Sueños perturbadores cap2 +18 (DB+Naruto-Bulma, Itachi y Vegeta)

Capitulo 2
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La ira la invadía, no podía creerse lo que Vegeta había hecho. Se había corrido encima de ella. "Como puede ser tan cerdo y miserable este hombre" se decía para si misma. Estaba duchándose mientras maldecía una y otra vez a ese maldito príncipe. Ya tendría unas palabras para él mas tarde cuando fuera a ponerle de comer.
Seguía dando vueltas a sus sueños eróticos con ese misterioso hombre. "Itachi Uchiha" resonaba en su cabeza. Nunca lo había visto, sólo cuando se unieron los dos mundos y desde entonces ha estado soñando con él noche tras noche.
Se había cerrado el portal en el que los dos mundos se habían hecho uno. Aun no se sabe como fue pero todo apunta a que alguien usó las bolas de dragón y desató el caos.
Ese día el cielo se volvío negro en pleno día y la tierra empezó a temblar. Comenzaron a salir personas vestidas de manera rara, todos estabamos desconcertados, caras que nunca habíamos visto, y que hablaban nuestro idioma.
Ante nuestros ojos los veíamos aparecer, de la nada, tan desconcertados como todos los demás.
Entre la multitud una cara llamó su atención, la frialdad de sus ojos, la oscuridad que le rodeaba, el misterio que desprendía ese hombre de pelo negro y ojos rojos que se volvieron oscuros al cruzarse con los suyos. No comprendía por que días después seguía soñando con él de esa manera tan erótica y sensual. No había cruzado una palabra con él y aún así cada noche era esclava de ese nombre y su cuerpo.
Volvió en si cuando los gritos tormentosos de Vegeta la sacaron de sus pensamientos. Pidiendo el desayuno a gritos como de costumbre. Esta vez lo iba a poner en su sitio por la noche anterior y sus exigencias con la comida.
Salió de la ducha, se lio una toalla roja en el cuerpo y se puso una a juego en el pelo. Mas tarde se vestiría. Hoy era uno de esos días en los que no tenía prisa por nada y haría todo cuando se le antojase. Le apetecia estar en toalla tranquilamente.
Bajó a la cocina, donde provenían los gritos de ese príncipe histérico, y se encontró a Vegeta sentado frente a la puerta con cara de pocos amigos. La cara de siempre a decir verdad.
-¿Qué demonios hacías mujer? ¿ Me quieres matar de hambre?
Bulma, controlando sus nervios lo mas que podía se acercó tranquilamente al saiyan y para sorpresa de él, le dio un bofetón que dejó a Vegeta atónito sin saber que decir o hacer.
-Mira mono estúpido, me tienes muy cansada de tus exigencias.
-Maldita humana – Se puso en pie.
-Me puedes explicar ¿Que hacías en mi cuarto anoche?
Vegeta se puso colorado, sin saber que responder a eso, aunque su preocupación era la pregunta que lanzaría después.
-¿Por qué demonios te corriste encima de mi? Maldito enfermo degenerado.
-No se de que diablos hablas mujer.
-Hablo de que he tenido que ducharme por que anoche un líquido misterioso estaba sobre mi cuerpo, y la única persona que habita esta casa actualmente aparte de mi, eres tú, maldito imbécil.
Vegeta seguía sin reconocer lo que había hecho, aunque en el fondo sabia que de nada servía pues Bulma no era tonta y se había dado cuenta desde el principio. Pero era muy comprometido para él y su orgullo no le permitia admitir que se había excitado con ella la noche anterior y mucho menos que se había masturbado encima de ella. Miró hacía otro lado, con la esperanza de que a Bulma se le pasara y no tener que hablar mas del tema.
-Quiero mi comida, déjate de tonterias de una vez.
-Que quieres tu comida.. - Se dio la vuelta y se acercó a la encimera a coger un plato. - Pues haztela tu enfermo asqueroso.
