Sometida al placer +18 Capítulo 3



Capítulo 3


Durante la cena no dejé de observar a Jake, el cual no quitaba el ojo de encima a Barry. Siempre salía ese aire protector de él que le impedía ignorar el hecho de que yo era una adulta y sabía cuidarme sola, pero...¿realmente era así?

Me aterraba la idea de quedarme a solas con Barry, de que recordara nuestra conversación llena de promesas que yo ahora estaba dudando si cumplir o no. En mi interior gritaba suplicando a Jake que siguiese así, cuidándome, protegiéndome y asegurándose de que todo iba a estar bien y que podría confiar en aquel hombre que me acariciaba el muslo debajo de la mesa.

Llené mi copa de vino, por quinta vez, y los ojos de mi compañero de piso se clavaron en mi. Conociéndonos como nos conociamos sabía que sus ojos me ordenaban que parase. Siempre que el alcohol entraba en mi cuerpo no pasaba nada bueno, o si, depende de como se mirara y quien lo hiciera. Pero necesitaba vino para intentar sobrellevar aquel todo embrollo donde me había metido sin darme ni cuenta.

Tenía que haber cortado con Barry cuando tuve ocasión en lugar de calentarlo y darle esperanzas que ahora me atormentaban.

Relamía mis labios saboreando la delicadeza que había traído y a la que huí para protegerme. La mano de Barry atrapó la mia y me miró a los ojos, bajando mi copa hasta la mesa y asegurándose que la soltaba.

-¿Estás bien? - Su voz se tornó preocupación.

-Si. - Sonreí fingiendo. - Me encanta este vino.

-Alma, ¿por qué no me acompañas a la cocina por el postre? - Me señaló con la vista la puerta de la cocina Jake. Asentí con la cabeza y me levante.

Pude sentir como el alcohol se mezclaba con mi cuerpo y mi piel notaba el calor que este estaba provocando en mi.

-¿Se puede saber qué intentas? - Me preguntó histérico mientras abría la alacena y sacaba tres platos. - ¿Quieres qué te vea como una cuba?

-Tenías razón, Jake. Siempre la tienes. - La voz empezaba a temblarme.

-¿Qué estás diciendo?

-No creo que pueda acostarme con él.

-Alma, ese tío está interesado en ti de verdad, o te lo tiras o lo dejas pero así no podéis estar.

Ver la seriedad en Jake, sentir el vino en mi cuerpo y notar como mi cabeza empezaba a darle vueltas a todo el tema que me había dicho mi compañero, me hizo estallar en un ataque de risa que no podía parar.

La cara de Jake, por supuesto, era un poema y cuanto mas le miraba más me reía.

Sin saber como había bebido tanto en tan poco rato, el vino se me había subido a la cabeza. Me reuní con Barry, el cual me miraba de arriba abajo de forma lasciva. Quizás fuese el alcohol, la conversación con mi amigo o que yo estaba muy jodida, lo que me hizo hacer una de las cosas de las que posiblemente, estando serena, me iba arrepentir.

-Jake, ¿Cuándo empieza tu película? - Pregunté sin apartar los ojos de aquel hombre que me comía con la vista.

-Pues no sé...

Le pillé por sorpresa para bien o para mal. Me miró esperando que mis ojos se encontraran con los suyos y entonces comprendió que quería hacer. Buscaba quedarme a solas con Barry.

-Bueno chicos, ha sido un placer cenar con vosotros. - Se levantó de la silla en la que había puesto el culo un par de segundos y se retiró hacía la puerta de la habitación. - Pero mi película y mi móvil me reclaman.

Dejándonos solos a Barry y ami cerró la puerta. Nos encontramos en silencio, mirándonos a los ojos cargados de aparente deseo y desesperación. Sólo se oía el eco de los susurros de nuestros corazones agitados y nuestra respiración que se aceleraba cada vez más.

Retiré la mesa dejando libertad para poder verle sentado frente ami. Me relamí los labios intentando provocarle, a sabiendas que ya lo estaba, para que pillara mi indirecta. Por un momento me sentí triunfadora, posesiva y la ganadora de algún tipo de torneo.

Le tenía frente a mi, sentado, mirándome, y sin saber como reaccionar a mis insinuaciones. Dispuesta a jugar con él, y torturarle un poco, levanté mi pierna y posé mi tacón sobre su paquete. Sus ojos miraron hacía abajo, su boca se entreabrió dejando escapar un suspiro que podría considerarse excitación. Notaba la presión en mi pie, como su erección bajo los pantalones crecía a medida que yo me acercaba más y más a él. Hasta quedar a excasos centímetros de su boca y mi tacón marcaba la línea del deseo.

Con intención de levantar las manos y agarrarme del culo, le detuve ejerciendo presión en su paquete. Sonreí de medio lado y saqué la lengua acariciándome los labios para tentarle.

Le tenía excitado, ansioso y estaba apunto de dejarme hacer cualquier cosa cuando quise tener el control, antes de que perderlo supusiera un problema.

-¿Quieres... - Susurré en su boca lo mas cerca posible, casi rozando sus labios – follarme, Barry?

