[DBZ]Mi nueva vida +18 [Vegeta y Bulma] cap 5
Capítulo 5
Avanzando en el camino
¿Es necesario seguir así? ¿castigándome todos los días de mi vida por una relación, que en el fondo, pienso que no tendrá futuro? No podía dejarle, no podía afrontar mi relación desde una ruptura. No con Vegeta ahí en casa. No tendría intimidad para llorarle o gritar, tenía que mantener a ese príncipe orgulloso y arrogante que durante estos últimos días ha sido mi mayor apoyo. Sí, mi mayor apoyo a sido Vegeta. Una persona tan fría como él me ha estado ayudando, quizás incoscientemente. Mis discusiones con él me han tenido alejada por momentos de mis batallas mentales con Yamcha.
A él apenas le veo, desde que me enteré de lo de la rubia no he querido hacerle saber que le he descubierto. Espero...sólo espero. ¿Qué espero? ¿Qué me deje él? No lo hará. Tiene una unión conmigo tan fuerte como yo con él.
Me pongo muy nerviosa y en mi estómago se crea un nudo que me aprisiona el vientre, tengo un mal estar tan grande que no se me quita con nada. Sólo cuando hablo con él, con Vegeta, puedo sentir mi vida iluminada otra vez. Las horas pasan lentas cuando espero a que aparezca. Incoscientemente me doy cuenta que me paso el día intentando hablar con él. Pero se la pasa metido en esa estúpida cámara de gravedad todo el santo día.
No debería ser malo, sin embargo siento que me estoy portando mal con Yamcha. Siento como si le fuese infiel, lo cual es una gran tonteria ya que no es así, y aunque lo fuera creo que una infidelidad de mi parte no podría rellenar el cupo de cuernos que me ha puesto el.
Me siento atada Yamsha y quiero romper la cuerda y no encuentro las fuerzas suficientes para hacerlo.
Bajo a la cocina y me sirvo una taza de café, otro día que no puedo dormir y sólo pienso en mis problemas. Son las 6:00 am y llevo al menos dos horas despierta. Mi cara a perdido su brillo a causa de las ojeras. Con la taza envuelta por mis manos miro por la ventana de la cocina, mientras me paso la lengua por los labios para limpiar la espuma del café. Veo a ese guerrero que me alegra los días con su mal humor pasar delante de mi. Como si se diera cuenta de mi presencia se gira y me mira directamente a los ojos. Siento en mi estómago una sensación conocida ya para mi. No me sonríe, no me dice nada, sólo me mira y al final desaparece en la puerta de su cámara.
En el fondo siento que le preocupo, cada vez lo siento mas así. Sólo con su actuación ante Yamcha cuando le impidió el paso me lo dejó mas que claro.
Pienso en Yamcha y en mi garganta se forma un nudo que me dan ganas de vomitar. Cierro los ojos y sin querer empiezo a llorar. Esta es mi relación de los últimos días con él, llorar. Cuando hablo con él la conversación es fría e inerte. No nos contamos nada, sólo hablamos por hablar. Conversaciones cortas y concisas. Con Vegeta brillo, me río, me enfado, me siento viva y entretenida. ¿Qué me pasa? No me quiero enamorar de Vegeta, no quiero, no puede ser. Tengo novio y además, es Vegeta, él no entiende de amor ni sentimientos. ¿Tendrá sexo? ¿Pero en que estoy pensando? Qué me importa la vida sexual de Vegeta. ¡Bulma, reacciona! Me doy un golpe en la cabeza para salir de estos pensamientos indecentes y me doy cuenta de que ya no lloro. Ha sido pensar en Vegeta y mi ánimo a vuelto a subir. Es malo por que eso es bueno. Cuando una persona te anima y no es tu pareja es que algo anda muy mal en la relación.
