Flores de deseo +18 [Konan & Itachi] Capitulo 4 - Discrección



Capítulo 4
Discreción


-Te estaba esperando, Konan. - Le dije cerrando los ojos, palpando toda la tensión del ambiente. - Sabia que vendrías.


-¿Por qué no le has dicho a Pain que fui un estorbo para ti? - Podía sentir el rencor en sus palabras.


-Dices conocerme, pero sin embargo me preguntas algo tan obvio como eso. - Me levanté y caminé depacio hasta donde estaba ella. - No soy ningún crío quejica, Konan.


-No se trata de quejarte, si no de que si te molesta mi presencia debes decírselo. - Cerró sus preciosos ojos anaranjados y ladeó la cabeza. - No debe haber nada que pueda estropear una misión.


-Soy precavido y discreto con mis misiones, no tengo por costumbre quejarme a la mínima. - Me estaba empezando a cansar este sentimiento que sentía cuando la tenía cerca. - En cuando a lo de molestarme tu presencia... sí, me molesta.


Vi una luz de esperanza en su reacción, creí ver la decepción en sus ojos y eso, me impulsó a seguir con lo que, en mucho tiempo, no había sentido.


-Me molesta muchísimo tenerte cerca por que me cuesta controlarme. -Confesé al fin.


-¿Con...controlarte? - Preguntó confusa titubeando.


-Konan, no entiendo lo que me pasa. - La cogí por los hombros. - Yo no... yo no puedo tener sentimientos. No puedo tener lazos, eso me haría débil.


-No te entiendo, Itachi.


-Llevo mucho tiempo sin sentir una mujer y me encuentro encerrado casi todo el día con una. - La acerqué a mi boca. - Soy un shinobi renegado pero ante todo, soy un hombre con necesidades.


-Pero yo no...yo... no – Mi mano subiendo por su muslo, debajo de su capa la estaba haciendo perder la compostura. - Itachi, Yo...Pain.


-No llevas nada debajo. - Si seguía así, no iba a poder controlar lo que mi cuerpo ansiaba tener. Y por una vez, no era poder. - Me resulta raro que aparezcas en mi habitación, desnuda, sólo cubierta por la capa de Akatsuki. ¿Qué intentas, Konan?


Mi orgullo crecía, verla derretirse en mis brazos sin poder articular palabra era una delicia para mi hombría. Mi boca estaba cerca de la suya, susurrando en todo momento en sus labios mientras mi mano, juguetona, se colaba por debajo de la capa, acariciaba cada parte de su piel y se acercaba peligrosamente a su cálida entrepierna.


Konan movió una de sus manos para intentar, sin esfuerzo, apartarse de mi. La agarré inmovilizando su cuerpo con la presión del mío y sujetando su mano rebelde con la mía libre. No quería dejarla escapar, pero tampoco era mi intención forzarla a nada. No caería tan bajo como para obligar a una mujer a que satisfaga mis deseos sexuales.


-Konan, si quieres irte no te obligaré a quedarte. - Dije mirándola a los ojos seriamente. - Pero si te quedas...haré contigo lo que yo deseé.


-Pero es que Pain...no puedo. - Por mucho que se negara era evidente que lo deseaba tanto como yo. - Si él se enterara le decepcionaría.


-Te he dicho que soy muy discreto. - Introduje mi mano entre sus piernas agarrando por completo su intimidad.


-Con las misiones. - Susurró. - ¿Soy una misión para ti?


-Eres mi compañera, eso te convierte en parte de mis misiones. - Posé mis labios sobre los suyos, invadiendo su boca con mi lengua, explorándola.


-Dime Konan. - Me detuve a preguntar. - ¿Qué quieres hacer?


Podía percibir su excitación. Temblorosa en mis manos, empapándome, su cara sonrojada y su boca entreabierta. No importaba la respuesta, sabía que deseaba hacer conmigo lo que yo anhelaba hacer con ella.


-No tienes de que preocuparte, no soy una persona que cuente su vida ni lo que hace.- Aclaré intentando calmarla. - No importa lo que me respondas, siento tu respuesta en mi mano.


Introduje dos dedos en su interior, notando su humedad y el calor que desprendía. Su cara angelical, sonrojada y excitada no hacía mas que hacer crecer mi deseo y excitación. Mi entrepierna se estaba volviendo loca, deseando liberarse y adentrarse en ella. Cogi la mano de aquella mujer que me había hecho perder la razón por un momento y la llevé a mi masculinidad. Observé en su cara la sorpresa, mas no me hizo esperar y metió la mano entre la ropa. Solté un suspiro de placer al sentir su piel sobre mi miembro y las ganas de arrancarle la capa y poseerla contra la pared crecieron.


No me hizo falta su respuesta, es más no me respondió, simplemente se dejó hacer y cada una de mis caricias me las devolvía sin dudarlo. Necesitaba esto, sentirme así después de tanto tiempo sin recibir una muestra de cariño. Aunque yo no amaba a Konan, esa palabra no entraba ya en mi vida, pero necesitaba sexo y perderme en el placer del momento.