-¿Tú qué crees? - Me agarró de la cara y me besó. Instintivamente me retiré dejándole con cara de no saber que pasaba.

-Creo que quieres desnudarme – Pasé mis manos por su pecho despacio. - abrirme las piernas y follarme como me dijiste hace días que querías.

-Sí. Eso es exactamente lo que quiero hacerte ahora.

-Pues siento decepcionarte, cielo. - Ronroneé como una gata en su oído, lamiéndo el lóbulo de la oreja y quitando el tacón de donde estaba.

-¿Cómo?

Su cara lo expresaba todo. El terror y la impotencia de volver a dejarle a medias como siempre, el hecho de no poder hacer lo que tanto habíamos hablado, hasta que al final le agarré de la camisa e hice que se levantara.

-No vas a follarme. - Lo pegué a la pared con brusquedad. - No, al menos por ahora.

-¿Entonces qué...?

No le dejé terminar. Abrí sus piernas metiendo la mía en ellas y las separe. Pegué mi pecho al suyo mientras mi lengua rozaba su cuello haciéndole temblar por la situación.

Me entretuve, despacio, desabrochando cada uno de los botones de su camisa para dejar su pecho descubierto. Pasé mi mano lentamente, sin dejar de mirarle a los ojos y mordiéndome el labio. Podía sentir el latido de su corazón desde fuera, rápido, furioso, alterado, como si fuese a escapar de aquella pared de huesos y carne en cualquier momento.

Consciente de lo que hacía empecé a pasar la lengua por donde antes habían investigado mis manos, las cuales ahora desabrochaban su cinturón y bajaban la cremallera del pantalón. Su erección, grande y dura, luchaba por salir de la fina tela que lo atrapaba. Despacio, torturándolo, y lamiendo parte de su piel llegué hasta la zona que ansiaba liberarse. Puse mi boca en su paquete, rozando con los labios mientras mis ojos se clavaban en los suyos. Con los dientes agarré la cinturilla de los boxer que aguardaban su intimidad y estiré de ellos hasta dejarla libre.

Mi boca entre abierta fue rozada por la punta de su erección. Cerré los ojos y saqué la lengua dando suaves y lentos lametones a lo que requería mi atención. Lamía de abajo arriba mientras mi mano acariciaba sus testículos y la mano de aquel hombre que se excitaba por mi, era puesta en mi cabeza, posesiva, guíandome a que continuara aquel dulce tormento que lo estaba haciendo derretirse en mis manos.

Sin dejar de lamer y deleitarme con su miembro en mi boca, abrí los ojos esperando ver en su mirada lo que le estaba provocando. La metí entera, hasta la garganta, sientiendo como me atravesaba con ella cada vez que me embestía una y otra vez. Sus manos aferradas a mi pelo no me dejaban moverme libremente, pero una parte de mi disfrutaba con este juego, haciéndole perder el control. Entre jadeos y gemidos que se escapan de su boca, al fin habló.

Si sigues así voy a correrme en tu boca, Alma. - Intentaba apartar su erección a punto de estallar de mi boca. - Para... detente o no podré...

Pero volví a tomar el control, mis manos se aferraron a las suyas invitando a que continuara follándome la boca. Cuando no pudo más, sentí como sus manos agarraban mi pelo dándole ligeros estirones y se corría en ella, mientras su semen caliente caía por mis labios.

-Joder, Alma. - Sentía palpitar su miembro contra mis labios, mientras notaba su respiración agitada. - Ahora tendremos que...

-Vete. - Dije cuando me quité y me levanté del suelo, sintiendo el dolor de los tacones por el rato que había estado ahí. Me limpié la boca y no quise mirarle a los ojos.

-¿Qué? ¿Qué coño estás diciendo? - Me agarró por el brazo para hacerme mirarle a la cara. - Alma, ¿Qué te ocurre?

-Lárgate, Barry.

-¿No vas a cumplir tu trato? - Me retó.

-Se puede decir que he cumplido la parte que tenía que cumplir. - Le señalé a la entrepierna. - Y ahí está la prueba.

Me cogió de los brazos y me puso contra la pared, de espaldas a él. Pegando su cuerpo al mio podía sentir como su erección volvía a crecer. Sus pecho, que me presionaba contra la dura pared me impedía moverme, mientras sus manos se perdían debajo de mi corto vestido y subía por mis muslos hasta el talle de las medias.

-No pienso irme sin más, Alma. -Susurró en mi oído haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. - Me prometiste que ibamos a follar, y eso es lo que haremos. Pero siento decirte... - sentí como mis medias se rasgaban – que te has quedado sin medias, si cuando terminemos estás de acuerdo con lo que hemos hecho, te compraré yo mismo unas nuevas.

De pronto toda la fortaleza, valentía y triunfo que había en mi actuación pornográfica anterior, se estaba desvaneciendo dejando paso a una Alma asustada, a una, y nunca mejor dicho, alma torturada por sus recuerdos.

Comentarios

  1. Buen capítulo, el mejor de los tres. La verdad es que Barry ha actuado de la única forma que podría, veremos si consigue hacerla suya o algo lo evita en el último momento.

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