Espiral (Suspense, terror)

Espiral

"¡Corre!" grito a uno de mis acompañantes mientras nos adentramos en el pasillo laberíntico de una zona que no logro identificar. Parece un hospital o quizás... una comisaría. No estoy segura, me desperté ahí y lo único siguiente a ello fue correr con varias personas que , sin saber por qué, me seguían a mi.

La sensación de conocerlos me era muy familiar. Quizás teníamos algo en común, nos conocíamos o algo y yo no lo recordaba, el caso es que me tienen como una líder y creo en la posibilidad de que el miedo los tenga así, ya que soy la única que reacciona, echa a correr y huye mientras un grupo de gente desconocida nos persigue entre ruidos extraños.

Estamos sin salida, no hay más pasillo para correr y sólo logramos meternos en una sala lleva de ventanas de cristales. Intentan retrasarlos pero son muy numerosos y en el último momento tiran de uno de mis compañeros y lo único que puedo es cerrar la puerta mientras la mano de uno de esos locos intenta impedírmelo.

"¿Qué es esto?" ¿"Qué haremos ahora" "¿Por qué nos persiguen?" "¿Donde estamos?" Las preguntas me llegan de todas partes, se mezclan en mi cabeza mientras esa gente golpea los cristales y parecen a punto de ceder. Intento calmarme, pensar en una posible explicación, una vía de escape, como coño salir de esta pesadilla, y entonces pienso en que estoy soñando. Intento despertar pero no puedo, cierro los ojos y siento como si una mano cogiera mi cuello y me asfixiara .
Cuando estás a punto de morir en los sueños te despiertas. Así fue. Abrí los ojos sobresaltada en la cama, una cama desconocida y en parte familiar, reciente, blanca. Me levanto y me dirijo a la puerta, abro el pomo y como si fuese un dejavú vuelve a ocurrir. Gente desconocida huye despavorida y me siguen a mi cuando echo a correr y esquivo a uno de los que nos persiguen de pura potra.
Entonces se repite, es un bucle del que no puedo salir. Corremos por el pasillo, gente enloquecida nos sigue intentando "cazarnos", pasillos que parecen un laberinto, la sala de ventanales de cristal, cogen al compañero, cierro la puerta mientras la mano me lo impide... todo igual.

No se que ocurre, si es pesadilla o real, pero lo que es verdad es que tras esos cristales que no aguantarán mucho hay al menos 30 personas amontonándose completamente enloquecidas, como si no tuvieran control sobre sus actos, golpeando sin parar los cristales incluso con cualquier objeto que tienen a mano. Me fijo en ellos, ignorando las preguntas que se vuelven a formar a mi alrededor entre el pánico. Tiene la cara de un tono amarillento verdoso, como si algún tipo de enfermedad los hubiera atacado. Todos y cada uno de ellos están así, incluso el chico que hasta hace poco había huido con nosotros.

Veo uno de ellos subirse a una mesa cercana y llamar de algún modo con una especie de gruñido la atención de los demás. El de la mesa desaparece y antes de darnos cuenta vemos como una especie de humo verdoso sale del techo lentamente. Los golpes siguen siendo constantes en los cristales, a puto de ceder. Ese gas debe ser tóxico por que una de mis compañeras empieza a toser como si se ahogara. "Taparos la boca y la nariz con algo que tengáis" Digo mientras me arranco un trozo de tela de la camiseta y me lo pongo en la parte inferior de la cara.

Ella se había subido a un mueble, estaba mas cerca del techo, el gas le había dado de lleno antes que a nosotros. "Tenemos que correr o esto nos pillará, y no quiero saber que es lo que hace".
Nos embarcamos en una nueva huída y damos con una zona habitada de gente sentada en mesas, como si fueran ajenos a lo que está pasando ahí fuera. No entiendo nada, pero algo llama mi atención y es ver como una de las personas sentadas al fondo en una mesa con tres personas más empieza a tener la cara del color de los locos que nos perseguían.
"¿Qué le ocurre en la cara?" pregunto a la que tiene al lado mientras miro en todas direcciones intentando buscar un salida.