La escena era tan cómica como irritante, Vegeta estaba esquivando platos y utensilios de cocina que Bulma le estaba tirando sin parar mientras balbuceaba entre nervios y palabrotas que apenas se podían entender.
El príncipe se había cansado de aguantar el humor y los maltratos de aquella mujer que lo estaba empezando a volver loco. Se levantó con cara de pocos amigos y la agarró fuertemente de las muñecas, empujándola sin darse cuenta hasta ponerla pegada a la encimera.
Bulma se cayó al instante, lo miró fijamente a los ojos. La furia y el miedo se podía ver reflejada en aquellos ojos azules. Vegeta pegó su cuerpo al de ella, mirándola fijamente, dejándola inmóvil puso su cara a pocos centímetros de aquella mujer.
-Sólo quiero que me pongas de comer como me prometiste cuando me tragiste a este lugar, mujer. - Dijo cerca de sus labios casi en un susurro.
-Y yo que me digas por que hiciste esa barbaridad anoche. - Respondió Bulma gritando mientras se movia intentando zafarse de aquellas manos fuertes que la sujetaban.
La cara de Bulma palideció al notar como la toalla que envolvía su cuerpo se caía al suelo por el movimiento que había hecho. Ya el príncipe no estaba aprisionándola y entre ellos había un pequeño espacio que dejaba ver el cuerpo de la chica. La respiración de Vegeta se elevó, pegó su cuerpo al de Bulma y colocó sus manos en la cintura de ella. Se acercó a su oido y susurró muy despacio.
-Me gustaría saber que estabas soñando anoche y con quien por que teniéndote así... - acarició sus muslos muy lentamente siendo cosciente de que Bulma se estaba deshaciendo ahí mismo. - me dan ganas de demostrarte que la realidad es mejor que los sueños.
-Suéltame Vegeta ¿Qué te crees que estás haciendo? Además acabas de reconocer que me estabas espiando anoche, degenerado.
-¿Yo? La que se ha quedado desnuda frente ami eres tú.
Pese a los intentos poco convincentes de Bulma por soltárse Vegeta seguía teniéndola a su merced, abrió sus piernas y se colocó en medio de ellas evitando así que Bulma le pusiera impedimentos a su seducción.
-Vamos, ¿me vas a decir acaso que no te gustan estas cosas, humana?
Bulma podía notar como el cuerpo del príncipe estaba reaccionando ante ella y su resistencia.
-He estado con mas mujeres de las que puedes imaginar, me apetece tenerte ahora y se que tu también lo estás deseando. - Se quitó la ropa con una mano mientras con la otra sujetaba las de Bulma. - No te va hacer falta soñar esta noche con nadie, te voy a dar lo que necesitas.
-¡Vegeta, suéltame! - Meneaba la cabeza de un lado a otro intentando evitar la boca del guerrero. - Estás loco, te dicho que me sueltes o grito.
-Por mucho que grites no te va a escuchar nadie, pero puedo solucionar esa amenaza.
-¿Qué? ¿Qué demonios estás...?
Una alucinada Bulma veía como estaba poniendo en su boca un trozo de tela que no sabia ni de donde había sacado. Con una especie de mordaza se encontraba ahora frente a Vegeta, desnuda e indefensa.
Le costaba mucho reconocer que aquella situación embarazosa y llena de ira la estaba exitando tanto como sus sueños con aquel extraño. Pensó en él y su exitación creció, imaginando las escenas mas calientes en su cabeza con aquellos dos hombres que la querían poseer. Uno en sueños y otro en su cocina.
Vegeta la miraba de forma lasciva, sonriendo de la forma retorcida que acostumbra. Bajo una de sus manos por el cuerpo de la chica, lentamente, la introdujo en medio de sus muslos y se acercó a su boca silenciada.
-Para no querer, lo que siento ahí me dice lo contrario. - La acarició. - Estás muy mojada mujer. Esto en mi planeta y en todos significa lo mismo. Deseas que te abra de piernas y te posea.
