Mi nueva vida - Dragon Ball Z (Vegeta y Bulma) Cap-2
Capítulo 2
Día uno
Aún no se que demonios hago aquí o como he llegado. No conozco el entorno, esta habitación no es mía ni es parte de mi casa o de Yamcha. Me encuentro sola, acompañada sólo por la luz de la pequeña lámpara de la mesita rústica.
Estoy sentada en una cama enorme vestida por sábanas color escarlata, un dulce aroma embriaga la habitación y el silencio retumba en cada una de las paredes dejando paso a mis pensamientos.
Desconcertada, desorientada y sin saber como estoy aquí ni por qué me levanto de la cama. Examino la habitación grande en la que me encuentro sin saber por que. De pronto un pensamiento me inunda y el terror se apodera de mi.
"Dios mío ¿estaré secuestrada?" Me tiembla la voz, la boca, el cuerpo... no es la primera vez que me encuentro en una situación así, ya antes han intentado secuestrarme y pedir un rescate a la Corporación por mi.
Escucho unos pasos que me sacan de mis razonamientos y el miedo me hace reaccionar intentando esconderme en alguna parte de la habitación. Lo hago detrás de la puerta armándome con la lamparita para intentar dejar KO a mi secuestrador.
Veo el pomo de la puerta girar y con el corazón a mil cierro los ojos y alzo las manos. Cuando entra alguien instintivamente intento aporrearle con ella pero unas manos fuertes me lo impiden. Abro los ojos y puedo ver una cara conocida, familiar, una mirada ruda y firme que me mira y me intimida, pero que muy en el fondo de mi ser me atrae.
-¿De verdad crees que tú, una simple humana, podrá derrotarme con ese trasto? - Su voz con sorna me puso muy nerviosa.
-¡Ve...Vegeta! - Digo titubeante. - ¿Qué hago aquí? ¿ Dónde estoy?
No lo sé mujer, estoy donde tu quieres que esté.
-¿De qué demonios hablas? - No comprendo nada de lo que me dice, ni lo que me intenta decir.
-Mujer, yo sólo estoy donde tu quieras que esté, donde tus pensamientos me lleven a estar.
Me siento muy extraña frente a él. Observo esos ojos oscuros, penetrantes, que me miran con un sentimiento que no quiero reconocer. Mi cuerpo siente un escalofrío cuando noto unas manos encima de mi piel y poco a poco, con toda la delicadeza que nunca llegué a imaginar, siento como Vegeta me acaricia.
De una manera brusca, casi animal, me lanza a la cama y se posiciona encima. No se como me siento, ¿enfadada? ¿Asustada? ¿Ex...citada? No, ¡NO! No, eso nunca. Qué demonios creé que hace, ¿Cree qué puede hacerme lo que se le antoje?.
No puedo moverme, y no por que él me lo impida si no por que mi cuerpo no reacciona a mis órdenes.
Me dejo llevar...Siento como su boca se aproxima a mi cuello, puedo notar su respiración acelerada, mientras su cuerpo presiona el mío. Me abandono. No puedo interponerme ante él y sus ganas de poseerme aquí y ahora. Me arranca la ropa y siento sus ojos salvajes, ardientes, su instinto animal, recorriéndome el cuerpo.
Abro las piernas para recibir lo que quiera darme...Lo veo quitarse la ropa, va hacerme suya, va a...
-¡Bulma, BULMA!
-Oh dios, ¿Qué demonios pasa? - Me despierto alterada, empapada en sudor.
-Eso mismo te pregunto yo. - La cara de Yamcha desvela que algo no le ha gustado mucho. - Estabas gritando en sueños. Casi estabas al borde de un infarto.
-Una pesadilla horrible, Yamcha. - Un infarto me iba a dar ahora al recordar lo que estaba soñando. - Menos mal que me has despertado.