"El gas" Dice la mujer con aspecto amarillento verdoso. "El gas es la clave, el... nos transforma. Yo, trabajaba aquí, ese gas es peligroso" se ahogaba, poco a poco iba desapareciendo la razón en ella, y la compañera de al lado le ataba las manos a la silla, como si supiera lo que iba a ocurrir.
"Ya hemos visto lo que pasa cuando se convierten. Son ellos, infectados pero listos, no son marionetas que van sin rumbo, si te ven o te oyen, estás jodida. Aquí estamos en silencio, intentando evitarles ". Empezaba a cobrar sentido todo, pero ¿Por qué se quedaban aquí?.

"Están ahí fuera, nos persiguen, y han soltado el gas..." "¿Qué?" Su cara de terror al decir eso me adelantó algo que no quería saber. "Si el gas llega hasta aquí en cuestión de minutos seremos como ellos". Sus palabras bastaron para volver a reaccionar y dejar la charla para más tarde. Corrimos por el primer pasillo que vimos, con la mano en la tela que nos cubría boca y nariz, intentando respirar lo menos posible aquél gas tóxico.

Un tramo de escaleras aparte de un ascensor nos esperaba tras una puerta de seguridad que nos costó abrir. Usamos las escaleras y bajamos lo más rápido posible, rezando y pidiendo que por favor el gas no estuviera en la planta de abajo.
Llegamos a una zona que parecía desierta y dado a la experiencia en películas de terror, eso era muy mala señal. Otra puerta más nos parecía la única salida y puestos a elegir, no nos quedaba otra opción.

Pasamos a una zona blanca, solitaria, llena de camas en mitad del pasillo a medio deshacer. Parecía un Hospital, sí, al menos esa zona. Buscamos un teléfono, un mapa del lugar que nos dijera la salida y nada. No vimos nada. Sólo silencio perturbador nos acompañaba. Despacio avanzamos, intentando no hacer ruido, recordando las palabras de esa mujer "Si te oyen o ven estás jodida".

Vimos a alguien deambulando y por sus movimientos no parecía normal, pero antes de poder avisar a los demás de que ignoraran a esa persona, mi compañero llamó su atención. Se dio la vuelta y el color de su piel nos alertó. Salió corriendo hacía nosotros y gruñendo de manera animal, como si quisiera hablar y no pudiese. Alertó a otros tantos que no sé de donde salieron, y nuevamente tuvimos que huir.

Corrimos por cada una de las puertas que daba a otras zonas, subimos escaleras, agotados, cansados de correr. Las fuerzas empezaban a fallarnos. Y cuando abrimos la última puerta nos dimos cuenta de que estábamos en el principio de todo, mi supuesta habitación, la de los demás... El único camino era hacía adelante y no teníamos opción, nos perseguían. Caímos en la misma habitación que antes, esta vez sin gas, y la mujer que estaba con nosotros que lo había respirado tenía el mismo color en la cara que ellos. Se había trasformado.

Me fijé en una puerta que antes no había visto en esa sala, una puerta con un candado que no se podía abrir. Esa chica intentaba atacarnos y lo único que pudimos hacer fue darle un golpe en la cabeza con un extintor que había allí. Quedó en el suelo, le toqué el pulso y sólo estaba inconsciente. Intentando abrir la puerta de todas las maneras posibles, hasta a golpes con el extintor pero nada, no caía. Busqué en mi pelo, una horquilla y pude abrir el candado con dificultad tras un buen rato. Sellé la puerta con una barra de metal que había allí, para que no pudiera ser abierta desde dentro. Salimos a un callejón y corrimos lo más rápido que pudimos hasta un bloque de pisos.
Dentro había unas personas y una bolsa llena de zapatos que me llamó la atención. A salvo y por fin tranquilos nos sentamos mientras le contábamos lo que había pasado.

Tras un buen rato escuchamos ruidos en la calle. Alguien disparaba y gritaba a alguien de un balcón que iba a explotar toda la zona. El timbre de la puerta empezó a sonar y alguien abrió, cuando vi quien era sentí un nudo en la garganta. La mujer que habíamos golpeado, la que estaba infectada, parecía estar normal.
Uno de los chicos que me seguía me dijo que habían tenido que matar a su hijo pequeño antes de reunirse conmigo y que se lo teníamos que decir. "No. No sabemos como reacciona ese gas ni el efecto que deja tras infectarle, puede que se vuelva loca otra vez" "tiene que saberlo" "No ahora. Yo se lo diré en otro momento" pero alguien se adelantó, le dijo con precaución y pidiendo perdón lo que habían hecho, y eso desencadeno lo que temía.

