Sometida al placer +18 Capítulo 11


Capítulo 11

Suena la alarma del móvil a las 6:15, sin embargo ya llevo un rato despierta en la cama, tumbada, mirando al techo mientras le doy vueltas a todo.

He pasado el fin de semana sin salir de casa, por suerte los findes no tengo que ir a las prácticas, aprovechando para seguir estudiando o descansar. El sábado estuve todo el día jugando a la consola y leyendo, tirada en el sofá mientras me ponía hasta arriba de comida basura con Jake. El domingo lo pasé sola, él salió con una amiga nueva y vino anoche a las tantas... aproveché para repasarme el último temario para el examen próximo, con el que obtendré mi título de AEE.

Me levanto de la cama con desgana, sintiendo como mi cabeza se resiente por no haber obtenido el descanso que merecía. Me he propuesto intentar dejar mi aparente adicción a las pastillas para dormir, pero como siempre ocurre, no puedo dormir ni descansar bien sin ellas.

Siento pesadez en los ojos, me duele la cabeza, el cuerpo lo noto cansado, y tengo mal estar general por no haber dormido bien. Y eso que me acosté temprano después de relajarme, tomarme una valeriana y ponerme lo más cómoda posible. Está claro que sin esta droga no hay descanso para mí.

Me meto en el baño a darme una ducha rápida para despejarme y al salir me enrrollo en la toalla. Me lavo los dientes y me maquillo un poco antes de vestirme. Nunca suelo hacerlo pero con estas ojeras sería irrespetuoso hasta salir.

Una vez me he puesto los vaqueros, la camiseta de tirantes negra de encaje y las sandalias planas, salgo de mi habitación esperando encontrarme con Jake en el salón. Pero no está, así que voy a su cuarto y le veo ahí acostado, durmiendo a pierna suelta medio desnudo.

"Normal, aparece anoche a las 4 de la madrugada... Con quién estaría esta vez... Jake, nunca vas a cambiar."

Le doy un beso en la frente y le escribo una nota rápida con lo primero que veo ahí. Le explico que me he ido a trabajar y que le llamaré a la hora de mi descanso. Me voy al baño a peinarme y preparo mi bolso, salgo de casa y me voy directa al Hospital.

Cuando llego voy directa a buscar a Alicia. Sé que hoy llega el nuevo enfermero, y estaré a cargo de él... Me asusta la idea de que la Directora ya no esté pendiente de mí y tenga que depender de un extraño.

Llego a la sala de reuniones y veo unos cuantos de mis compañeros allí, me sorprende no ver a Josh y me desagrada ver a Andy, con su sonrisa cínica, que me da asco e impotencia. Me siento al lado de Amy, que me cuchichea sobre el nuevo, al cual no veo en la sala. Dice que lo ha visto en la entrada antes de subir, hablando con la directora, y que estaba más bueno que el pan. Me apoyo en mi mano sobre la mesa, haciendo como que la escucho pero ignorándola completamente mientras me pierdo en mis pensamientos. Poco dura, porque Alicia de un carpetazo me devuelve a la realidad.

  • - No estamos aquí para dormir, Labtec. - Se da la vuelta y vuelve a su asiento. - En breves momentos empezará la reunión. Estamos esperando a Fisher con los papeles que le encargué.

A los pocos minutos se abre la puerta dejando entrar al tan mencionado "nuevo" por mi compañera Amy. Con la boca abierta asentí a sus palabras, porque llevaba razón. Era un tío bueno en toda regla y lo que más atontada me dejó: era igual que el chico de mis sueños...

"No. Imposible. Se llamaba Dom Fisher, y si es hijo del Dr. Amerson no puede ser Fisher... ¿o sí? No entiendo nada. Creo que me estoy volviendo loca con este tema, mis sueños y los hombres... me haré lesbiana. Bueno no, seguro que me tocarán locas también. Creo que me haré monja un día de estos. Vamos Alma, céntrate un poco, que estás mirándolo de una manera acosadora, parece que vas a violarle con la mirada y te empieza a mirar con miedo. Y deja de sonreír de esa manera, pareces una gilipollas."

No podía concentrarme. Esto es demasiado. Tener aquí el tío que me folla en sueños que a su vez era el hijo de mi psicólogo no era coherente. No tenían el mismo apellido... Pero entonces recordé que era adoptado, quizás por eso...

  • - Hola, Alma. - Creo que estoy soñando, no tenía otro sentido esto. - Soy Dom, ¿Me recuerdas?
  • - Hola. - Consigo decir medio atontada. - No... no... no sé quién eres.
  • - A ver, atenderme todos. - Gritó Alicia quitando la posibilidad de que siguieramos con la presentación. - Este es Dom Fisher. Es el nuevo enfermero jefe, estará al cargo de todos vosotros asique por favor, portaros bien.

No deja de mirarme y me inquieta muchísimo sus ojos tan oscuros como en mi sueño, la frialdad en su voz. Su aspecto es implecable hasta con los vaqueros y la camisa blanca remangada en los brazos. ¡Qué brazos! Y esas manos... lo que hacía con ellas en mis sueños... Siento que la cara me arde, que la entrepierna se me humedece y aprieto los muslos buscando consuelo y disimulo. Entonces me fijo en una especie de sonrisa en su cara, ¿acaso sabe lo que está provocando su presencia en mi cuerpo? Me sonrojo aún más si cabe.