Me voy al laboratorio y me pongo a repasar los proyectos que tengo en mente, un poco de trabajo me vendrá bien para desconectar. No se el tiempo que paso observando prototipos de bots de entrenamiento para Vegeta, nuevamente mi trabajo gira en torno a él. Miro el reloj y casi es la hora de comer. Salgo de mi santuario y me dirijo a la cocina donde voy a ir preparando el almuerzo. Justo al cruzar el umbral de la puerta del salón el teléfono empieza a sonar. Lo cojo sin apenas interés y mi sangre se hiela cuando escucho la voz del otro lado.
-Soy yo, Yamcha. - Responde a mi pregunta de "dígame". - ¿Cómo te encuentras?
-Estoy trabajando en casa. -Contesto sin ganas. - ¿Y tú?
-Genial. - Dice secamente. - Eh... oye, podríamos quedar luego a la tarde, hace unos días que no nos vemos.
-Tengo mucho trabajo, Yamcha.
-Mañana es sábado, ¿qué es tan importante que no puede esperar al Lunes?
-Tengo muchos proyectos para Vegeta relacionados con su entrenamiento y...
-Otra vez con él. Te pasas el día ignorándome por estar haciendo cosas para él. Desde que él está no pasamos apenas tiempo juntos.
-No culpes a Vegeta de nuestros problemas. - Me estaba mordiendo la lengua por no decir quien era la principal causa de nuestra crisis.
-¿Qué no le culpe? ¿Pero tu te oyes? - Alzó la voz. - Desde que está aquí todo son problemas.
-No me levantes la voz. - Comencé a gritar yo también. - Los problemas comenzaron cuando tu empezaste a meterte en la cama con otras.
-¿Qué dices? - Preguntó sorprendido. - ¿De qué hablas? ¿Me estás culpando?
-Mira Yamcha, no tengo ganas de discutir, déjame en paz. Adios.
Colgué de mala gana el teléfono y dediqué varios insultos al imbécil de Yamcha.
-Siempre estáis igual, mujer. - Me giré al reconocer esa voz. - Ese aparato no tiene la culpa de tus rabietas.
-No te metas en lo que no te importa Vegeta.
-Es la hora de comer, me importa que no esté la comida.
-Todavia no es la hora, en cuanto esté te avisaré.
Con la palabra en la boca y mirándome fijamente le dejé plantado en mitad del salón. Salí de allí y me metí en la cocina a preparar el almuerzo.
Después de comer me quedé en la cocina fregando los platos. Estaba absorvida en mis pensamientos, dando vueltas una y otra vez a mi relación con Vegeta y Yamcha. Los gritos que provenían del patio me sacaron de mis problemas para enfrentarme a otro aún mayor. Yamcha estaba ahí y no quería irse sin hablar.
Salí decidida y dispuesta a plantar cara de una vez por todas a esta absurda mentira que me comía por dentro. Acelero el paso y veo como Yamcha está discutiendo acaloradamente con Vegeta, mientras este con los ojos cerrados y los brazos cruzados, está diciendo insultos.
Estoy pisando el borde del escalón de la puerta cuando veo a Yamcha guiar su vista hacía mi. Encoje las cejas y lo veo acercarse con cara de pocos amigos. Insintivamente levanto mi mano y le doy con todas mis ganas una bofetada que deja, tanto a Vegeta como a Yamcha, con la boca abierta.
-¿Pero qué coño...? - Dice un asombrado Yamcha.
-¿Qué haces en mi casa? ¿Crees que no se que te acuestas con una rubia?¿Crees que soy idiota y qué me chupo el dedo? - Grito fuera de si y aprovechando que estoy lanzada continuo. - No quiero volver a verte nunca Yamcha, vete de mi vista, desaparece de mi puñetera vida ya. Eres tóxico para mi, para nuestra relación, para todo, vete por favor, y no vuelvas.
-Pero Bulma...
-Pero nada. Vete, hemos terminado.
-Déjame explicarte...
