[DBZ]Mi nueva vida +18 [Vegeta y Bulma]Cap 4
Capítulo 4
Debilidades
Abrí los ojos cuando el sol empezó a atormentarme con su luz. Me sentida totalmente descansada, pero al girarme en la cama sentí un punzante dolor en mi mejilla. Entonces recordé rápidamente mi altercado del día anterior y mi noche triste con Yamsha.
Me levante dolorida, mi cuerpo entero estaba resentido, me puse frente al espejo y observé mi cara amoratada. Mi brazo tenía también cardenales, el golpe fue mas fuerte de lo que pensé en un principio, y solo ahora cuando se ha enfriado puedo verlo.
No se que me dolia mas, si mis moratones o como me sentía mentalmente. Anoche Yamsha me había hecho suya por que le apeteció y yo no hice nada, ni tampoco pude, por detenerlo. No le interesaba mi estado, si queria o no, simplemente me hizo el amor. Aunque yo no lo llamaría a eso amar.
Tenía que maquillarme por que cualquiera que me viera podría pensar mal y empezar a cotillear y levantar malos rumores. Miré el reloj y al ver que era cerca de la hora del desayuno tuve que posponer mi sesión de maquillaje.
Bajé en la cocina, donde estaba ya un Vegeta tranquilamente sentado, para mi sorpresa. Pese a esperar que me soltara toda clase de comentarios ofensivos por mi tardanza, simplemente me observó. Su silencio era tan inquietante que mis nervios no lo pudieron soportar.
-¿Qué ocurre? - Pregunté intrigada. Pero un silencio obtuve por respuesta. - Vegeta ¿Por qué me estás mirando de esa manera?
-Eres muy débil, mujer. - Dijo finalmente y miró hacía otro lado.
Me sentí mas pequeñita que un bebé cuando escuché esas palabras. Sentía que para él había dado imagen de una cría débil e indefensa que no sabia aguantar la vida. Eso me entristeció. Bajé la mirada y me di la vuelta, pensando que quizás Vegeta llevaba razón.
Me dejaba acobardar por alguien como Yamcha, cuando sólo era un mujeriego egoista que me cautivó cuando era una cría. Estaba con él por costumbre y no tenía el valor para terminar una relación que ya esta desgastada. Siempre me refugiaba en la espera de que él hiciese algo para dar el paso adelante, pero nunca lo hacía, él me engañaba y yo le perdonaba. Anoche fue la gota que colmó el vaso, realmente admito que no siento nada por Yamcha, ni bueno ni malo, quizás con el tiempo pueda sentir añoranza, mas no ahora que detesto su presencia.
Escuché a Vegeta alejarse de la cocina, me sorprendió que se retirara antes de desayunar, pero no tenía animos para hablar y dejé en silencio que se marchara.
Las voces de Yamcha llamaron mi atención. Discutía con alguien y la única persona posible era Vegeta. Fui despacio intentando no alertarlos de mi presencia y me asomé por el borde de la puerta. Veía a Vegeta y Yamcha cara a cara discutiendo acaloradamente. Entonces escuché mi nombre y me metí en la conversación.
-¿Qué pasa aquí? ¿a qué viene este alboroto? - Me acerqué cruzando los brazos.
-Bulma, este imbécil no me quiere dejar entrar. - Repuso Yamcha alterado.
-¿Vegeta? - Pregunté sorprendida.
-Bulma...tu cara. - Un horrorizado Yamcha corrió hacía ami. Pero Vegeta se puso en medio impidiendo el paso.
-Lárgate de aquí, insecto. Si está así es por tu culpa.
-Vegeta...-Susurré sin saber como sentirme.
-¿Mi culpa? - Ofendido, Yamcha, se intentó justificar de sus acciones el día anterior. - Que yo recuerde también eres culpable tú.
-De que se tirara toda la noche llorando no tuve yo la culpa, humano miserable.
-¿Cómo?
