Sometida al placer Capítulo 5 +18
Capítulo 5
Me miro al espejo y observo con tristeza en lo que me estoy convirtiendo en los últimos días. La presión a la que me veo sometida con temas amorosos, está reviviendo en mis pesadillas, mis peores temores. No puedo apartarlas de mi...
Acaricio mi pelo ondulado frente al espejo, sin apartar la vista de mis ojos...observo como la luz que tenían hace meses se ha esfumado, dejando una sombra vacía que cobra vida mientras duermo.
Me lavo la cara y me preparo, pese a todo, debo ir a trabajar. Lo único bueno que tengo en mi vida, aparte de Jake, es mis prácticas, mi trabajo y mis planes de futuro.
Salgo de la habitación y veo a Jake frente la mesa del comedor con unos sobres en la mano. Cuando me acerco me sonríe, me extiende una de las cartas y lo miro extrañada. Aún no ha pasado el cartero, no comprendo nada... Si fuesen de ayer me lo habría dado anoche.
- Me los ha dado Lisa. - Me aclara como si hubiese leído mi mente. - Ayer la trajo el cartero, pero no había nadie aquí, así que Lisa firmó por ti, como siempre.
- ¿De quién es? - Me detengo buscando el remitente mientras cojo la taza de café que he preparado mi amigo. - No tiene remitente, Jake.
- Ábrela, ¿a qué estás esperando?
Extrañada y cohibida abro el sobre sin dejar de preguntarme quien podría ser. La agonía se apodera de mi pecho y siento como se estremece mi interior al leer las letras escritas en el papel. Jake se da cuenta de que el color abandona mi cara y me agarra el brazo preocupado.
- - ¿Qué ocurre? - Me intenta llevar a la silla mientras me quita la taza de las manos. - Alma, vamos... ¿sabes quien es?
- - Él... - Logro decir mientras trago saliva, intentando buscar humedad en mi boca que se ha quedado seca de la impresión.
- ¿Él? ¿Quién Barry? - Confuso coge el papel de mi mano que se escurre como si fuese seda entre mis dedos. - Mierda...
No podía creerlo. Después de este tiempo nuevamente siento el pánico recorriendo mi cuerpo. Me mudé aquí buscando empezar nuevamente, acallando secretos que jamás pensé revelar por mi bien. Ahora me encuentro en el punto de partida con este maldito papel. Asustada sin saber en que momento, alguien llamará a la puerta y me pondrá al borde del llanto, del miedo, de la desesperación como meses atrás pasó. Tras un largo tiempo, inmenso para mi, he logrado conseguir parte de una estabilidad que merezco, y que, con mucho pesar, me quieren volver a arrebatar.
No lo puedo creer, quiero pensar que es una pesadilla en la que me he visto envuelta nuevamente, pero la cara de pena de Jake y de frustración me revela que no, que esto es tan real como que estoy viva.
- ¿Cómo, Jake? - Trago saliva sin dejar de mirar a un punto perdido de la habitación. - ¿Cómo demonios sabe que vivo aquí?
- No lo sé, Alma. - Pero examino su rostro, por que su voz me resulta culpable, y me avecino a preguntar.
- Jake... ¿Me estás diciendo la verdad? ¿Hay algo que no sepa?
- Sólo hay una persona que nos haya podido ver y sepa donde vivimos... Alguien que, muy a nuestro pesar, mantenía una relación con él...
Y arrastrando las palabras niega con la cabeza, mordiéndose el labio conteniendo el nombre que amenaza con salir de su boca. Entonces caigo en ella y ambos nos miramos para decir...
- ¡Trish!
Sólo ella me odia lo suficiente como para hacerme algo así. Resoplo, trasformando mi miedo en una ira que, muy pronto, va a eclosionar con alguien.
- Venga, cálmate cielo. - Me agarra por la muñeca y me abraza. - Todo saldrá bien... Podemos con esto, Alma.
- Estoy cansada, Jake. ¿Por qué? Ahora que había logrado salir de esa vida, que estaba intentando salir del agujero en el que ellos me metieron... Es mala, destructiva... Me sigue odiando por ello.
- Vamos, no le des mas vueltas, de nada servirá. - Me besa la frente y me acaricia el pelo. - ¿Estás mejor hoy?
- ¿Cómo estarlo?
- Me refiero a lo de anoche. - Me aparta y me agarra por los hombros para mirarme a la cara. - Alma, no puedes pedirme siempre que me quede en mi habitación esperando que se vayan tus conquistas. Me duele tener que dejarte sola pidiendo que por favor se vayan.
- No quiero involucrarte más.
- Eso es imposible cariño. Sabes que soy parte de ti, como tu de mí. No hay nada que se nos pase del otro.
- Te agradezco que esperaras a que se fuera.