Abrió las piernas permitiéndome acceso directo a ella. La capa nos impedía disfrutar de piel con piel y la liberé de ese obstáculo. Quedando completamente desnuda a mi merced, delante de mi. No me lo pensé y cogí uno de sus pezones con mi boca, chupando y succionando mientras acariciaba su cuerpo. Se quejó cuando me aparté y me sentí complacido al ver su decepción por pararme. Me quité la camiseta y acarició mi torso desnudo, reemplazando sus dedos por besos, lamiendo mi pecho con entusiasmo, haciendo que enloqueciera y me evadiera del mundo por un momento.


Un ruido nos alertó, haciendo perder toda la magia de nuestro romance, llamaron a la puerta y ambos nos quedamos en silencio sin saber como reaccionar.


-¿Itachi? - Nuestras caras se descolocaron al escuchar la voz de Pain al otro lado de la puerta. - Tengo que hablar contigo.


Miré a Konan, sabíamos que el momento se había roto y que con él, nuestra posibilidad de acostarnos se había esfumado. Maldecí a su dios por esta intromisión y me aparté de ella.


-Un momento, líder.


Le di la capa y me coloqué la mía. Nuestras caras revelaban que algo había sido interrumpido y estabamos de mal humor. Pero mantener la compostura es algo que se me da bastante bien. Cerré los ojos respiré y mi cara cambió. De Konan sin embargo no podía decir lo mismo. Tenía los ojos llorosos y la cara enrojecida, Pain se daría cuenta que algo raro pasaba en esa habitación.


Abrí la puerta y me encontré a Pain con su pose seria y malhumorada como de costumbre.


-¿Konan? - Preguntó confundido. - ¿Qué estás haciendo tú aquí?, se suponía que estabas dormida.


-He venido a hablar de la misión de hoy con Itachi, ¿Verdad? - Me miró a la cara y yo asentí, complice de esa mentira a medias.


-¿Hay algo que no me hayáis contado? - Pain estaba empezando a sospechar algo, maldita Konan.


-Itachi, deberías decírselo o lo haré yo. - Por un momento pensé en la estúpida idea de que la chica largara todo lo que, minutos antes, habíamos experimentado.


-Es tu obligación contárselo, Konan. - Dije tranquilamente, retándola a que dijera lo que quisiera decir.


-¿Qué está pasando aquí? - Cogió a Konan del brazo. - ¿Konan?


-Itachi, no está acostumbrado a ir en pareja con nadie. Prefiere ir solo. - Dijo finalmente. - No creo que sea buena idea que yo vaya con él.


-¿Es eso cierto, Itachi?


-Se podría decir que estoy acostumbrado a estar solo. - Añadí intentando ayudar en su excusa. - Pero siempre viene bien una buena compañia. Y una ayuda en combate, a veces, puede ser necesaria.


Maldita sea, no debería haber soltado eso así como así.


-En cualquier caso, Konan seguirá acompañándote, ya buscaremos otro compañero para ti. - Ella cerró los ojos y asintió.- Ángel, vete a dormir, es tarde.


Observé como un ser como Pain sentía verdadera devoción y dulzura por aquella mujer. Posó sus labios en la frente de Konan y la guió hacía la puerta, dejándonos solos a mi y el líder.


En cualquier caso seguía teniendo a Konan de compañera, claro que todo sería diferente a partir de ahora por una noche que ni siquiera, realmente, disfrutamos.


-Itachi, ¿Me tomas por idiota? - No se por qué pero la pregunta no me pilló por sorpresa. - Se que algo pasa con Konan. La conozco desde que era una niña, se que no está bien.


-Simplemente está aún algo aturdida por lo del veneno. No le daría importancia. Cree que fue culpa suya.


-¿Qué opinas tu, sinceramente?


-Creo que, al estar con alguien que no eres tú, esta algo desconcertada. No confia en mi como en ti, como es lógico. Y que la hayan envenenado de una manera tan...- intentaba buscar la palabra adecuada. - impropia de alguien de su nivel, la tiene decaída y sinceramente, humillada por ello.


-¿Crees que Konan es un estorbo para ti, Itachi?


-En absoluto. - Le miré a los ojos con decisión. - Es una gran kunoichi y una gran compañera.


-Konan es un miembro muy importante en la organización, si hay algo que deba saber de ella te exijo que me informes inmediatamente. No pienso mandar a mi ángel a ninguna misión que pueda resultarle perjudicial para ella.


-De acuerdo líder. - Hice un gesto de respeto.


-No es un secreto que Konan y yo estamos muy unidos. Verla en un estado poco agradable podría enfurecerme. - Agarró el pomo de mi habitación y me echó una última mirada. - Nos vemos mañana para el informe de la próxima misión.


-Avisaré a Konan a primera hora. - Comenté intentando aparentar normalidad.


-No te preocupes Itachi, eso es cosa mía, iré hablar con ella ahora mismo. Descansa para mañana.


Salió de mi habitación y me quedé maldiciendo en mi interior toda esta absurda situación. Mi deslíz con Konan no había pasado a mayores, para colmo Pain por poco nos pilla y para culminar ahora iba hablar con ella y no se hasta que punto Konan podrá aguantarse las ganas de hablar. Me sentía frustrado sexualmente, después de dar un paso que tanto me había costado y que no iba para nada conmigo.


Pensé en controlar a Konan para que no abriera la boca.

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