-Vegeta, cállate.
-Estoy harto de que no me dejes dormir por tus lloriqueos, y todo por este impresentable.
-¿Qué está diciendo este idiota, Bulma?
-Nada. Vegeta, cállate de una vez y no te metas en lo que no te incumbe.
-Pateticos humanos, no servís para nada. Eres una endeble. -Se dio la vuelta y se fue de camino a la cocina. -Quiero el desayuno, mujer.
-¿Y ahora vas a servirle de comer? Después de como te trata.
-Yamcha – Bulma abrió los ojos sorprendida por el valor de su novio a decir él semejante frase. - no eres el mas indicado para juzgar a Vegeta.
-No me lo puedo creer ¿Te pones de su parte?
-No me pongo de parte de él ni de la tuya, pero desde hace unos días no creo que seas el mas indicado en juzgar a los demás.
-Oh vaya, si quieres me largo de aquí y te quedas con él.
-Pues quizás deba hacerlo, pero con ambos. Mandaros a los dos a la mierda y quedarme sola sin hombres que me traigan quebraderos de cabeza.
-Entonces lo que dijo Vegeta antes ¿Era cierto?
-¿A qué te refieres? - Sabía de sobra que quería decir, pero me sentía acorralada.
-¿Anoche estabas llorando? ¿Hay algo que tengas que contarme Bulma?
-Yamcha, estoy cansada – Le di la espalda y miré al interior de mi casa. - será mejor que te vayas, no estoy de humor.
-Muy bien, como quieras.
Yamcha se fue, ofendido y enfadado por todo lo ocurrido y su conversación con Vegeta. Empezaba a cansarse de tener que aguantar que su novia se quedase sola en casa con un psicópata como aquel. Pero no podia decir o hacer nada, todo cuanto dijera sólo atraería mas problemas a ambos. Y lo último que le convenia era una pelea con Vegeta, ya que muy en el fondo aceptaba que era inferior a él ya que las posibilidades de ganarle en una pelea se reducira a cero.
Vegeta estaba sentado en la silla de la cocina con los ojos cerrados y los brazos cruzados. Bulma entró en la habitación y aguantó las ganas de gritarle un par de cosas en la cara. No podía creerse que anoche Vegeta la escuchara llorar mientras estaba en la ducha. Sintió un nudo de verguenza en su interior y comprendió por que le dijo que era muy débil. Entonces recordó algo, anoche cuando se acostó, creyó ver al guerrero en su habitación, muy cerca de ella. No le dio importancia en ese momento y tampoco lo había recordado al despertarse. Pero ahora sí, ¿Sería real o un sueño?
-¿Entraste en mi habitación anoche? - Preguntó directamente.
La cara de Vegeta se contrajo revelando una mueca que no dejaba mucho en lo que pensar.
-Sí.
-¿Por qué?
-Intentaba dormir y tus lloriqueos me lo impedian. Fui a decirte que te callaras de una vez pero estabas ya dormida.
-Entiendo.
No, no lo entendía. Había dejado de llorar mucho antes de meterme en la cama, las pastillas me daban sueño pero no tan rápido. No quiero profundizar mas en esta conversación que no nos va a llevar a ninguna parte pero, se que no es la razón por la que entró en mi habitación, Vegeta me oculta algo.
Seguí con la cocina y preparé el desayuno que siempre se comía. En menos de media hora se había comido todo lo que había puesto sobre la mesa. Este hombre devoraba como si no hubiera un mañana, si no fuese rica ya me habría arruinado hace tiempo.
Antes de poder decirle nada ya se había ido. Me tomé un café y me fui a mi habitación a intentar tapar mis marcas.
Tenía que animarme, estaba empezando a caer en una depresión de la que me iba a costar salir si no cambiaba mi actitud. Llamaría a alguna amiga y me iría de compras con ella, eso me serviría para estar entretenida durante unas horas.