Cogió un cuchillo de la mesa e intentó atacarnos a todos, descontrolada y fuera de si "Por favor, para, imagino como te sientes, pero no es la solución". "Mi hijo" es lo único que repetía una y otra vez. Venía a por mí, no quería hacerla daño pero tampoco que me lo hiciese a mi, le tiré todo lo que había en mi alcance para que, al menos, tirara el cuchillo, pero no lo soltaba, estaba ciega de rabia y podía entenderla.
Alguien le dió con una silla por detrás, el arma cayó al suelo y la recogí, y cuando se abalanzó sobre mi no tuve otra opción "Lo siento" dije mientras sentía como el cuchillo se clavaba en ella y se perdía en su estómago, cayendo el cuerpo sobre el mío y manchándome de su sangre.

Todos me miraban como si fuese una asesina, como si tuvieran miedo, hasta que una de las mujeres que habíamos encontrado allí se acercó a mi y me ayudó a quitarme de encima a la pobre mujer. "No había otra opción, eras tú o ella".
Me lavé las manos, aún sentía la sangre caliente por mis dedos, como parte de ella se empezaba a coagular en mi ropa al contacto con el aire.

Parecíamos a salvo y pusimos todo tipo de cosas de peso en la puerta para que no se pudiera abrir desde fuera y sin darme cuenta empecé a quedarme dormida, aún desconcertada por todo lo que había pasado en tan poco tiempo. ¿Qué había pasado? ¿Minutos?¿horas? No lo sabía, tampoco importaba, sólo quería estar a salvo y que no volviera pasar esto. "Duerme un poco" me dijo una voz que no localicé bien, pues los ojos ya se me cerraban.


Cuando me desperté el olor, el color, la cama y la habitación me resultaban familiares. Una especie de contracción en el estómago me alertó de que algo no iba bien. Me agarré el pecho, me dolía, el pánico se me estaba acumulando ahí. Me levanté, me miré de arriba abajo. No tenía sangre, ni mi ropa. Me asomé despacio, intentando no hacer ruido, por la ventanilla de la puerta de la habitación. De nuevo el dejavú aparente de antes. ¿Era un bucle o es que caí ahí por que sí otra vez? Salí lentamente, intentando pasar desapercibida, sin querer alertar a los que sabía iban atacarme. Pero alguien me grito, pidiéndome ayuda y los atrajo a todos.

Corriendo por los pasillos ahora tan familiares acabamos en la misma sala de cristales. Llevaba ventaja por que sabía como ocurriría todo, esta vez fui más rápida para cerrar la puerta, alertar del gas, del extintor y de la chica que iba a atacarnos infectada. Ahora localicé la puerta rápidamente, pero el candado no estaba. Me toqué el pelo y no llevaba horquilla, la vi en el suelo, partida... "La que usé para abrir el candado..." pensé mientras me agachaba y en el extremo veía el candado abierto. Me estremecí. Si todo estaba igual la puerta no se abriría.

Por más que empujamos, golpeamos e intentamos abrirla no había forma. Estábamos atrapados con y esta vez no había salida posible.

Escuché mi nombre, de forma lejana, alguien me llamaba suavemente. Una voz de hombre áspera, desagradable. Algo me sacaba de escena, algo me pasaba ¿Despertaba?.

"Es hora de tu medicación pequeña, abre la boca." ¿Todo era un sueño? Antes de abrir la boca me encontré en una sala blanca, acolchada, atada con las manos en una cama como si fuesen esposas. "Falta menos para encontrar la cura, todo va saliendo según lo previsto". ¿Era un experimento para una cura? ¿Iban a aplicármela a mi?".
Abrí la boca para que me diera esas pastillas que pensaba escupir "Muy bien, ¿lo ves? Es mejor si colaboras". Cuando desapareció giré la cabeza a la derecha y escupí las píldoras entre la cama y la pared y pude ver como mi brazo derecho estaba lleno de cicatrices de pinchazos. ¿Cuánto llevaba ahí? ¿Qué me habían hecho? ¿Qué pasaba en este lugar? Todo parecía el escenario de un psiquiátrico pero, ¿experimentaban por alguna razón en concreto conmigo?

Eran unas preguntas a las que intentaría dar respuesta, pero para ello debía salir de aquí.


"El verdadero misterio es el que perdura", oí de una voz desconocida.



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