Sometida al placer +18 Capítulo 9
Capítulo 9
Cuando entro en la consulta del Dr. Amerson siento una terrible nostalgía que me acongoja el pecho. La época en la que pasé gran parte de mis días aquí resurge en mi mente y mi corazón, acuchillándome desde dentro.
Fue, con diferencia, la peor etapa de mi vida y el mayor dolor que pude soportar. Reviviendo día a día cada una de las pesadillas que me atormentaban de los abusos de mi padre. El dolor de mi madre ante la creencia, que le costaba aceptar, de que su marido estuviese haciéndome algo así.
Sé que Amerson va a exprimir cada gota de mi alma corrompida por los recuerdos, lo sé. Aunque sólo haya venido a tener una pequeña charla para desahogarme con él, terminará sacando a relucir todo lo que me cohibe.
Cuando estoy sentada en el gran sillón de cuero blanco, observo como la habitación está tal cual la recordaba. La gran estancia era armoniosa. Paredes en un tono crema claro, tonalidades pasteles que daban tranquilidad, y cada pared tenía un gran cuadro sobre un animal o la naturaleza. Al fondo estaba su escritorio donde tenía una gran pila de papeles amontonados. Pensé en que el Dr Amerson aún seguía teniendo gran éxito a pesar de los años. Con una sonrisa agradable me preguntó si quería tomar algo. El trato conmigo siempre era diferente a los de los demás pacientes, después de todo, siempre había estado al corriente de mi situación tan difícil y él medió cuando iban a quitarle a mi madre la custodia sobre mi. Ella nunca tubo culpa, actuó como una gran madre, sin embargo cuando yo le insinuaba algo ella nunca creía en esa posibilidad y se echaba a llorar. En aquél momento yo veía enfado, sin embargo ahora comprendo que aquello era la impotencia de no poder creer que el amor de tu vida estaba dañando lo que más querías. Tu hija.
- - Bueno, Alma. - Comenzó cuando se sentó a mi lado tendiéndome una taza de té. Mi favorito desde que era pequeña. - ¿Qué ocurre?
- - Doctor Amerson... - Sabía que lo que le diría no le pillaría por sorpresa. - He vuelto a tener pesadillas con él.
- - Es lógico. Aquello fue algo muy grave, Alma, es normal que aún, inconscientemente, sigas sopesando el trauma. - Bebió un trago de su taza. Era como siempre. - Pero sé que no has venido sólo por eso.
- - Andy... Ha vuelto. Ha intentado... forzarme, otra vez.
- - Verás, soy consciente del por qué no quieres denunciarle, pero ten en cuenta que no puedes vivir así.
- - Pero no puedo pensar en que mamá sufra más.
- - Hace dos días vi a Alyssa. Está bien. Ella va mejorando y lleva ya un periodo de tiempo que ni se autolesiona ni ha intentado quitarse la vida.
- - La echo de menos. - Y mucho. Me pesaba no verla tanto como debería. - Quiero ir a verla con Jake.
- - ¿Por qué no venís las dos a terapia? Así podríamos ver el nivel de aceptación que tiene ella delante de ti sobre el tema. Sería un paso para poder denunciar a ese ex novio tuyo.
- - Podría funcionar... - Me quedé pensativa mirando a la lejanía de la habitación unos pequeños marcos situados sobre la chimenea de piedra. - Necesito más recetas de bromazepam.
- - Buena forma de desvíar el tema, Alma. - Se levantó para ir hasta su escritorio. - ¿Por qué crees que aún las necesitas?
- - Tengo pesadillas, ya se lo he dicho. Si no las tomo me es imposible dormir.
- - ¿Hay algo más? ¿Dependencia tal vez?
- - Intento no tomarlas, pero sin ellas me es imposible dormir decente o tranquila. Siempre que duermo sin ellas tengo recuerdos o pesadillas que me torturan.
- - Te conozco desde que tenías 7 años – Sabía por donde iba a ir, tanto él como yo nos conocíamos demasiado. - se que me ocultas algo.
- - Es que... es algo... raro. - No pude evitar acordarme de mis sueños.
- - No voy a asustarme cariño, cuéntame que ocurre.
- - Cuando tomo pastillas... tengo sueños... sueños eróticos.
- - Ya veo... - Se quedó pensativo. - No es tan raro como crees, Alma.
- - ¿No?
- - Has sufrido abusos sexuales, ese hecho te impide tener relaciones con normalidad, con las pastillas tu mente descansa de tal forma que tus deseos toman forma propia en tu mente.
- - Pero es alguien que no conozco. No recuerdo a esa persona, pero siento total confianza y plenitud.
- - Te sorprendería saber que hay mucha gente que experimenta sueños con un desconocido sin pasar por el infierno que tu pasaste.
- - ¿Y qué quiere decir?
- - Nada. No tiene por qué significar algo. Hay sueños que simplemente nos dejan la mente libre, soltando todo lo que despiertos no podemos, ya sea por ideales, moral, culpabilidad o traumas.
- - Sólo es con las pastillas.
- - Sólo es cuando descansas plenamente. - Me da una receta con las pastillas. - Y ahora, hablame del trabajo, ¿Qué tal va?
