[DBZ] Mi nueva Vida +18 Vegeta & Bulma Capítulo 6 ¿Falsas esperanzas?



Capítulo 6
¿Falsas esperanzas?
  • - Son tonterías mamá. - Me intento levantar de la cama completamente ofendida. - Vegeta vive aquí, es lógico que pregunte por él.
  • - Cariño, no tienes que fingir conmigo. Soy tu madre y te conozco, sé cuando estás enamorada de verdad o no.
Mi madre llevaba razón. Yo no quería a Yamcha, simplemente sentía un cariño por él que estaba muriendo poco a poco. Pero con Vegeta era distinto, ¿De verdad me estaba enamorando de Vegeta?, me sentía tan bien cuando él estaba cerca, cuando hablaba o discutía conmigo...

  • - Bulma, tienes que descansar ahora. Más tarde hablamos, si quieres, de tus sentimientos hacía él.
  • - ¿Crees qué estoy enamorada de él, mamá? - Pregunté mirando mis manos nerviosa. - ¿De verdad lo crees?
  • - Hija. - Me cogió mis manos y me obligó a mirarla a los ojos. - Mi intuición de madre me dice que Vegeta para ti es mas importante de lo que todos creemos.
  • - Pero...¿Y si así fuera mamá? ¿Qué futuro me esperaría con él? - ¿Por qué pensaba en eso ahora? - ¿Sería capaz de enamorarse de mi?
  • - Le estás dando muchas vueltas, y ahora necesitas descansar.
  • - He dejado a Yamcha.
  • - Lo imaginaba cielo... - Me acaricia el pelo mientras me coge de la mano. - Todo sucede por alguna razón, quizás tu destino no estaba escrito en el mismo papel que el de él.

Con las palabras de mi madre me quedé pensando en lo vivido los últimos días. El bebé volvió a mí y se me encogió el corazón al pensar en el aborto. Me daba pena, un dolor terrible saber que una parte de mi había muerto en mi interior, pero por otro lado... Era una atadura a Yamcha que no quería tener, sobre todo ahora. Puede que mi madre tenga razón, que las cosas pasan por algo, y que ese bebé... Meneo la cabeza, es horrible pensar así ¡¿Cómo puedo pensar algo así?! ¿Tanto detesto a Yamcha? ¿Tan grande es mi desprecio hasta él?... No puedo perdonarle... Lo siento.

Escucho ruidos a mi alrededor, me siento dolorida, incómoda... Abro los ojos despacio, molestándome por la luz que hay en la habitación, y veo a Vegeta junto a mi madre, al lado de mi cama.

No entiendo que hace aquí, sólo puedo observar con humor que Vegeta tiene los ojos cerrados mientras mi madre está dándole las gracias por ayudarme. Percibo entonces un cierto rubor en las mejillas del príncipe y cuando mira hacía a mi le sonrío. Retira la cara con desgana, como molesto, y se va dejando a mi madre con la palabra en la boca.

Mi madre le sigue mientras le sigue hablando, yo me quedo sola en la habitación y me incorporo en la cama. Definitivamente estoy mucho mejor, aunque aún me duele todo. Con cuidado, me levanto de la cama y me pongo las zapatillas. Bajo por la escalera, despacio, y me encuentro en el salón a solas con Vegeta.

  • - Vegeta... - Me parece escuchar un quejido de su parte, pues no suelta palabra alguna. Aún así prosigo. - Quería... quería darte las gracias por lo que has hecho por mí.
  • - No lo hice por ti, mujer. - Me dice secamente, dejando mi ánimo por los suelos de una sola pasada. - Ese payaso me estaba poniendo enfermo, no sé que le ves.
  • - Nada. Por eso le he dejado. - Advierto la sorpresa en su cara y una mueca, nunca antes vista en él, se dibuja en su cara. - ¿Ha venido?
  • - No soy tu secretaria y mucho menos voy a estar pendiente de si viene ese inútil o no.
  • - Tengo que hablar con él sobre mi embarazo. - Le digo intentando pinchar un poco, esperando ver alguna emoción que me desvele algo.
  • - ¿Estás embarazada de ese impresentable? - Y entonces sonrío... su frente tiene una vena que sólo cuando se enfada, se muestra. - ¿Estás loca?
  • - ¿Estás celoso, Vegeta? - Me acerco despacio hasta estar a escasos centímetros de su cara, casi puedo sentir su aliento golpeando en mí boca.
  • - ¿Celoso? ¿Yo? Estás loca mujer. - Gira la cara mientras veo su entrecejo fruncido. - Celoso... Como si a mí me importara lo que hacéis él y tú. Humanos insignificantes.

Se va cuchicheando hasta la cocina, dejándome con una risa de imbécil al darme cuenta que se ha molestado al pensar en un bebé entre él y yo.
Mi alegría se esfuma cuando pienso en que debo contarle a Yamcha que he perdido a nuestro hijo. Un embarazo del que yo no tenía ni idea, pero que él, debe saber.

