Los celos de Vegeta Cap 2 Final (Vegeta, Bulma y Bra, DB)
Capítulo 2
Amor de padre
-¡Vegeta! - Lo agarró Bulma del brazo y tiró de él. - Debes aceptar que tu hija se ha hecho mayor, es normal que coqueteé con chicos. Yo a su edad ya había tenido varios novios, es normal.
-¿Cómo varios? - Preguntó Vegeta poniéndose pálido. -¿Cuántos, mujer?
-No sé Vegeta, era joven y tenía una vida por vivir y yo iba a fiestas, bebía y ya sabes, la bebida y la juventud... jajajaja. - Se reía Bulma. Pero Vegeta no se reía tanto, y con cara de pocos amigos la agarró de la cintura y se la puso al hombro.
-¿Qué haces, loco? ¡Bájame! Bamos a llamar la atención de todo el mundo. -Aporreaba la espalda del príncipe.
-¿Te gusta provocarme, eh mujer? - Dijo soltándola en el suelo. - No me importa los hombres que hayas tenido.
Se cruzó de brazos, cerró los ojos y giró la cabeza hacía otro lado. Bulma se reía por dentro mientras se colocaba el vestido, sabía que a Vegeta estas cosas le sacaban de sus casillas.
Apesar de ser un orgulloso y prepotente guerrero la amaba y sus celos eran mas que evidentes en cuanto salía un hombre a relucir o se ponía algún modelito de los suyos.
-Venga cariño – Se acercó a él y le besó. - Sólo tengo ojos para ti, no te enfades.
-Mujer, que nos va a ver alguien. - Un sonrojado Vegeta intentaba esquivar la boca de su mujer.
La noche transcurrió entre felicidad y celebración. Los invitados comían sin parar y bebía y reían entre ellos. Bra era el centro de atención e irradiaba felicidad.
Eran pasadas las 9 de la noche cuando Bulma pidió que trajeran la tarta. Todos estaban en corrillo esperando para soplar las velas pero faltaba Bra. Había desaparecido de la multitud y tampoco estaba Jess, ese amigo de ella que tan pegado estaba a la peliazul.
Bulma se estaba poniendo nerviosa, por que si Bra era tan parecida a ella, se temía lo que estaba pasando. Desaparecer con un chico durante un rato sólo podía significar una cosa y no era nada inocente. Pero como madre y mujer podía entender a su hija, era mayor, tenía 18 años recién cumplidos y ella era la menos indicada para prohibirle o decirle que debía hacer.
-¿Qué pasa mujer, donde está Bra? - Se puso al lado de su mujer. - ¿No debería soplar las malditas velas ya?
-Si, pero... - Intentaba buscar una excusa rápida y convincente para que Vegeta no sospechara. - a ido al baño, seguro que a retocarse.
-No me digas que también se echa esos pringues de colores en la cara... - Puso mala cara y se dio la vuelta. - Ahora volveré, cuando sepa que está aquí.
Vegeta estaba aburrido, no le gustaban las fiestas y mucho menos estar rodeado de tanta gente. Había personas que ni conocía. Bulma se ponía a invitar gente y no tenía límites.
El príncipe, cansado de todo aquel jaleo quiso tomarse un respiro e ir a su sitio sagrado, su santuario, el único lugar para él puro y alejado de todos.
Llevaba un rato notando que la energía de su hija sufría altibajos, pero no quiso hacer mucho caso por el cumpleaños y la fiesta, seguramente, pensó, sería cosa de la alegría. Pero cuando estaba a escasos metros de su adorada cámara de gravedad notó a Bra gritar, quejarse de algo y eso lo puso en alerta.
Corrió hasta ella, tiró la puerta abajo y con cara de descompuesto presenció como su hija estaba debajo de un humano. Aquel mismo humano que había fichado horas antes.
-Apártate de ella maldito insecto. - Gritó furioso mientras su pelo y ojos cambiaban de color.
-¡Papá! - Bra pegó un salto mientras se moría de verguenza de la situación. - Papá por favor, cálmate.