Me había arreglado y maquillado, había bajado al salón a por mi teléfono para llamar a Lizzie, pero en ese momento la imagen de Vegeta estaba pegada a la puerta de la calle. Mirándome con mala cara, como siempre, y con su habitual pose de brazos cruzados.
-¿Dónde crees que vas, mujer?
-¿Y a ti que demonios te importa? - Respondí malhumorada . -Apártate de ahí, he quedado con una amiga.
-Ibas a quedar, dirás. - antes de darme cuenta me había quitado el teléfono de la mano. - No vas a ningún lado.
-¿Qué dices?
-Estás herida, no pienso dejarte ir a ningún sitio. - Me conmoví al escuchar esas palabras. - si te ocurre algo ¿qué demonios voy a comer?
-Maldito simio inútil. ¿Te crees que soy tu sirvienta? Cuando te invité a mi casa te dije que habría comida, no que yo fuera a hacertela siempre.
-Puedes decir lo que quieras, pero no vas a salir de aquí.
-¿Y si llamo a Yamcha? No puedes prohibirme salir con mi novio.
-No me toques las narices, por que si lo mato no creo que vayas a salir con un cadáver.
-Estoy harta de ti, de Yamcha y de todos. - Le tiré todo lo que tenía a mano, pero lo esquivaba todo. - Estoy cansada de que me tratéis todos como a una mierda, como si yo no pudiera opinar ya ni decir na...
Bulma se calló en el acto cuando sintió la mano de Vegeta rodeándole la cintura, y pegándola a él. Sentía la respiración del príncipe chocar con sus labios. Le miraba a los ojos con la respiración entre cortada, sin saber que decir o hacer. No sabia como reaccionar ahora.
-¿Por qué eres tan cabezota, mujer? - susurró en mi boca. - ¿No ves que no estás en condiciones de salir?
-No tienes que preocuparte por mi, estoy bien.- No me lo creía ni yo, pero no podía permitir que Vegeta notara mas debilidades mias.
-Te necesito para comer. -Sonó tan animal e instintivo esta revelación mas que sabida.
-Puedo dejarte uno de los robots a cargo de tu comida, así no te haré falta. - Sentía el deseo avivarse en mi cuerpo después de un tiempo muerto.
-Me gusta la buena comida, mujer. - Me apretó mas contra él, tanto que podía notar los musculos de su cuerpo tensarse. - No quiero que un cacharro me alimente.
-Esta bien. - No podía negarme a lo que me pedia. - Pero si quieres comida tengo que ir a comprarla.
La sonrisa lasciva de Vegeta despertó en mi cuerpo sensaciones que llevaba tiempo sin experimentar.
-Vegeta, suéltame por favor. - Supliqué antes de que mi cuerpo me dejara en ridículo. - Tengo que ir a la tienda.
-Te acompañare.
-¿Qué? ¿enserio? - Pregunté alucinada. - No hace falta. Llamaré a Yamcha y él me...
-No. He dicho que te acompaño yo.
-Está bien, cogeré las llaves del coche.
-No hace falta. - Me cogió en brazos y salimos volando de la Corporación. - Indícame el camino.
Viajar en brazos de alguien que vuela y que tiene mal carácter no era muy reconfortante, es mas, fue un viaje incómodo y en silencio.
Algo llamó mi atención, a poca distancia pude distinguir a Yamcha cerca de una mujer rubia. ¿qué demonios hace él ahí?
Pedí a Vegeta que parara un momento, pero conservando la distancia con él, observé en silencio durante un rato y pude comprobar lo que en el fondo ya sabía. Tenía otra nueva amante. Vegeta me observó en silencio y comprendió lo que necesitaba. Salimos de allí, le indiqué donde estaba el mercado y compré lo necesario para hoy. Cuando llegamos a casa ninguno de los dos habló, pero la mirada penetrante de Vegeta me castigaba por mi debilidad con un hombre como Yamcha.
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