No puedo atender en toda la dichosa reunión, por más que lo intento, en todo momento me encuentro mirándole, observando sus ojos oscuros mirar a Alicia y asentir. Lo siento, pero yo no puedo ser tan profesional con semejante tío a mi lado. Me pongo cada vez más nerviosa y... excitada.

Cuando termina todo y salimos de allí para centrarnos en nuestro trabajo, busco a Alicia para preguntarle si realmente se apellida Fisher. Pero ella me suelta un "eso debes preguntárselo a él".

Por una vez decido encarar las cosas, hacer frente a alguno de mis miedos sin recurrir a mi psicólogo. Pero entonces caigo en eso, puedo llamar a Amerson y preguntarle. Saco mi móvil y marco su número, el cual me sé ya de memoria.

  • - ¿Diga?
  • - Dr. Amerson, soy Alma. Buenos días.
  • - Buenos días, Alma. ¿Ocurre algo?
  • - No, es que... tengo que preguntarle algo acerca de su hijo.
  • - ¿Mi hijo?
  • - ¿Recuerda que me dijo que llevaba tiempo sin saber de él?
  • - Sí. - Noto como su voz se torna a preocupación. - ¿Ocurre algo?
  • - Es que hay un nuevo enfermero en mi trabajo, y es igual que su hijo, pero el apellido no me cuadra y no sé, quizás me esté volviendo loca. - Suelto una risilla tonta para quitar importancia. 
  • - ¿Cómo se llama su hijo, Dr. Amerson? El nombre completo.
  • - Se llama Dom Fisher-Amerson.
  • - Comprendo. - Empiezo a tragar saliva como los pavos con los nervios de punta. - Entonces le confirmo que es mi nuevo jefe. ¿Por qué Fisher?
  • - Es el apellido que tenía cuando le adoptamos, no quisimos cambiárselo por que él se aferraba a el, sólo le añadimos el nuestro.
  • - Entiendo. Muchas gracias, Dr. Amerson. Debo volver a trabajar.
  • - Alma...
  • - ¿Sí?
  • - Dile a mi querido hijo que haga el favor de llamarme, por favor.
  • - Así lo haré.

Cuando termino de hablar y cuelgo el teléfono me dirigo a mis quehaceres diarios. Pienso en todo lo que me ha dicho Amerson y en lo que me dijo en su consulta el viernes. "Tiene un pasado problemático" y hoy me comenta lo de que se aferraba a su apellido. No entiendo la relación que puede guardar. Pero hablando de no entender... ¿Cómo coño entiendo que el tío con el que llevo soñando ya un tiempo esté ahora aquí? Y para más inri, ¿es el hijo de mi psicólogo? Parece una cámara oculta. Una broma de mal gusto que se empeña alguien en hacerme.

En toda la mañana no me lo cruzo en ningún momento pero, a la hora de salir, escucho que alguien me llama, me doy la vuelta y es él. Los nervios recorren mi cuerpo y no puedo moverme, me quedo estática como una imbécil mirando como se acerca. Miralé... qué cuerpo. ¡Dios, está más bueno en persona que en sueños! ¿Pero qué me pasa? Me estoy deshaciendo sólo de verle.

  • - Alma, ¿me recuerdas? - Me vuelve a preguntar. - Antes no has contestado a mi pregunta.
  • - Lo siento. - Logra salir de mi boca. - No te recuerdo, pero sé que eres el hijo del Dr. Amerson.
  • Yo sí me acuerdo de tí. Te veía en la consulta de mi padre cuando eras una cría.
  • No me acuerdo, lo siento. - Fantástico, sabe mis desequilibrios mentales. - Tu padre dice que le llames.
  • Ya... Bueno. Me presento formalmente como tu jefe encargado. - Me extiende la mano y la acepto, y siento una descarga eléctrica recorrerme el brazo y bajar por mi cuerpo, hasta lo más profundo de mi ser. - Quién lo iba a decir que aquella niña... iba a ser mi residente.
  • Tengo que irme. - Quité mi mano cuando sentí que el apretón quizás estaba durando demasiado. - Me alegro volver a verte.
  • ¡Pero si no te acordabas de mí! - Soltó con ironía. - Yo sí que me alegro de verte, Alma. Y mucho.

Sus palabras consiguieron erizarme el vello de todo mi cuerpo. No sabía que haría a partir de ahora, con Andy y Dom en el mismo hospital. Por si fuese poca mi tortura mental ahora lo sería aún más si cabe.

Voy a mi taquilla a coger mis cosas antes de largarme de allí y al abrirla me encuentro una rosa blanca, mis favoritas desde niña, con una nota impresa: "Siempre es un placer volver a verte, y espero que conserves los mismos gustos". No tiene remitente y la frase es tan ambigua que pienso en Andy, el cual sabía mi pasión por estas rosas. Claro que también podría ser Dom. "¿Dom? A ver Alma, estás pasando peligrosamente los límites de la realidad. ¿Por qué iba a mandarte Dom una rosa blanca? ¿Cómo iba a saber él que te gusta y por qué iba de hacerlo?". Deseché completamente de mi cabeza esta idea absurda, que me estaba removiendo el estómago. Seguro que era Andy, para seguir atormentándome por dentro.

Comentarios

  1. Me alegra saber que tienes interes!, espero que siga gustandote lo que tengo pensado hacer :P

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