Una parte de mi estaba enfadada por que queria llegar al final del sueño, otra en cambio estaba aliviada. No podía imaginar mis encuentros con Vegeta después de ese sueño. La preocupación se apoderaba de mi al pensar en por qué había soñado algo así con él.
Bajaron a desayunar como cada mañana. Era algo tan rutinario que le empezaba a cansar. La dichosa rutina con Yamcha era siempre la misma, desayunar juntos, comer al medio día, sexo nocturno y vuelta a empezar. Todo esto aderezado con alguna discusión estúpida o enfados por otras mujeres. Hacía ya un par de semanas que no habían vuelto a hablar de aquella jovencita morena que estaba en su apartamento la última vez que Bulma fue. Las infidelidades de Yamcha eran costantes, al igual que los perdones de ella. Es como si por alguna razón, quizás costumbre, siguieran juntos pese a todo.
-Cuéntame, ¿Qué has soñado? - Suelta de pronto él mientras pega un bocado a su tostada.
-Oh una pesadilla, no quiero hablar de esas tonterias. - Entre un ataque de tos pudo responder.
-Venga, siento curiosidad, estabas muy alterada.
-Alguien me perseguía y no podía esconderme de él y ...
No pude seguir hablando cuando vi a Vegeta sin camiseta y con unos minúsculos pantalones pasar por delante de la ventana de la cocina. Pronto estaría pidiendo su comida.
-Tengo que preparar algo de desayunar a Vegeta o se impacientará. - Dejó de comer ella y se puso en pie.
-Termina de desayunar, no eres su sirvienta, que espere.
-Prefiero evitar discusiones con él.
-Vamos, siéntate o...
-¿O qué?
Siento como Yamcha se pone en pie y avanza despacio hacía mí, se coloca detrás y sus manos rodean mi cintura, apretándome contra su cuerpo, notando lo que me necesita y lo que quiere de mí.
-O tendré que obligarte a sentarte encima de mí. - Sus labios me rozaban el cuello susurrándome estas palabras que encendían mi cuerpo.
Pero entonces, mis pensamientos viajaron anoche, al sueño en el que Vegeta estaba dominándome, donde sus labios eran los que estaban en mi cuello. Aparto bruscamente a Yamcha de mí, casi sintiéndome culpable por ello e intento desviar el tema.
Me doy cuenta que somos observados por unos ojos oscuros y serios que están en la puerta. Vegeta nos mira en silencio con semblante serio, ya habitual en él. Aparta los ojos de mí para clavarlos en mi novio y con una mueca me vuelve a mirar.
-¿Está mi comida, mujer?
-Ya mismo está.
-Si no hubierais estado haciendo tonterias hubiera comido hace rato y estaría entrenando más. Me estáis retrasando.
-Eh tú, Bulma no es tu asistenta, agradece que se te de comer en lugar de exigir.
-¿Estoy hablando contigo, gusano?
La situación se estaba poniendo incómoda viendo como ambos se lanzaban tantas palabras desagradables, temía que en algún momento llegasen a las manos, pues Yamcha no tendría posibilidad ninguna frente al príncipe.
-Lo siento Vegeta, sientáte, no tardaré en servirte la comida.
Pude ver como ambos me miraban, notando que mi comportamiento sumiso no era el habitual. Mi genio mañanero no estaba, tampoco discutía sobre nada y me había dejado convencer por Vegeta en un par de frases. Quizás tenía que disimular, pero no me apetecía fingir que estaba como cada día, por que una parte de mi se encontraba distinta y con ganas de salir de aquella habitación que se estaba encogiendo poco a poco para mi.
Lo último que vi antes de salir de allí fueron los ojos de Vegeta clavados en mi, no me hacía falta saber que estaba pensando, yo misma me preguntaba lo mismo. ¿Qué me pasaba?
Continuará...
Comentarios
Publicar un comentario
Bienvenido al blog Gotas de lluvia. Gracias por leer y comentar, así ayudas a mejorar la página!