- No se si la próxima vez podré hacerlo.
Se separa de mi y me vuelve a dar el café, me lo bebo de un trago sin saborear, sólo por que la cara que ha puesto Jake ante mi negativa iba a desembocar una discusión por no desayunar. Hago caso evitando mas drama a mi vida hoy.
Guardo la carta en mi bolso, sólo para no olvidarme de lo que tengo encima nuevamente y para seguir atormentándome. He descubierto en los últimos años que soy muy masoca y que me gusta hacerme daño a mi misma y dejar que me lo hagan. Jake prefiere decirme que soy gilipollas y que tengo que espabilar.
Resoplo echando una última ojeada a mi cara y mi pelo en el espejo de la entrada, justo donde cojo las llaves de casa para salir a trabajar. Tengo los ojos hinchados de llorar, estoy pálida y definitivamente, necesito cambiar el rumbo de mi vida, otra vez.
Lanzo un beso a Jake desde la puerta y me voy cagando leches al Hospital.
Cuando me subo al coche, escucho mi móvil. A estas horas sólo espero una urgencia del trabajo o una llamada de Jake. Lo cojo sin mirar y al no obtener respuesta miro la pantalla... El temor se apodera de mi nuevamente cuando veo un número desconocido.
Tengo una paranoia enorme desde que recibí la carta y cualquier cosa ahora me hace sospechar que sea él.
Sin dejar de pensar en lo acontecido en el par de horas que llevo levantada, me dirijo a mi trabajo cohibida por todo lo que me ronda la cabeza.
El aparcamiento está solitario, apenas hay un par de coches que conozco, y el entorno sigue oscurecido por la hora que es. No puedo evitarlo y se me pone la piel de gallina ante la soledad que me hace compañía. Camino lo mas rápido que puedo hasta la entrada y me encuentro con Josh ahí, que me saluda como cada mañana, dándome un respiro en mi agonía y alegrándome un poquito.
- Que raro, ¿tu puntual? - Pregunta sonriendo, llevándose, de forma cómica, las manos a la cabeza. ¿ Te has caído de la cama?
- Oh déjate de bromas, estoy teniendo una mañana horrible.
- ¡Si acaba de empezar! - Me agarra del brazo. - Anda ven, que tenemos reunión para el nuevo.
- ¿Nuevo?
- ¿Nadie te lo ha dicho? - Al ver mi negativa continúa. - Anunciaron hace días que iba a venir alguien nuevo, pero que nos darían mas detalles hoy.
- Me resulta raro...¿Un anuncio por eso?
- Es alguien en prácticas como nosotros. Parece que siempre lo hacen, nos avisan y nos reagrupan o algo así... Vamos, ya veremos que ocurren, sabes que Alicia es muy histérica si llegamos tarde.
Voy a la sala de enfermeras y me pongo el uniforme. Guardo mis cosas en la taquilla y cierro con mi combinación. Me reúno con Josh en la puerta y vamos hacía la reunión que hay organizada por la directora en el salón de la planta baja del Hospital. Al entrar veo a varios de mis compañeros allí, entre ellos enfermeros, auxiliares y algunos médicos. Todos en prácticas, menos el que acompaña a Alicia.
Tras una charla que dura casi una hora de lo mas aburrida, siento que mi cuerpo está apunto de abandonarme. Pero despierto sofocada cuando escucho un carpetazo en mi cara que me hace abrir los ojos de par en par.
- ¿Le aburro señorita Labtec? - Veo dos ojos furiosos e histéricos mirándome acusadores.
- Lo siento. - Me pongo erguida en el asiento y trago saliva. - Discúlpeme, he pasado muy mala noche y...
- ¿Tengo cara de que me importe? - Se da la vuelta y se va. - Aquí se viene a trabajar y aprender, si quiere dormir quédese en su casa.
Siento que mi cara está más roja que la sangre que corre por mis venas y el aire ha abandonado mis pulmones y no sé donde está. Me siento incapaz de respirar y estoy muy avergonzada de sentir todos los ojos de la sala clavándose en mí.
- Ha terminado la reunión. - Escucho finalmente mientras me levanto para irme. - Labtec.
- ¿Si? - Pregunto nerviosa.
- A partir de ahora serás residente de otro nuevo enfermero.
- ¿Y qué ocurre con...
- Se hará cargo de Josh. La próxima semana tendrás que estar a cargo de Dom Fisher.
- No lo he oído nunca.
- Nos han avisado esta mañana. ¿Algún problema?
- No, no... Ninguno.
- Pues vamos, que hay trabajo que hacer.