-¿Qué me calme? Me puedes explicar ¿Qué demonios haces desnuda? - Sin duda alguna Vegeta estaba haciendo muchos esfuerzos por no asesinar a aquel joven allí. - Vístete.
-Pero papá... - Protestó Bra.
-He dicho que te vistas, ya hablaremos tu y yo mas tarde.
Vegeta se había encontrado a Bra semidesnuda, presionada por el cuerpo de un humano que quería aprovecharse de ella.
-¿Quién te crees que eres, insecto? - Iba dando pasos poco a poco acercándose a un Jess completamente asustado. - ¿Sabes quien soy yo?
-Perdona hombre, no hace falta ponerse violento Bra y yo...
-Bra y tú... - Siseó. - Quieres aprovecharte de mi inocente hija, ¿verdad? poseerla y desvirgarla, ¿eh?
-Papá, por favor, para ya. - Gritaba Bra muy avergonzada. - Déjale en paz, ya soy mayorcita.
-Tú cállate, ¿no ves que quiere aprovecharse de ti?
-Papá por favor... - Bra apretó los dientes. - Papá no soy virgen, no es la primera vez que estoy con un chico.
Vegeta palideció, imaginarse que su preciosa hija, su ojito derecho, había sido desvirgada por un humano indigno. No reaccionaba, por su mente pasaban muchas barbaridades que había hecho él con Bulma ¿Y se se las habían hecho a Bra? Sintió una opresión en el pecho que le impedía respirar. Se estaba mareando y Bra se preocupó del estado de su padre.
-¿Papá te encuentras bien? - Preguntó con cautela, despacio. - ¿Papá?
-Maldito...maldito humano, ¡como te has atrevido a fornicar con mi hija! - Se lanzó a por el pobre chico que estaba alucinando de ver a un hombre como Vegeta, que de moreno pasó a ser rubio y encima estaba volando hacía él.
-¡Papá no! - Suplicó Bra poniéndose delante de Jess. - Jess no ha hecho nada, él no ha sido.
Los gritos atrayeron a Bulma que estaba buscando a Vegeta por el jardín.
-¿Pero que es lo que pasa aquí?- Miró a su marido. - ¡Vegeta! ¿Qué te pasa?
-En el baño, ¿verdad Bulma? - Miró a su esposa con furia. - Nuestra hija estaba en el baño.
-Bra, vete de aquí con Jess. Tu padre y yo tenemos que hablar y no soples las velas hasta que vayamos nosotros.
Bra hizo caso a su madre y salió antes de que su padre se interpusiera en su camino.
-¿Qué demonios te crees que estabas haciendo Vegeta? - Preguntó muy seria al príncipe. - ¿Quieres que tu hija recuerde su mayoria de edad, con su padre estropeándola?
-Ese desgraciado iba a fornicar con ella. -Respondió apretando los puños.
-Vegeta, por favor, avanza en la historia, fornicar es de la época de los cavernícolas. - Suspiró sentándose en la camilla. - Tienes que aceptar que Bra es una mujer y es normal que esté con chicos.
-Pero Bulma, es una niña, no tiene edad para que la posean y le hagan las cosas que tu y yo hemos hecho.
-Vegeta, tu hija es una mujer. Debes dejarla que ella misma decida que hacer con su cuerpo, no puedes meterte.
-¿Sabes que me ha dicho? Que no es virgen. - La vena de la frente cada vez estaba mas marcada. - ¿Tú lo sabías, no? ¿Has permitido que nuestra hija se acueste con un hombre?
-Dios que retrógrada eres Vegeta, me pones nerviosa cuando se trata de Bra. Está bien que sea tu ojo derecho pero por favor, aprende a vivir con que es una mujer que toma sus propias decisiones y que por mucho que te empeñes, no podrás meterte en su vida. Ella hará lo que quiera.
-Pero no tiene...
-Antes de que me digas que no tiene edad por novena vez te diré que, tienes dos opciones, o aceptas que tu hija es adulta y la tratas como tal o ella se irá de casa y será mucho peor.