Sólo el vocabulario de aquél arrogante la estaba enloqueciendo, eran tan bruto, animal y salvaje que una parte de su ser queria perderse en aquella bestia y sentir el placer que le estaba insinuando con sus palabras. Se dejó llevar sin pensar en las consecuencias que aquello le podía traer. Rodeó su cintura con sus piernas, soltándo un gemido al entrar en contacto con la virilidad de aquel hombre, y miró a Vegeta a los ojos trasmitiendo su deseo.
-Quiero tu boca, quiero esos labios así que te voy a quitar la mordaza, pero si gritas no sólo te la volveré a poner si no que además... - Le quitó el trozo de tela que la privaba de sus palabras. - Tendré que callarte con otra cosa.
La excitación la estaba volviendo loca, quería a ese hombre dentro de ella. Le acariciaba el pelo y sin que a Vegeta le diera tiempo a reaccionar lo besó. Ese beso encendió al príncipe que la cogió a horcajadas y la sentó en la encimera. Abriendo por completo sus piernas comenzó a lamerle el cuello, acariciarla, saborearla, a volverla loca de deseo y desesperación entre aquél tormento de caricias y besos. Su boca se adueñó de uno de sus pechos mientras que con sus manos la cogía del pelo y estiraba, haciendo que el cuello se expusiera mas a él.
-Otro día los probaré de otra manera, Bulma. - Ante la cara de asombro de una Bulma sonrojada por la excitación se encontraba Vegeta, completamente ya desnudo y con una erección difícil de disimular.
Acarició el sexo de Bulma, viendo como se retorcia de placer en sus manos y gemia para él, en sus labios. Notaba su humedad y como se aproximaba al orgasmo, quiso hacerla sufrir un poco mas y paró, dejándola con la miel en los labios y suplicando que siguiera.
-¿Por qué? ¿Por qué paras? - Preguntó agitada por el momento y la excitación.
-Quiero saber con quien sueñas tanto. - Respondió introduciendo la punta de su miembro en ella despacio.
-Por favor, entera, métela entera. - Casi suplicante alzaba sus caderas para intentar acogerlo con ellas.
-No. - Se separó. - Quiero saber quien te posee cada noche y te hace disfrutar en sueños.
-Vegeta... - Susurró.
-Mujer...- Introdujo nuevamente su miembro en ella despacio. Quería torturarla para sacarle inforomación. - Dímelo. Si no lo haces no haré nada, salvo atarte, amordazarte y masturbarme delante de ti y encima tuya. Tu te quedarás así, suplicando que te posea.
Bulma conocía a Vegeta lo suficiente para saber que su frialdad daba para eso y mas. Pero le avergonzaba hablar del tema, de sus sueños húmedos con un desconocido que sólo había visto una vez, que no era ni de allí, ni de este mundo.
-No. Vegeta, por favor.
-Dímelo. - De una fuerte embestida se metió dentro de ella. - O esto será lo único que tendrás de mi.
-Itachi Uchiha. - Respondió sin poder aguantar mas aquella tortura. - Por favor...
-Ya hablaremos de ese Itachi mas tarde.
Satisfecho por haber ganado aquella charla la agarró por las caderas y con fuertes y salvajes embestidas poseía aquella mujer que lo estaba volviendo loco. Los gemidos de Bulma, saber que aquellos sonidos los producía él con su placer lo estaba llevando al climax, se mezclaba con sus gruñidos animales. Bulma no pudo mas y se dejó ir gritando su nombre entre gemidos incontrolados y acelerados. Vegeta no tardó en acompañarla en aquél viaje hacía el placer y se corrió dentro de ella dejando su cuerpo caer encima de Bulma.
Pasó poco tiempo hasta que salió de ella y se marchó sin mediar palabra ni mirarla a la cara. Bulma no sabia que decir ni que hacer, no sabía como afrontar aquel desliz con ese hombre. Aunque su preocupación era mayor al darse cuenta que no había usado protección y que aquel arrebato de lujuria podría acarrear malas consecuencias.

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