Cuando salgo aún pienso en esa mierda de explicación que me ha dado la maldita directora. No hay ni un sólo miembro de este Hospital que sienta aprecio por ella o que no tenga ganas de ahogarla con el fonendoscopio. Siempre está amargada en este Hospital... ¡Joder, parece que vive aquí! Siempre se hace cargo de todo, incluso lo que no le debería corresponder a ella por ser la Directora, y sin embargo aquí está, sembrando el miedo entre los pobres estudiantes.
Me acerco a Josh y cuando está Alicia lo bastante lejos de nosotros nos miramos. Como si nos entendiéramos salimos de allí vamos a la cafetería. Hablamos sobre todo lo acontecido en la reunión. Claro todo me refiero lo que yo escuché mientras estaba despierta. Ninguno comprende este cambio repentino ni el secretismo, con el que hablan, de todo esto.
Cuando llega la hora del almuerzo me voy a la sala de enfermeras y me echo un rato en el sillón. No me apetece comer la verdad, tengo mas afán por descansar un poco después de la mala noche que he pasado.
Estoy tumbada en el sofá de la habitación mientras sostengo en mis manos la carta que me atormenta. Siento como la puerta se abre y levanto mis ojos del papel, quedándome pasmada al ver a entrar al chico de mis sueños en la estancia.
Se acerca a mi, me incorporo y escondo el papel entre mis manos. No puedo hablar, estoy en una nube mirando al chico que me tiene loca. Observo como se acerca a mi y antes de poder reaccionar se pone a mi lado, con su mano sobre mi muslo. Trago saliva, nerviosa, inquieta... Excitándome sin querer al sentir su tacto en mi pierna.
- -Alma... - Susurra en mi oído cuando se acerca más a mí. - Te estaba buscando.
- ¿Quién eres? - Arrastro mis palabras intentando sostener mi voluntad.
- Qué importa eso cuando estoy aquí.
Me empuja hacía atrás, me quedo sin saber que decir o hacer. Frente ami, entre mis piernas, me agarra ambos muslos y me abre para él. No se como me deshace del pantalón, dejando mis braguitas rosas de encaje al descubierto.
Excitada, avergonzada y sin voluntad sobre mi cuerpo me dejo llevar, permitiendo que este hombre me arrastre a la locura.
Acerca su boca a mi muslo y empieza a besarme, lamiendo y deleitándose en mi piel desnuda. Sube despacio, incrementando una tortura que no soy capaz de rechazar. La sangre, el cuerpo, los nervios me hierven y quiero gritar, suplicando que siga y que vaya más allá.
Pero no lo hago, ni el tampoco. Sigue con su camino hacía mi locura agarrando mis bragas y bajándolas despacio, pudiendo sentir todo su tacto en mí.
- - Más, ábrelas más.
No sé por qué le hago caso. Por que me cuesta tan poco dejarle acceder a mi, sin oponerme a nada, sin que me cueste resistirme, le tengo ahí. Arrodillado mientras su boca se aproxima a mi sexo y su lengua me acaricia haciendo soltar un gemido.
Le agarro la cabeza, acariciando su pelo con mis manos y enroscando mis piernas en su cuello. No quiero que se escape de ahí, deseo que siga, correrme para él como cada noche que pasa conmigo. Me arqueo, gimo, suplico y pido más. Mucho más. Introduce dos dedos en mi, que entran con facilidad por lo empapada que estoy. Entra y sale, restregando sus dedos impregnados de mi, en el centro de mi deseo, haciéndome temblar y convulsionar al tacto, mientras mi cuerpo busca desesperadamente correrse. Empujo su cabeza contra mi, mientras muevo mis caderas buscando mas placer en su lengua y sus dedos.
Casi al borde del orgasmo, sintiéndolo crecer en mi se aparta.
- -Alma...
- -No...no
- -Vamos...
Abro los ojos muy a mi pesar para darme cuenta de que había sido un sueño, y que me había dormido con la carta en la mano.
Veo a Josh intrigado por el papel que sostengo con tanto interés. Pero hago caso omiso y me levanto, guardando la carta en el bolso para irme a casa de una maldita vez.
- -¿Alma, estás bien?
- -Si, sólo era una pesadilla.
Salgo por la puerta poniendo mala cara y maldiciendo la mierda de día que llevo hoy, ¿Podría ir peor? . Genial, ahora no sólo soy una frustrada en mi vida sexual... ahora también en sueños. Empiezo a echar de menos al psicólogo.
Sabía que iba a ser un sueño, lo sabía, pero qué bien narrado jajajaja. Creí que iba alguien a despertarla y encontrársela gimiendo en sueños con la mano enterrada ahí abajo jaaajajajajajajajjaa. Hubiese sido un puntazo, aunque solo fuese el amigo el que la encontrase xD
ResponderEliminarMe ha gustado, a ver quién es el nuevo enfermero que la tendrá en su cargo.