Me armo de valor para marcar su número y quedar con él. Cuando le tengo delante, recuerdo las palabras de mi madre y niego con la cabeza.

  • - Siento que hayamos terminado así, Yamcha. - Digo sinceramente, lo más tranquila que puedo. - Pero debo contarte algo.
  • - Yo también lo siento, Bulma. Me alegra ver que estás mejor. - Sonríe tristemente. - ¿De qué se trata?
  • - Estaba embarazada. - Suelto sin más. Y veo que la noticia le cae como un jarro de agua fría. - He perdido el bebé.
  • - ¿Lo sabías?
  • - No. No tenía ni la mas mínima idea.
  • - Podemos volver a intentarlo... - Me sugiere. Puedo darme cuenta de que la noticia de un bebé le da exactamente igual. No sé por qué me sorprende. - Ese bebé era una señal de que debemos estar juntos.
  • - Te equivocas. - Le freno antes de que volvamos a cometer el error de reconciliarnos, como siempre. - Es precisamente la perdida de este bebé lo que me ha demostrado que no estamos hechos para estar juntos.
  • - Pero Bulma...
  • - Déjame hablar, Yamcha. Por favor. - Suplico intentando no terminar en una estúpida conversación tirándonos los trastos a la cabeza. - Lo siento, pero no te quiero. Tu a mí tampoco... Nos unía un simple sentimiento de cariño, que aún permanece por mí parte, pero no teníamos ni amor ni pasión.
  • - Yo te quiero Bulma...
  • - Cuando quieres a una persona no te vas con otra, Yamcha. Tú siempre estás con una y otra, engañándome, haciéndome creer que me quieres. Sin embargo nunca eres capaz de guardarme respeto. Ahora eres libre, puedes ir con la que te apetezca sin ataduras.
  • - ¿En qué lugar nos deja esto, Bulma? - Pregunta apenado. Sé que realmente lo está.
  • - Amigos... Si aún quieres. - Cojo su mano. - Pero nada más.

Asiente. En el fondo esperaba él esto tanto como yo. Sin embargo ninguno tenía el valor necesario para plantar cara a todo esto. Ahora soy consciente de la realidad, puedo ver mas allá de lo que mis ojos se negaban a ver. Puedo comprender que una relación como esta no me llevaba a ningún lado, algo que sabia, pero no aceptaba para poder dejarle. Ahora si... Con tristeza le abrazo, recordando aquellos buenos momentos vividos a su lado. No puedo evitar soltar una lágrima cuando mi abrazo es devuelto por él. Siento su calor y un sentimiento de añoranza envuelve mi cuerpo. Reconfortante, pero como amigo.

Ya no siento rabia, ni ira...ni odio. Sólo siento pena por lo que fue y no pudo ser. Sólo nos queda recordar esta relación con un sentimiento bonito, y que perdure con una buena amistad. ¿Será posible?

  • - Vaya... Así que aún tengo que verle la cara a este payaso. - Me suelto de Yamcha cuando escucho la voz de Vegeta. No comprendo por que me siento como si le estuviese traicionando.
  • - ¡Vegeta! - Reacciono sorprendida. - ¿Qué haces aquí?
  • - Vengo a pedir de comer, mujer. Tengo que seguir entrenando.

Rezo para que una nueva discusión entre Yamcha y él no tenga lugar. Como si Kamisama me escuchara, Vegeta se da la vuelta y sale del salón. Hablo con Yamcha que está extrañado por la actuación de él y quedamos en dejar las cosas como están, pese a tener ganas de pelearse con el príncipe. "Iluso".

Mientras estoy en la cocina preparando la comida, entra el guerrero que me está robando el corazón y se sienta sin mediar palabra. Percibo en su cara la molestia que siente, aunque no ubico la razón. ¿Quizás fue por Yamcha? Dudo tener esa suerte de que fuera así.

Aún siento ligeros dolores en el vientre, que cuando se me pasa el efecto de los calmantes, empieza a molestar. Cuando estoy sirviendo el plato a Vegeta siento un pinchazo en mi interior y por acto reflejo llevo mi mano ahí.

  • - Ese niño será tan molesto como su padre. - Susurra por lo bajo.
  • - ¿Cómo dices? - Me intento aguantar la sonrisa que está a punto de salir.
  • - ¿Ya te está dando problemas el hijo de ese impresentable?
  • - No, Vegeta. - Suspiro y agarro su mano colocándola sobre mi vientre. - Aquí ya no hay nada.
  • - No entiendo, mujer. - Y se aparte bruscamente de mí. - ¿Qué te crees que haces?
  • - He perdido al bebé. Sufrí un aborto... - Miro a su cara, buscando una señal que me de esperanza. - No hay nada que me ate a Yamcha.

Sólo obtengo un amago de sonrisa por su parte, casi imperceptible, y ni siquiera me mira, sólo se pone a comer. Mi corazón acelerado se destroza poco a poco al comprender, que Vegeta nunca será mío.

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