-No hay lugar en el que pueda esconderse de mi, la encontraré.
-¿Estás seguro? ¿quieres arriesgarte a perder a tu hija por tu arrogancia? - Se puso en pie y lo miró. - Vegeta, Bra es mi viva imagen de cuando yo era joven. Es una chica libre, aventurera, quiere vivir cada día intensamente como ella prefiera. Cortarle las alas sólo traerá problemas, los mismos que yo traje a mis padres.
Vegeta no sabía que decir, estaba pensativo mirando hacía el suelo, pensando en su hija y lo que Bulma le estaba diciendo.
-Me vais a matar de un infarto, entre tú y Bra. - Miró a la puerta de la Cámara de Gravedad. - Tienes que arreglarla y explicarme que hacía Bra aquí, cuando yo tengo esto bajo llave. No sólo he tenido que presenciar como ultrajaban a mi hija si no que encima, ha sido en mi lugar de paz.
Bulma había pasado del enfado a la risa, se estaba aguantando las ganas de reirse y Vegeta se estaba percatando de ello.
-¿Qué te hace tanta gracia, mujer? - Preguntó intrigado.
-Nada. - Se acercó a él y le besó en los labios. - Que no sabes lo que te espera a partir de ahora.
-¿Cómo?- Abrió los ojos.
-Bra es como yo cuando era joven, así que creeme, te vas a tener que acostumbrar a verla con chicos. Las Briefs levantamos pasiones donde vamos.
Vegeta iba a responder, pero Bulma se adelantó y volvió a besarle. Lo cogió del brazo y salieron de la cámara de gravedad hacía la casa, donde estaba Bra esperando para soplar las velas.
Para sorpresa de todos Vegeta se puso al lado de su hija y la agarró por la cintura, marcando quizás de algún modo su territorio y dejando claro que, cualquiera que se atreviera a tocarla en su presencia sufriría terribles consecuencias.
Bra sopló las velas del brazo de su padre, padre e hija se amaban con todo su ser, por muy orgulloso y frío que fuese el príncipe con los demás con su hija era distinto, amaba y adoraba aquella niña desde que nació, siempre había tenido una adoración que no tuvo con Trunks. Había sido su unión con la tierra y los humanos, mas aún incluso que con Bulma, a la cual había aceptado que quería y amaba sin descanso.
La noche transcurrió con normalidad, llegó la hora y los invitados se fueron. Bulma se fue al baño a quitarse el maquillaje, Trunks estaba en la puerta despidiéndose de Goten y Bra estaba en el salón con Vegeta al lado.
-Papá, ¿Estás bien? - Vegeta no respondió, se limitó a asentir con la cabeza. - Papá he crecido y soy mayor, debes entender que voy a vivir mi vida, y que quiero hacerlo como yo elija.
Vegeta seguía sin decir palabra alguna.
-Pero papi, por muchos hombres que hayan en mi vida, tu eres mi familia, eres mi padre y serás junto con Trunks el hombre mas importante y especial para mi. Te quiero papá.
Bra abrazó a su padre, un hombre mas orgulloso que de costumbre que no cabía en si de gozo. Su hija, su pequeña Bra, siempre conseguía dejarlo como a un blando. Siempre conseguía que se rindiera a ella y tragara con todo lo que su niña quería. Le dio un beso en la mejilla fuerte a su padre y se fue a su habitación a descansar.
Bulma salió del baño y se acercó a Vegeta. Lo notaba extraño y vio algo en su cara que llamó su atención.
-Vegeta, ¿Estás llorando? - Preguntó Bulma sorprendida. - He escuchado lo que te ha dicho Bra.
-No, yo no lloro. - Miró hacía otro lado. - Me haces ponerme este traje y esto deprime a cualquiera.
-Ya, claro. -La sorna en la voz de Bulma se notaba. - El gran príncipe Saiyan llora nuevamente por su hija.
-Cállate, mujer o tendré que castigarte por tu impertinencia. - La cogió en brazos y subió con ella hasta su cama, la tumbó e hicieron el amor como cada noche.
Fin.
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