por una relación tan monótona como la que tengo con él. Además estoy tan cansada de sus continuos engaños que no quiero intentarlo mas.

No seré yo quien deje la relación, no quiero ser nuevamente la mala de la historia.

Bulma apagaba su cigarrillo mientras fijaba su vista en la ventana de su habitación. Vio pasar a Vegeta, algo que este notó pues se ladeó y sus miradas se cruzaron.

La seriedad en la cara de Bulma era tan evidente que el príncipe empezaba a interesarse por el cambio de aquella mujer vulgar e insoportable.

-Bulma. - Yamcha entró en la habitación sin avisar, dando un pequeño susto a la joven.

-¿Qué haces aquí? - Se dio la vuelta y le enfrentó.

-He pensado que podríamos salir a tomar algo, llevas días apagada. - Se acercó a darle un beso en los labios.

-Gracias Yamcha, pero no me apetece. - Respondió sin interés mientras apartaba la boca de su novio.

-¿Qué demonios te pasa Bulma? Llevas unos días que no hay quien te aguante. - Gritó alterado.

-Pues no lo hagas, nadie te obliga hacerlo. - Cogió otro cigarrillo de su paquete.

-¿Es por Serena? Te juro que no he vuelto a verla ni a tener nada con nadie. - Se disculpó a la defensiva.

-Serena...- Susurró. - No es Serena, tu y tus amigas ya no me cogéis por sorpresa.

-Entonces ¿Qué es lo que te pasa? - Los nervios le traicionaron y dio una patada a la mesita, con tan mala suerte que esta se cayó al suelo y tiró todo lo que había. El jaleo había alertado a Vegeta.

-¿Eres imbécil Yamcha? - Gritó Bulma enfadada. - ¿Quién te crees que eres para venir a mi casa a dar patadas a las cosas?

-¿Qué demonios es este escándalo? - Vegeta asomaba por la ventana con cara de verdadero interés.

-¡Vegeta! - Bulma estaba sorprendida.

-Lárgate de aquí, no es asunto tuyo Saiyan.

-A mi no me mandes gusano. - Vegeta entró en la habitación y se puso cara a cara con Yamcha. - Sois dos molestias que no me dejan entrenar.

Me encontraba frente a mi novio y al desconocido que invité a mi casa y raramente me sentía feliz con tener a Vegeta cerca, aunque sólo fuera para pelearse con alguien. Pero no podía permitirme mantener contacto con ese Saiyan, me arriesgaba a volver a soñar con él y eso era realmente incómodo.

-Vegeta por favor, vete. No es asunto tuyo.

-Para no ser asunto mío no me dejáis en paz con tantos gritos.

-Mono idiota que te largues de aquí. - Yamcha se lanzó con interés sobre Vegeta. Pese a las súplicas de Bulma de que parara, no dejaba de comprometerse en salir mal de ahí.

Bulma quiso evitar dicha pelea con la maña suerte de que uno de los golpes se lo llevó ella, cayendo al suelo y quedando inconsciente durante un rato.

Yamcha se sentía muy mal por el golpe que le había dado. Aunque no iba para ella había salido lastimada.

Cuando la chica despertó se encontraba tumbada en la cama, semidesnuda y tapada con una fina sábana. A su lado estaba Yamcha, metido en su cama y mirándola.

-Bulma, ¿Cómo te encuentras?

-Estoy bien. ¿Qué haces aquí?

-No quise irme hasta saber que estabas bien.

-Yamcha... te dije hace unos días que no quería que volvieras a quedarte aquí a dormir. Márchate por favor.

Me duele la cabeza y noto una brecha en la cara a causa del golpe. Esta noche tengo una razón mas para no poder dormir. Yo me lo busqué poniéndome en medio de estos dos idiotas.

¿Dónde estará Vegeta?.

-Bulma, por favor, perdóname. - Suplicó Yamcha abrazándola. - Ha sido un accidente, yo no quería...

Yamcha terriblemente afectado y con un gran sentimiento de culpa besó a Bulma, metió sus manos bajo su camiseta de tirantes blanca y empezó a acariciar sus pechos.

-No quería hacerte daño cariño. - Susurró en su boca . - Déjame compensarte por ello.

La joven se dejó llevar intentando evadirse de todo lo ocurrido, intentando sobrellevar el dolor que tenía físico y mental, pero no podía. Esas manos no las sentía igual. No quería herir a Yamcha y rechazarlo otra vez iba a suponer un golpe duro para el chico.

-Yamcha, no... - Suplicó agarrando sus manos con intención de apartarlas.

-Vamos, déjate llevar. Te echo de menos a ti y a tu cuerpo.- Una mano había bajado hasta las bragas de Bulma.

Bulma sentía unas ganas horrendas de salir corriendo de allí, de gritar, de llorar... pero no podía hacer nada salvo callarse y rezar para que esto terminara pronto. Ahora entendía perfectamente lo que le pasaba con Yamcha. Ya no le amaba ni le excitaba como hombre.

Sólo le quedaba fingir una noche mas que todo estaba bien y con suerte al día siguiente todo acabaría.

Salió de sus pensamientos al notar como Yamcha le quitaba la camiseta. Él se desnudó con prisa, deseoso de poseerla, y se puso encima de ella.

Tenía a Yamcha en mi cuerpo, podía notar su peso sobre mi, su virilidad latía en mi pierna deseando entrar en mi. Yo no estaba excitada, mas bien triste, humillada por que no quería eso y no me veía con fuerzas ni valor de pararle. Sentía ganas de llorar. Me abrió las piernas para ponerse en mi entrada, me agarraba las muñecas pegadas a la almohada mientras su boca recorría mi cuello y yo miraba hacía otro lado. No se molestó en preguntar si me encontraba bien, si quería eso, no se preocupó por mi, como siempre sólo pensando en él mismo.

Me penetró y sentí un ligero dolor en mi intimidad, no estaba excitada ni lubricada era imposible sentir placer con él ahora, sólo estaba rezando en silencio para que durara lo menos posible y acabara aquella tortura. Después le diría que se fuera y me quedaría sola.

Cada embestida suya era una esperanza de que terminara antes. Se me hizo eterno, pero por fin pude sentir como se dejó llevar dentro de mi y quedó rendido su cuerpo por el esfuerzo sobre el mío. Aún oía sus gemidos de placer en mi oído.

Le empujé levemente y se quitó de encima, intentando aguantar las ganas de llorar frente a él le pedí que se marchase. Él no puso resistencia y se largó sin mas. Ahora que se había acostado conmigo no tenía interés en discutirme eso.

Cuando escuché su coche alejarse de mi casa me metí en la ducha y me desplomé en el suelo llorando sin parar.

Cuando no podía soltar mas lágrimas me enjaboné con fuerza y rabia todo el cuerpo, esperando eliminar con el agua la humillación, el dolor y la rabia que sentía.

Completamente agotaba y lo mas cómoda posible me metí en la cama, no sin antes tomarme un par de pastillas para calmar el dolor de mi cara y poder dormir, esperando descansar por una vez en condiciones.

No se el tiempo que había pasado pero pude ver una silueta frente ami, sentí su mano en mi mejilla e inexplicablemente ya no me dolía. Cerré los ojos y cuando los abrí no había nadie allí.



¿Qué ha visto Bulma? ¿Ha visto a alguien realmente o lo está soñando? ¿Es fruto de las pastillas, el dolor, o los sueños? ¡Más en el próximo capítulo!

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