- - Iba bien, hasta que Andy es mi compañero.
- - Ya veo. He ahí tu visita.
Durante toda la consulta, Amerson anota en su libreta todo lo que le cuento, está atento, comunicativo y por alguna razón, me siento libre hablando con él. Me trata con cariño... es como el abuelo que nunca tuve y que echaba en falta en mi vida. Toda la charla se reduce a Andy, y en el hecho de que debo denunciarle para alejarme de él, pero el pensamiento de mi madre pesa en mi conciencia más que el plomo.
Alguien interrumpe llamando a la puerta y Amerson hace una pausa disculpándose. Cuando abre, una mujer de edad similar entra con una bandeja con pastas y nuevas tazas de té. Deduzco que es su mujer por la familiaridad con la que le sonríe. No la conocía hasta ahora, o si la había visto no me acordaba. Cuando acudía a la consulta del Dr. Amerson siempre era en un centro. No fue hasta hace meses, que trasladó su consulta aquí, a su casa.
Mientras ellos hablaban y me dedicaba una mirada adorable su esposa, me fui a mirar los marcos de la chimenea que antes llamaron mi atención. Casi todas las fotografías eran de niños pequeños, supuse que sus nietos. Caí en la cuenta de que nunca había hablado de su familia, y desconocía si tenía hijos. Quizás esos niños eran otras familiares. Una foto llamó mi atención, un hombre de aspecto frío, moreno, serio y ojos muy muy oscuros resaltaba en una de las fotos. Tragué saliva mientras observaba con detenimiento como aquel hombre que me estaba despertando algo en mi interior, era el chico con el que llevaba semanas soñando.
- - ¡Alma! - Salí de mi ensoñamiento al escuchar al Dr. llamarme. - ¿Te encuentras bien?
- - ¿Quién es? ... - Logré decir.
- - Ah, es mi hijo.
- - ¿Su hijo?
- - Sí. - Sonrió orgulloso. - Lo adopté cuando trabajaba para los de asuntos sociales. Es adoptado, Alma, igual que tu. Hace meses que no sé nada de él.
- - ¿He coincidido alguna vez con él?
- - No lo sé.. Es posible. ¿Ocurre algo?
- - No... es sólo que me suena. Sólo eso.
- - Bueno, ¿Por donde ibámos?
- - La verdad Dr Amerson, es que se me ha hecho muy tarde, debo irme.
- - ¿Ya? ¿Seguro qué te encuentras bien?
- - Sí, seguro. - Intenté sonar convencida.- Tendré en cuenta su propuesta de venir con mamá. Muchas gracias Dr Amerson.
Salí de la consulta aún consternada por aquello. ¿Qué sentido tenía soñar con ese hombre? Ahora era más raro aún. ¿Por qué iba a soñar con el hijo de mi psicólogo? Esto era cada vez más raro, si cabe.
Llamo a Jake para contarle parte de lo que he hablado con Amerson, pero no me contesta las llamadas. Así que voy directamente a casa y cuando abro la puerta, la escena me provoca un dejavú.
Una rubia, a la que no logro verle la cara, está abrazada a Jake.
- - Mierda. - La descomposición de Jake me confunde... ¿Cuándo le molesta que yo le pille con alguien? - Alma, te lo puedo explicar.
- - ¿Explicar qué...? - Cuando le veo el rostro entiendo su temor. - ¿Qué cojones?
- - Hola, Alma.
- - ¿Jake? ¿Me puedes explicar que coño hace ella aquí?
- - Tiene algo que decirnos... Y no va a gustarte.
- - Nada que venga de ella me puede gustar. ¿Te diviertes intentando joderme la vida?
- - Tu me la jodiste hace mucho tiempo, "hermanita".
- - Hace mucho tiempo que nuestro parentesco murió, Trish. ¿Qué quieres de mi? ¿No te basta con traer a Andy hasta mi vida?
- - No se de que me hablas, pero si me dejas explicar lo que he venido a decirte puede que llegues a alguna conclusión.
- - No veo que puede interesarme de ti. ¿Te llevas a Andy nuevamente contigo? Me harías un gran favor. - Grito furiosa, no sé si con Trish, con Jake o conmigo misma por permitir que esté en mi casa. - Espero que tengas una buena razón para haberla dejado entrar, Jake.
- - Creeme, la tiene. - Jake agacha la cabeza, preocupándome por las posibles razones de que ella esté aquí.
Al fin entré en el salón, cerrando la puerta tras de mi, mientras dejaba mis cosas en la mesa cerca de la ventana. Fui a la cocina a por la botella de ron. Nada que viniera de Trish podría ser algo bueno, y demasiado estresante había sido mi día, mi semana y mis últimos meses. Necesitaba alcohol para ahogar las penas, pero como siempre me pasaba, las muy hijas de puta nadaban en él.
Bueno, interesante. Ya veremos qué es lo que quiere Trish, mientras que se confirman los abusos a través por medio de hablar con el Dr. Amerson ese,
ResponderEliminarJake no me gusta, ese no es trigo limpio, te lo digo yo.