-No hay nada que explicar Yamcha, no quiero estar contigo ni quiero verte.
Sin darme cuenta volvia a tener la mano en alto dispuesta a pegarle nuevamente si no se iba, pero la mano de Vegeta cogió mi brazo y me sujetó.
-Vete de aquí payaso, o la próxima mano será la mía y no la de esta mujer débil.
Podía ver la impotencia de Yamcha y la rabia en sus ojos, oscuros de ira. Pero no le quedó mas remedio que bajar la cabeza, darse la vuelta y marcharse de allí. Yo me encontraba muy pero que muy alterada, los nervios y la respiración hacían subir y bajar mi pecho sin control. La mano de Vegeta seguía sujetando mi brazo en alto hasta que le miré, pidiendo a sus ojos, en silencio, que me soltara.
La adrenalina, la rabia, todo el estres al que había estado sometida hasta ahora fluyó en mi cuerpo y las fuerzas me fallaron, sentía mi cuerpo desvanecerse y caer hacía el vacío oscuro y frío. Lo último que mis ojos vieron fue la imagen de Vegeta sosteniéndome en brazos antes de desplomarme en el suelo.
Abro los ojos y aú aturdida miro a mi alrededor. No se muy bien que ha pasado, estoy desconcertada buscando una cara conocida. Se que estoy en mi cama y en mi habitación, miro hacía la puerta y entonces veo a mi madre entrar.
¿Cúando a venido? ¿Quién la ha llamado? No entiendo que hace aquí.
-¿Mamá? - Pregunto preocupada intentando incorporarme en la cama.
-¡Hija! - Se acerca a mi y se sienta a mi lado. - ¿Cómo te encuentras? ¿Hace mucho que has despertado?
-No, ahora mismo. ¿Qué ha pasado?
-Hija, ¿no recuerdas nada?
-No, mamá. - Meneo la cabeza confundida. - Espera, recuerdo que me desmayé.
-Sí. - Cierra los ojos y me coge las manos. - ¿Sabes por qué?
-Mamá... - Entonces caigo en la cuenta, fue por la pelea con Yamcha. - discutí con Yamcha y ha sido una semana muy dura.
-¿Por qué no me contaste lo del bebé?
-¿Bebé?
-¿Por qué no me contaste que estabas embarazada, hija?
-¿Qué? ¿Embarazada? - No se si fue por la noticia pero me agarré la tripa y empecé a sentir un dolor intenso en mi interior. - No estoy embarazada, mamá.
-Ya no hija, has tenido un aborto.
Mi corazón palpitaba con fuerza y un nudo en mi estómago subía hacía mi garganta y me impedía respirar con claridad. ¿Yo? ¿embarazada? No era posible, no... que mi madre me dijera que había abortado me hacía sentir mal y bien a la vez.
-¿Y Vegeta? - Pregunté de inmediato.
-Está abajo. - Mi madre a pesar de ser alocada como yo, tenía muy buena intuición para las cosas. - Él me llamó cuando te desmayaste y empezaste a sangrar.
-¿Cómo? - Por mas que lo intentaba no podía imaginarme a Vegeta llamando por teléfono a mi madre.
-Hija, te dejé un papel en la nevera con el número del hotel.
-Ah, eso. - Ni siquiera sabia de que hablaba.
-¿Quién era el padre, cariño?
-¿Cómo? - Sorprendida por la pregunta de mi madre me destapé. - De Yamcha, ¿De quién va a ser?
-Hija, he visto mucho en esta vida para saber cuando te veo enamorada, para saber cuando una persona siente algo por otra estando juntos.
-¿Qué quieres decir mamá?
-Ni tú ni Yamcha estabáis enamorados el uno del otro. - Dijo finalmente sonriendo . -Sin embargo...
-Sin embargo ¿qué?
-Has preguntado por Vegeta nada mas despertar y él se preocupó lo suficiente para llamarme a mi.
Continuará en el capítulo 6.
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